Voto a br¨ªos
Si una bicicleta sale de la ciudad A y otra de la ciudad B, ?por qu¨¦ se llama Fern¨¢ndez el ciclista? ?Qui¨¦n ir¨¢ sentado en la parrilla? ?Tendr¨¢n que ingresar en el Once, como pretende Olano, cuantos no vean claro su futuro? Reconozcamos que las campa?as electorales despiertan morbo. S¨®lo en ellas y gracias a los instructivos debates que provocan se toca a las realidades m¨¢s hondas, s¨®lidas y acuciantes del ser humano. ?Que las bicis no le dicen nada? Tomemos las maletas. Aparte de casos de primera necesidad, es decir cuando se roce de cerca Barajas o se acarreen cincuenta kilos de colombiana, otros tantos de d¨®lares negros o de muerte pavonada con su munici¨®n parabellum, seguro que apenas nadie concede mayor importancia al hecho de hacerlas, deshacerlas, tenerlas reci¨¦n deshechas o qu¨¦ meter dentro. Craso error. Quienes m¨¢s han de tener en cuenta el equipaje son precisamente los m¨¢s despreocupados, porque los prudentes se han hecho due?os ancestralmente de la consigna. Bueno, y del fielato. ?C¨®mo! Hasta de la piel con que se fabrican, las maletas. S¨ª, las maletas traen de calle a todos los candidatos pero podr¨ªan haberles preocupado un poco m¨¢s los maletines, cuya entra?a de dinero suele oler a c¨¢rcel, o las bolsas, fundamentalmente las de pobreza, e incluso las arcas, porque en cuanto se toca a las carreteras y a la Seguridad Social las pretendidamente autodeterminativas no alcanzan y hay que tirar de la billetera de Madrid, dado que, se diga lo que se diga, trae m¨¢s cuenta recibir que dar. Por cierto, ning¨²n sondeo se ha preocupado de los propietarios de los mayores cofres del pa¨ªs, o sea de aqu¨ª; ?con qu¨¦ ojos ven la deriva nacionalista? ?Seguir¨¢n manteniendo sus inversiones u optar¨¢n por sacarlas en valija diplom¨¢tica a trav¨¦s del puesto fronterizo -nunca se dijo mejor- de Elciego? Pues los lemas. Una cata a ciegas -y van tres, pero lo siento, juro que no lleva mis asuntos la se?ora de ning¨²n ciclista- tendr¨ªa problemas para atribuir a sus respectivos propietarios los: "Por un pa¨ªs de todos", "Hacia una naci¨®n progresista para todos", "Euskadi es de todos", "Mirar el futuro est¨¢ en nuestras manos", "La hora de la izquierda" y "Es tiempo de Euskal Herria", cuya rara intercambiabilidad denota o bien que los fabric¨® la misma agencia o bien que ni la imaginaci¨®n ni las ideas sobran en los partidos. A fin de remediar tan gruesa laguna o, mejor dicho, a fin de evitarles el rid¨ªculo de parecer que se han copiado propongo un eslogan h¨ªbrido; ¨²nico, de hecho, con la sana intenci¨®n de subrayar antes la igualdad democr¨¢tica que la desigualdad montaraz, con el empe?o sincero de arrebatar a la apuesta pol¨ªtica el rancio olor a bloque. Rezar¨ªa as¨ª: "Los pa¨ªses, las naciones, Euskadi y Euskal Herria son de todos. Tambi¨¦n el futuro, el tiempo y la izquierda. Por nuestra mano". ?A que queda result¨®n? Reconozc¨¢moslo, a medida que pasan los d¨ªas, y seguramente por aquello de atraerse -o mantener- a los tibios, los discursos de los diferentes l¨ªderes se van pareciendo como gotas de agua. Ya se han perdido hasta las baladronadas de los inicios de campa?a. Resulta francamente chistoso, por no decir repugnante, ver c¨®mo se esgrimen grandes proyectos de pa¨ªs a largo plazo -subrayando con la boca peque?a eso, que se trata de futuribles- s¨®lo para que no confundamos la papeleta con la de al lado. Lo siento, por mucho que se agiten los clarines del Juicio Final, aqu¨ª no hay nada que no haya habido: programas uniformes, vacuos y tan pre?ados de perfecci¨®n que cualquiera les ve lo imposible. Pero no tenemos otras. Elecciones, quiero decir. S¨®lo que ya es hora de tenerles en cuenta a unos cuantos la irresponsabilidad. El otro d¨ªa le¨ª en un WC un aviso de los m¨¢s sensato: "Por favor, dejen los ba?os como les gustar¨ªa encontrarlos". Hab¨ªa una pega, bueno, no hab¨ªa jab¨®n. As¨ª que, ante la eventualidad de que el statu quo se perpetuase a menos que alg¨²n usuario m¨¢s previsor y desprendido dejara la pastilla que llevase en el bolso, alguien a?adi¨® a bol¨ªgrafo: me gustar¨ªa encontrar jab¨®n. Y a m¨ª.
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