Cogida grave de Gustavo Mart¨ªn
Gustavo Mart¨ªn: otro novillero herido. En los dos ¨²ltimos festejos de la temporada madrile?a han ca¨ªdo otros tantos novilleros. El d¨ªa 11 fue Alberto Elvira. Ayer, Gustavo Mart¨ªn, que ven¨ªa debutante. Ocurri¨® al dar un natural. El toro se qued¨® un poco en plena embestida, que iba incierta, aguant¨® valiente el torero y sobrevino la cogida. La voltereta, aparatosa de suyo, provoc¨® un ?ay! de consternaci¨®n cuando el torero qued¨® boca abajo, la pierna prendida en el garfio del asta. No era cualquier cosa el asta de aquel novillo. Bizco de cornamenta, la parte alta se presentaba vuelta y astifina. Asta agresiva que infund¨ªa respeto. No se amilan¨® por ello Gustavo Mart¨ªn, que se emple¨® pundonoroso a la ver¨®nica y en la faena de muleta. Tra¨ªa Gustavo Mart¨ªn, zamorano, nuevo en esta plaza, un estilo aflamencado, se podr¨ªa decir agitanado, que recordaba en las hechuras a David Luguillano, en las formas toreras a Rafael de Paula. No demasiado en lo esencial, sin embargo, pues los derechazos iniciales no resultaron inspirados. Se ech¨® la muleta a la izquierda con mayores arrestos y sobrevino el percance.
Eulogios / Mart¨ªn, Vilari?o, Monte
Novillos de Los Eulogios (dos rechazados en el reconocimiento), 1? serio y bien armado, resto discretos de presencia; 2? y 4? de Ortigao Costa, de escaso trap¨ªo. Manejables en general. Gustavo Mart¨ªn, de Zamora, nuevo en esta plaza: cogido al muletear al 1?. David Vilari?o: pinchazo y media delantera; estocada corta muy trasera y rueda de peones; estocada corta ca¨ªda -aviso-, pinchazo y estocada ladeada. Jos¨¦ Montes: pinchazo perdiendo la muleta, pinchazo y media muy trasera; pinchazo hondo, ruedas de peones, estocada trasera ca¨ªda, descabello -aviso- y dos descabellos; pinchazo y estocada. (Silencio en los seis). Enfermer¨ªa: Gustavo Mart¨ªn fue operado de cornada grave, de 20 cent¨ªmetros, en un muslo, que contornea el f¨¦mur. Plaza de Las Ventas, 18 de octubre. Media entrada.
El mano a mano que sigui¨® ya tuvo distinto tono. El mano a mano careci¨® de inter¨¦s. Los novillos no produc¨ªan emoci¨®n, los novilleros no allegaban torer¨ªa. Voluntad de agradar era evidente que s¨ª, pero el arte de torear no est¨¢ hecho s¨®lo de buenos prop¨®sitos.
Los novillos estuvieron siempre por encima de las capacidades de los toreros. Les falt¨® a los dos temple. Pretend¨ªan torear al natural y se ve¨ªan desbordados.
A lo mejor todo es cuesti¨®n de madurez: est¨¢n empezando. David Vilari?o apunt¨® las maneras que el toreo bueno exige y por ello quiz¨¢ consigui¨® ver¨®nicas, derechazos y naturales aislados de estupenda factura. Lances y pases de mando y ce?imiento,aunque, se perd¨ªan en el f¨¢rrago de las destemplanzas. Le sali¨® en tercer lugar un novillo fe¨ªsimo. Comentaban por el tendido que era m¨¢s feo que pegarle a un padre. No sab¨ªan mucho de ganado bovino quienes as¨ª se pronunciaban. El novillo, en realidad -apuntaban los expertos-, sac¨® trap¨ªo de vaca pre?ada y necesitaba el observador buscarle el carn¨¦ de identidad, no fuera a ser que hubieran colado tora por toro. Algunos desconfiados aventuraban que los atributos de toro a lo mejor los llevaba postizos. La gente, y en especial la afici¨®n, c¨®mo es.
La gente en general y la afici¨®n en particular estaban muy disgustados con el trap¨ªo del g¨¦nero bovino. Se o¨ªan voces preguntando si est¨¢bamos en la primera plaza del mundo. Luego, cuando los toreros intentaban dar fiesta a los novillos denostados, las mismas voces preguntaban si les hab¨ªan contratado para hacer afici¨®n.
El fin de temporada transcurr¨ªa lamentable. Lo que suced¨ªa en la llamada primera plaza del mundo ni creaba afici¨®n ni invitaba a volver. No es culpable Jos¨¦ Montes, por supuesto. Le correspondi¨® el peor novillo, un manso que cerr¨® plaza y temporada, y los dem¨¢s tampoco eran como para lanzar cohetes. Adem¨¢s se emple¨® pundonoroso en quites y con la muleta intent¨® cuanto sab¨ªa. Si las suertes le sal¨ªan mal no ser¨ªa descabellado achacarlo al infortunio. Pudo apreciarse, de todas maneras, que imitaba al maestro ido. Y seg¨²n suele suceder en las imitaciones, imitaba lo malo. Por ejemplo, citar fuera-cacho, sacar medio pase y quitarse raudo. Eso s¨ª, poniendo cara de maestro.
Los malos ejemplos han hecho mucho da?o a la fiesta. Por seguir los malos ejemplos muchos novilleros no hacen carrera. Ser¨ªa bueno que toreros aut¨¦nticos -alguno quedar¨¢ entre los retirados- salieran a la palestra y ense?aran qu¨¦ es torear, c¨®mo ha de colocarse uno y vaciar y ligar, para interpretar el toreo verdadero. Muchos se llevar¨ªan una sorpresa. Y algunos ne¨®fitos -e incluso veteranos- al verlo dir¨ªan que a eso no juegan; que si les exigen torear as¨ª, mejor est¨¢n en el andamio. Lo cual, en el fondo, no deja de ser el intr¨ªngulis y el busilis de la burda fiesta que hoy se lleva.
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