La inmigraci¨®n: problema social o problem¨¢tica pol¨ªtica
Las migraciones han sido una constante a lo largo de la historia. El crecimiento demogr¨¢fico, el cambio tecnol¨®gico, los conflictos ¨¦tnicos y pol¨ªticos, y las guerras se han visto siempre acompa?ados de movimientos de poblaci¨®n. En los ¨²ltimos siglos se han desarrollado procesos sociales, pol¨ªticos y tecnol¨®gicos fundamentales -colonialismo y neocolonialismo, industrializaci¨®n, emergencia de los Estados-naci¨®n, econom¨ªa de mercado capitalista- dif¨ªciles de entender al margen de los movimientos masivos de poblaci¨®n que han provocado o que los han acompa?ado. La "novedad" con respecto a movimientos anteriores a los actuales es que hoy es posible "medir", por tanto, prever y predecir, hasta cierto punto, la magnitud del fen¨®meno: en 1991, por ejemplo, el 77% de la poblaci¨®n mundial se concentraba en los pa¨ªses del sur; a cambio, seg¨²n el Plan de las Naciones Unidas para el Desarrollo, s¨®lo recib¨ªa el 15% de la riqueza mundial. Las consecuencias de esta situaci¨®n son meridianamente claras para el equilibrio demogr¨¢fico, socioecon¨®mico y pol¨ªtico de los pr¨®ximos decenios. Entre otras razones, y no la menos importante, porque las diferencias entre el norte y el sur en cuanto a esperanza de vida, de evoluci¨®n demogr¨¢fica, de estructuraci¨®n econ¨®mica, de calidad de vida, y de estabilidad pol¨ªtica, forzar¨¢ a una parte de los ciudadanos de los pa¨ªses m¨¢s pobres a buscar mejores oportunidades de vida en aquellos pa¨ªses que se las ofrezcan. Pero contrariamente a lo que se piensa, los mayores desplazamientos de poblaci¨®n se producen de sur a sur; s¨®lo una peque?a porci¨®n de la poblaci¨®n mundial se constituye en objeto de nuestras atenciones, convirti¨¦ndose en "inmigrantes" procedentes de "pa¨ªses subdesarrollados" hacia "pa¨ªses desarrollados". La globalizaci¨®n parece ser el t¨¦rmino que mejor define a los actuales flujos migratorios ya que afectan a los cinco continentes, tanto en su faceta migratoria en sentido estricto, de car¨¢cter laboral o econ¨®mico, como los producidos por motivos ideol¨®gicos, pol¨ªticos, religiosos o b¨¦licos. En los pa¨ªses m¨¢s desarrollados, la exacerbaci¨®n del p¨¢nico social frente a la migraci¨®n se traduce en actitudes de prevenci¨®n administrativo-pol¨ªtica frente al extranjero inmigrante y dan lugar a concepciones y planteamientos de actuaci¨®n tales como la determinaci¨®n y la fijaci¨®n del llamado "umbral de tolerancia" migratoria, la definici¨®n de la migraci¨®n como amenaza a la estabilidad social del Estado, el planteamiento fronterizo como salvaguarda de la fortaleza nacional y la exaltaci¨®n de la homogeneidad cultural como condici¨®n ideal de convivencia social. La Ley de Extranjer¨ªa establece, entre otras cosas, las condiciones necesarias para poder residir y trabajar en Espa?a. Impide, por tanto, la entrada incontrolada de inmigrantes en nuestro territorio. La prohibici¨®n, el control y la expulsi¨®n son el caldo de cultivo de formas organizadas de contravenir lo prohibido, eludir el control y evitar la expulsi¨®n. Las mafias que trafican con inmigrantes, como las que lo hacen con drogas, etc¨¦tera, operan porque existen leyes que prohiben su libre circulaci¨®n. Cuando el dedo se?ala la luna, dice un proverbio chino, el tonto mira el dedo. La opini¨®n p¨²blica espa?ola se ha ido acostumbrando a ver en estas mafias que operan a un lado y otro del Estrecho de Gibraltar la causa principal de las muertes que se producen peri¨®dicamente. ?Es necesario decir que las mafias no tendr¨ªan raz¨®n de existir en ausencia de la Ley de Extranjer¨ªa? La preocupaci¨®n del ciudadano espa?ol deber¨ªa centrarse m¨¢s en los efectos discriminatorios de una pol¨ªtica de extranjer¨ªa cicatera y represiva, y exigir de las autoridades espa?olas medidas contra las distintas formas de marginaci¨®n que se desarrollan a lo largo del continuo integraci¨®n/exclusi¨®n social: en el ¨¢mbito de la salud, de la educaci¨®n, del trabajo, y, sobre todo, en el ¨¢mbito jur¨ªdico. Con la participaci¨®n de todo tipo de administraciones, sobre todo las locales; con el concurso de asociaciones, movimientos sociales y ONGs y con el decidido principio de que es posible la convivencia en una sociedad mestiza -as¨ª ha sido la mayor parte de la historia de la especie humana-, podremos aventurarnos en la elaboraci¨®n de pol¨ªticas sociales que se planteen la atenci¨®n a inmigrantes extranjeros no como ciudadanos de segunda clase (no ciudadanos), sino como personas con id¨¦nticos derechos a aquellos ciudadanos con los que convive y con los que trabaja.
Francisco Javier Garc¨ªa Casta?o y Antol¨ªn Granados Mart¨ªnez son miembros del Laboratorio de Estudios Interculturales de la Universidad de Granada, y directores del curso Pol¨ªticas sociales, intervenci¨®n social e inmigraci¨®n, celebrado en la Universidad Internacional de Andaluc¨ªa Antonio Machado, de Baeza (Ja¨¦n).
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