Una tierra cansada
Se cumplen tres meses de los incendios de julio. En su epicentro, entre las sierras de Castelltallat y de Pin¨®s, los p¨¢jaros est¨¢n de regreso y han aparecido las primeras pinceladas de verde, los medios de comunicaci¨®n se fueron y el eco de las pol¨¦micas se va apagando, y sus habitantes han recuperado el c¨ªclico ritmo de la vida rural, dispuestos a no abandonar estas tierras gastadas y cansadas. 1. El camino hacia la tierra quemada est¨¢ plagado de se?ales. Antes de llegar a El Pont de Vilomara, el recuerdo de los incendios de 1994. Las tierras arcillosas que al mostrarse entre la negrura de los ¨¢rboles calcinados trazaban r¨ªos de sangre, est¨¢n ahora coloreadas del verde triste del bajo bosque. Al dejar el Eje Transversal por la salida de Aguilar de Segarra, a la derecha queda la estaci¨®n. All¨ª cerca, demasiado cerca, de unos cables de alta tensi¨®n empez¨® todo este pasado verano, el 18 de julio por m¨¢s pesadilla. A la izquierda, una pincelada negra asoma por la colina, como advirtiendo del panorama que espera al girar la curva. De frente viene un cami¨®n cargado de negros troncos, que brillan como si estuvieran esmaltados, a punto para el rito funerario. Toda tragedia tiene su duelo. He tenido la sensaci¨®n de cruzarme con el furg¨®n mortuorio, de llegar en el momento en que ya se llevaban al difunto. Fugaz impresi¨®n: se abre ante mis ojos un paisaje uniforme de ¨¢rboles carbonizados, interrumpido por los claros que han ido dejando unos pocos le?adores empe?ados en retirar al cuerpo del delito. Troncos largos para madera, troncos cortos para hacer pasta para conglomerado o para papel, un modesto banquete con las migajas de la desolaci¨®n. Las miradas se van arriba. Uno busca desesperadamente una brizna de verde en la copa. Y cuando la encuentra es tan tenue el color que es imposible reconocerle vida. Hay una sombra de muerte sobre este paisaje. Y una terrible certeza: en aquellos lugares donde el fuego pas¨® dos veces, en 1994 y este a?o, la vida tardar¨¢ un par de generaciones en volver. PASA A LA P?GINA 4
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