"Es posible ense?ar ciencia a todo el mundo"
Luigi Luca Cavalli-Sforza (G¨¦nova, 1922) es bi¨®logo y, desde hace casi tres d¨¦cadas, profesor de Gen¨¦tica en la Universidad de Stanford, en Estados Unidos. Ha investigado sobre el concepto de raza estudiando las diferencias en el ADN para llegar a la conclusi¨®n de que no existen las razas. Ha escrito numerosos libros entre los que destaca Genes, pueblos y lenguas (Cr¨ªtica, 1997), en los que consigue hacer comprensibles sus investigaciones a cualquier persona informada. "Con un poco m¨¢s de tiempo, definiendo lo absolutamente necesario y reduciendo el n¨²mero de t¨¦rminos cient¨ªficos al m¨ªnimo necesario, es posible explicar ciencia a todo el mundo", piensa. Este a?o, con motivo de la puesta en marcha de los estudios de Biolog¨ªa, la Universidad Pompeu Fabra (UPF), de Barcelona, lo invit¨® a impartir la lecci¨®n inaugural del curso.
Pregunta. Usted es un cient¨ªfico, pero sus libros tienen una evidente calidad literaria y est¨¢n llenos de referencias culturales, hist¨®ricas y antropol¨®gicas.
Respuesta. Yo recib¨ª una educaci¨®n cl¨¢sica en secundaria. Despu¨¦s decid¨ª estudiar Medicina y me di cuenta de que no ten¨ªa ni idea de Matem¨¢ticas y tuve que estudiar. La base de mi educaci¨®n hab¨ªa sido el lat¨ªn. Durante ocho a?os fue lo m¨¢s importante de todo lo que ten¨ªa que aprender. Ahora me doy cuenta de que no estuvo tan mal, porque aunque me hubiera ayudado aprender un poco de Matem¨¢ticas, lo que de verdad era importante era el esfuerzo que pon¨ªamos en ello. El lat¨ªn era lo ¨²nico realmente dif¨ªcil; era nuestra oportunidad de resolver problemas complejos. Traducir lat¨ªn es muy dif¨ªcil por la variedad de estilos, lo que planteaba problemas fant¨¢sticos. El lat¨ªn tiene, adem¨¢s, el componente l¨®gico. Es una lengua tremendamente l¨®gica.
P. ?Qu¨¦ ha supuesto esta educaci¨®n en su carrera cient¨ªfica?
R. Globalmente no es tan importante aprender seg¨²n qu¨¦ cosas. No creo que la ciencia sea diferente de otras disciplinas. Exige tan s¨®lo una serie de prerrequisitos; el primero es que hay que ajustarse a la l¨®gica, algo que uno no tiene que hacer si escribe poes¨ªa; al contrario, hay que usar la imaginaci¨®n. En segundo lugar hay que aprender las trampas del idioma. El lenguaje est¨¢ lleno de ambig¨¹edades. Desde mi punto de vista, ¨¦ste es el mayor problema, que se extiende tambi¨¦n a las relaciones humanas, porque no nos entendemos unos con otros.
P. En sus libros, cuando introduce un concepto, dedica mucho espacio a delimitarlo.
R. Me satisface esta observaci¨®n, porque es deliberado. Si no lo hiciera as¨ª no conseguir¨ªa explicarme. Como le dije, la ciencia no es tan diferente a lo dem¨¢s, pero hay otra raz¨®n por la que puede parecer dif¨ªcil y es que los cient¨ªficos usan habitualmente una cantidad ingente de terminolog¨ªa que, supuestamente, les facilita las cosas y los hace algo m¨¢s precisos, pero que imposibilita el acceso a quien no est¨¢ familiarizado con estos t¨¦rminos. Lo cierto, sin embargo, es que con un poco m¨¢s de tiempo, definiendo lo absolutamente necesario y reduciendo el n¨²mero de t¨¦rminos cient¨ªficos al m¨ªnimo necesario, es posible explicar ciencia a todo el mundo. Es cierto que hay cosas muy dif¨ªciles que necesitan un cierto nivel de conocimientos, pero creo que es posible explicar la ciencia. Los cient¨ªficos tienen, adem¨¢s, otro problema y es que no se les ense?a claridad. Cuando ya se lleva un tiempo en este negocio uno se da cuenta de que esto, incluso, puede ser deliberado: no explican las cosas claras para que no sean entendidas. As¨ª que hay dos prerrequisitos para explicar la ciencia: uno es entenderla bien, lo que no siempre ocurre, y el otro es evitar la terminolog¨ªa hasta donde es posible. Bajo estas condiciones la ciencia puede ser explicada.
P. ?Cu¨¢l es la relaci¨®n hoy d¨ªa entre ciencia y filosof¨ªa?
R. Una gran parte de los fil¨®sofos de nuestro tiempo est¨¢n interesados en filosof¨ªa de la ciencia, en la historia de la ciencia, pero encuentran muy dif¨ªcil hacer filosof¨ªa. Por otro lado, los fil¨®sofos han estado en la ciencia desde los tiempos m¨¢s remotos. Hac¨ªan ciencia. Arist¨®teles, por ejemplo, escribi¨® los fundamentos de la ciencia. Lo cierto es que cuando intent¨® hacer los fundamentos de la f¨ªsica se equivoc¨® completamente porque usaba una aproximaci¨®n equivocada; una aproximaci¨®n intelectual cuando hubiera tenido que acercarse a la ciencia con criterios emp¨ªricos. Un error muy serio.
P. Ense?a en EE UU, pero mantiene una gran relaci¨®n con Europa. ?Puede usted comparar los dos sistemas educativos?
R. Me sorprendi¨® la primera vez que fui a una universidad norteamericana. All¨ª el profesor es mucho m¨¢s libre para utilizar m¨¦todos intuitivos. En Italia, si uno no se ci?e al m¨¢s absoluto formalismo y al programa de la asignatura no es aceptado por el mundo acad¨¦mico. La gran diferencia es que en EE UU no se ense?a en t¨¦rminos enciclop¨¦dicos, nunca se ense?a la totalidad de la materia como se intenta hacer en Europa, se escoge un solo tema y se trata en profundidad. Otra diferencia es que en Europa los estudiantes deben escuchar, no se supone que pregunten cosas en medio de la clase, mientras que a los estudiantes norteamericanos se les ense?a a lo largo de su educaci¨®n a tomar un papel protagonista. Me parece muy bien, me gusta. El resultado final es que en EE UU la gente tiende a especializarse mucho; saben much¨ªsimo sobre muy poco, mientras que en Europa es justo lo contrario, saben muy poco sobre much¨ªsimo.
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