Una vida dif¨ªcil
Tommie Smith y John Carlos fueron expulsados de los Juegos dos d¨ªas despu¨¦s de su acci¨®n de protesta. El estadounidense Avery Brundage, presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional y hombre conocido por sus ideas segregacionistas, exigi¨® al Comit¨¦ de Estados Unidos la expulsi¨®n de los dos velocistas. Varios de sus compa?eros protestaron por la decisi¨®n. Bob Beamon, campe¨®n en salto de longitud, se descalz¨® en la ceremonia de entrega de medallas. Lee Evans, Larry James y Ron Freeman (los tres primeros en la final de 400 metros) lucieron boinas negras. Pero la suerte de Smith y Carlos estaba echada. Su vida qued¨® marcada por aquellos acontecimientos.Smith vive actualmente en Los ?ngeles, donde ejerce como entrenador en un peque?o centro educativo de Santa M¨®nica. Durante 30 a?os fue tratado como un paria, a pesar de su inmenso legado como atleta y del reconocimiento que recibi¨® de estrellas como Edwin Moses.
Despu¨¦s de los Juegos, Smith, que contaba 23 a?os, abandon¨® el atletismo y se enrol¨® en los Bengals de Cincinatti. Permaneci¨® en el equipo durante tres a?os, siempre en el grupo de suplentes. Posteriormente intent¨® hacer alguna fortuna en el proyecto de atletismo profesional que se gener¨® a principios de los a?os 70. Pero Smith no era el mismo atleta que dominaba como ning¨²n otro los 200 y 400 metros.
Durante seis a?os dio clases de sociolog¨ªa y entren¨® en la peque?a universidad de Oberlin (Ohio). Los ¨²ltimos 19 a?os los ha dedicado a la ense?anza en Santa M¨®nica, alejado de la fama, sin apenas conceder entrevistas, tan introvertido como en su juventud, a pesar de las muestras de afecto y los homenajes que ha recibido durante el ¨²ltimo a?o.
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