Los espa?oles salen a ganar
Optimismo en la selecci¨®n nacional en v¨ªsperas del Mundial de fondo en carretera
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La euforia, el optimismo, la ambici¨®n crecieron en la Vuelta m¨¢s espa?ola hasta inflarse como un globo. La ausencia de un l¨ªder definido, propiciada tambi¨¦n por la lesi¨®n de Abraham Olano, dio a la selecci¨®n espa?ola un aire de rep¨²blica autogestionaria en la que todos, los 12, corredores se sienten capaces de ser hoy el mejor del mundo. Casi todos han pedido galones de mando y a casi todos se los ha dado el seleccionador, Francisco Antequera. Tal es el aire de optimismo que uno de los pocos veteranos de la selecci¨®n advert¨ªa: "A ver qu¨¦ pasa aqu¨ª; a ver si ninguno va a querer trabajar cuando haya un corte, o as¨ª".Mauri, Rubiera, Heras, Garc¨ªa Acosta, Odriozola, ?lvaro Gonz¨¢lez de Galdeano... Media docena de corredores que sue?an con ganar hoy el Mundial de fondo en carretera, con vestir toda la pr¨®xima temporada el maillot arcoiris, con dar un salto gigantesco en su carrera. Corredores que entre todos, exceptuando a Mauri, y en toda su vida de profesionales habr¨¢n ganado media docena de pruebas. Ninguno de ellos ha ganado siquiera una prueba de la Copa del Mundo, pocos han ganado siquiera una etapa en una gran ronda. Pero aspiran a todo. A sabiendas de que hay por ah¨ª unos monstruos italianos, o unos fan¨¢ticos holandeses. Son ambiciosos. Tienen a su favor la buena forma con que han terminado la Vuelta. Pero que recuerden: ganar el Mundial no es f¨¢cil; tampoco es una loter¨ªa para la que hay que comprar papeletas. Si no, el ciclismo espa?ol podr¨ªa lucir alg¨²n campe¨®n del mundo m¨¢s que el solitario Olano de 1995. Y aun as¨ª.... Pese a que en el equipo falten los tres que ocuparon el podio de la Vuelta (Olano, Escart¨ªn, Jim¨¦nez), los que hay, aquellos que trabajaron para que ellos ganaran la prueba, se saben la nueva generaci¨®n, el nuevo ciclismo espa?ol. Y el optimismo no se lo borran ni el fr¨ªo, ni la lluvia, ni el viento que azotan Valkenburgo, circunstancias que en otras ocasiones les habr¨ªan quitado las ganas siquiera de salir a correr. Hasta se oye una canci¨®n por los pasillos del hotel: "que llueva, que llueva, que as¨ª gana Rubiera". A lo que el asturiano, con los pies en el suelo, responde: "Eso de que bajo la lluvia soy imbatible es un mito".
No oyen a la raz¨®n que pregunta: ?qui¨¦n de vosotros, acostumbrados a las faenas de equipier, poco acostumbrados a pensar por vuestra cuenta, qui¨¦n de vosotros tiene el olfato de un ganador, ese sexto sentido que avisa que el corte que se est¨¢ produciendo ah¨ª mismo, delante de vuestras narices, es el bueno? (Un respeto a Txente Garc¨ªa Acosta: el navarro del Banesto cogi¨® dos escapadas en el ¨²ltimo Tour y las dos llegaron a meta. En la Vuelta de 1997 cogi¨® un corte y gan¨® en la cima del Naranco). Y en el caso de tenerla, ?qui¨¦n de entre vosotros puede competir con, por ejemplo, Bartoli, o Tchmil, o Sorensen, o Armstrong, corredores que saben cu¨¢ndo hay que escaparse y que son veloces, tienen fuerza para demarrar en los repechos, tienen su picard¨ªa a la hora de jugarse la victoria o son incansables a la hora de tirar relevos que sacan de rueda al que va con ellos? Y encima no son frioleros. Pero est¨¢ el recorrido. 258 kil¨®metros. Una carrera de fondo. 15 vueltas a un circuito de 17,2 kil¨®metros. Dos repechos de cerca de un kil¨®metro, el Bamelenberg y el Cauberg, 12% a dos kil¨®metros de la meta. Se coge "a bal¨®n parado", en expresi¨®n de Jos¨¦ Ram¨®n Uriarte, despu¨¦s de una curva cerrada a izquierdas que obligar¨¢ a todos a frenar y a impulsarse de cero. Qu¨¦ cansancio. Qu¨¦ miedo con el asfalto mojado, y la pintura de los aficionados y el aceite que sueltan los camiones formando una pel¨ªcula deslizante. Qu¨¦ Mundial.
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