Ayala defiende la vocaci¨®n y el trabajo fecundo frente a los desaf¨ªos tecnol¨®gicos

Los Premios Pr¨ªncipe de Asturias son "el estimulante ejemplo vivo frente a un mundo desmoralizado, desorientado o ab¨²lico". Lo dijo ayer el escritor, intelectual y acad¨¦mico Francisco Ayala, premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras, durante la ceremonia de entrega por don Felipe de Borb¨®n, en el teatro Campoamor, de Oviedo, de las distinciones que llevan su nombre. El escritor defendi¨® la vocaci¨®n y el trabajo fecundo frente a los desaf¨ªos del progreso tecnol¨®gico. Frente a la asechanza de cuantos riesgos y amenazas se ciernen sobre la humanidad, don Felipe proclam¨® los "valores universales" que inspiran estos galardones, porque "nos refuerzan", dijo, en nuestra vocaci¨®n humanista.

Oviedo volvi¨® a ser ayer tarde la capital de la cultura y la concordia, con la entrega de los Premios Pr¨ªncipe de Asturias, y lo fue m¨¢s que nunca. Porque jam¨¢s, en sus 18 a?os de existencia, hab¨ªa sido tan elevado el n¨²mero de galardonados -19 personalidades-, ni tan amplia la n¨®mina de sus pa¨ªses de procedencia: 13 nacionalidades de cuatro continentes. Ha sido, pues, la edici¨®n de la definitiva universalizaci¨®n de unas distinciones que, en expresi¨®n del Pr¨ªncipe de Asturias, "son s¨ªmbolos de un mundo sin fronteras para la cultura, la libertad y la concordia". La ceremonia de entrega de los galardones -"la gran fiesta de exaltaci¨®n de las mejores virtudes del ser humano", como la defini¨® ayer el presidente de la Fundaci¨®n Pr¨ªncipe de Asturias, Jos¨¦ Ram¨®n ?lvarez Rendueles- se debati¨® entre dos percepciones encontradas: el recuento lacerante de los peligros e incertidumbres que acosan al mundo y el af¨¢n de superarlos y vencerlos. Fue una dial¨¦ctica entre percepciones pesimistas -"la humanidad est¨¢ volviendo a la barbarie en este final de siglo", advirti¨® la comisaria europea Emma Bonino, una de las siete mujeres galardonadas con el Premio de Cooperaci¨®n Internacional- y el convencimiento, m¨¢s esperanzado, de que el "trabajo fecundo", en expresi¨®n de Francisco Ayala, de los ayer galardonados y de cuantos laboran por la cultura, la convivencia, el desarrollo y la dignidad de las personas constituye el m¨¢s certero baluarte frente a lo que el escritor y acad¨¦mico defini¨® como el "estremecedor peligro" que "nos acecha a cada paso y muy de cerca". "No otro", afirm¨®, "es el dilema ante el que hoy nos hallamos: o bien un salto gigantesco hacia una ordenaci¨®n superior de la vida com¨²n sobre el planeta o, si no, su hundimiento catastr¨®fico en el caos".

No es, en todo caso, seg¨²n Ayala, una tarea f¨¢cil la que el intelectual est¨¢ llamado a realizar. "Este mundo de todos ha llegado en nuestros d¨ªas a ser tan complejo, tan cambiante y tan confuso que, a decir verdad, induce a incertidumbre y m¨¢s bien invitar¨ªa a una muda perplejidad".

De ah¨ª que sea tanto m¨¢s necesaria la entrega mod¨¦lica y la labor orientadora, en sus respectivos ¨¢mbitos de actividad, de los ayer galardonados, que "nos llaman", afirm¨® Don Felipe, "a seguir creyendo en los m¨¢s nobles valores del hombre", con sus "esfuerzos, trabajo sensible, inteligencia puesta al servicio de la b¨²squeda de lo ejemplar e ideas que fortalezcan nuestras conciencias".

Ayala, que intervino en representaci¨®n de todos los premiados, fue inquietante y nada complaciente en la constataci¨®n de las zozobras que conmueven al g¨¦nero humano, pero dej¨® abierta la puerta de la esperanza: "Superando las actitudes negativas de quejumbrosas cr¨ªticas, debemos reconocer que los fabulosos progresos aportados por la ciencia a la sociedad, y asumidos por ella, si bien han convulsionado y sumido en desconcierto el orden antes relativamente estable de la cultura, nos procuran sin duda un equipo inapreciable de nuevos recursos, cuya disponibilidad promete al g¨¦nero humano una calidad de vida superior dentro de un mundo unificado, a condici¨®n siempre", advirti¨® el premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras, "de que la humanidad misma sea capaz de manejar en manera sensata y positiva esos formidables instrumentos que el progreso tecnol¨®gico pone en sus manos".

Junto al an¨¢lisis cr¨ªtico del intelectual, en el teatro Campoamor se oy¨® la voz de una luchadora, la italiana Emma Bonino, reclamando una actuaci¨®n decidida en defensa de la dignidad humana. "Contra la tentaci¨®n de volver atr¨¢s", afirm¨® la comisaria europea, "es preciso que los tratados y las convenciones se hagan realidad". "La historia reciente nos ense?a que para cambiar las cosas no basta con redactar tratados internacionales", a?adi¨®. "Trabajamos para que la comunidad internacional y los Estados que la componen pongan en pr¨¢ctica los principios recogidos en la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos".