Un cascarrabias met¨®dico

Se dice que Fernando Fern¨¢n-G¨®mez tiene un pronto irascible, un humor de perros. Tal vez sea verdad, y la reacci¨®n de ayer parece confirmarlo, pero el resto de la presentaci¨®n del libro dej¨® m¨¢s bien la impresi¨®n contraria. Quiz¨¢ todo sea, entonces, una consecuencia de sus inmensas dotes histri¨®nicas. Se dir¨ªa que el c¨®mico ha adoptado de una forma met¨®dica el papel de cascarrabias, que le encanta representarlo siempre que puede, y que lo hace aplicando un sentido del humor tan sutil que a veces produce el efecto contrario.

Seg¨²n confiesa en estas nuevas memorias, su m¨¦todo de interpretaci¨®n preferido es el Antoine-Stanislavski, que consiste b¨¢sicamente en adoptar la personalidad del personaje todo lo posible y todo el tiempo posible, incluso en la ducha o los descansos entre toma y toma.

Pero el "osado c¨®mico metido en otras camisas" conoce muy bien los peligros del m¨¦todo, y de hecho titula as¨ª uno de los m¨¢s divertidos ep¨ªgrafes de estos nuevos recuerdos. En ¨¦l, cuenta c¨®mo el equipo del rodaje de Los zancos, el filme de Carlos Saura, le consider¨® para siempre jam¨¢s un tipo inaguantable y amargado porque ¨¦l, sencillamente, se pas¨® las cuatro semanas de trabajo metido en el m¨¦todo, subsumido hasta las cejas en un tipo atormentado. Claro que aquel disgusto personal le vali¨® el premio de interpretaci¨®n en el Festival de Venecia.

Incluso Jos¨¦ Luis Borau, que ayer confes¨® que est¨¢ trabajando para que Fern¨¢n-G¨®mez ingrese en la Real Academia Espa?ola, reconoci¨® que nunca hab¨ªa sido muy amigo suyo porque le daba miedo: "Tiene tanto poder de dial¨¦ctica, tanta brillantez, y es tan capaz de saber lo que quiere o¨ªr el otro, que te arrolla".