Cebri¨¢n achaca el retraso de Espa?a en el mundo digital al caos legislativo y al escaso ancho de banda

La sociedad digital es un cambio de civilizaci¨®n; pero Espa?a quedar¨¢ al margen del mismo si no pone orden en el caos legislativo sobre telecomunicaciones y si su red no tiene un suficiente ancho de banda. As¨ª lo expuso ayer Juan Luis Cebri¨¢n, consejero delegado del Grupo PRISA (editor de este peri¨®dico), ante la comisi¨®n del Senado que estudia las nuevas tecnolog¨ªas. El autor del libro La red explic¨® que la sociedad digital ya est¨¢ cambiando la forma de vivir, de trabajar, de vender, de comprar y hasta las relaciones familiares. Sin embargo, en Espa?a, la situaci¨®n de las infraestructuras preocupa m¨¢s que las tarifas de Telef¨®nica. "Los internautas pierden m¨¢s dinero y m¨¢s tiempo por culpa de unas comunicaciones lentas, por un ancho de banda insuficiente, que por las tarifas telef¨®nicas".

La nueva sociedad digital se caracteriza, seg¨²n Cebri¨¢n, por su interactividad y por su globalizaci¨®n, ya que "es la primera revoluci¨®n global que se produce en el mundo; una revoluci¨®n en la que desaparecen las nociones de espacio y tiempo".

Otra caracter¨ªstica es la convergencia de tecnolog¨ªas. Como ejemplo, Cebri¨¢n puso la solicitud de una empresa el¨¦ctrica para dar servicio de Internet a trav¨¦s de sus hilos.

En sus numerosas preguntas,los senadores se interesaron por el riesgo de una mayor bipolarizaci¨®n entre el primer y el tercer mundo y por la democracia electr¨®nica. "En teor¨ªa", contest¨® Cebri¨¢n, "si Internet da acceso a todo el mundo pudiera parecer que la democracia mejora y se ampl¨ªa; pero, por otro lado, ya se sabe que la mitad del tr¨¢fico de Internet es en Estados Unidos, y que ?frica, con la excepci¨®n de Sur¨¢frica, no existe. Espa?a ocupa el puesto 23, el primero de habla latina". Seg¨²n, el consejero delegado de PRISA, "Espa?a debe cambiar de mentalidad. Es lo m¨¢s dif¨ªcil de conseguir. De qu¨¦ vale colocar un ordenador en cada escuela, si no tiene tel¨¦fono".

Para Cebri¨¢n, estos desequilibrios no se corrigen confiando en el mercado. "Es una labor del Estado, instituci¨®n que, por otra parte, en un mundo global, tiende a perder competencias. Bill Gates tiene m¨¢s influencia en China que Bill Clinton, porque sus ordenadores hacen lo que quiera Gates".