El AVE y 1714 FRANCESC ARROYO
La decisi¨®n de aplazar la construcci¨®n del AVE hasta Francia es un duro golpe para Catalu?a. Por lo menos, para un proyecto de Catalu?a: el que la contempla como eje central del Mediterr¨¢neo. Eje comercial y de servicios que despega del complejo proyectado en torno a la desembocadura del Llobregat. Recu¨¦rdese el conjunto de obras previstas: el desv¨ªo del r¨ªo, la ampliaci¨®n portuaria y aeroportuaria, la conexi¨®n con una v¨ªa de ancho europeo con el resto de Europa, la conversi¨®n de El Prat en el aeropuerto de una extensa zona que va desde Valencia a Montpellier, desde Zaragoza a Toulouse. Es una vieja aspiraci¨®n de Barcelona abrirse hacia el norte. Hace unos d¨ªas, el Institut d"Estudis Catalans organiz¨® unas sesiones sobre la historia del urbanismo en Catalu?a. Uno de los ponentes explic¨® lo que hab¨ªa significado para Barcelona la construcci¨®n, en 1714, de la Ciutadella: el bloqueo del crecimiento de la ciudad hacia el norte. Las playas que quedaron detr¨¢s permanecieron perdidas para la ciudad hasta 1992. Barcelona creci¨® hacia el sureste y qued¨® abortada su expansi¨®n hacia el norte. La ciudad de 1992, el llamado modelo Barcelona, permiti¨® superar, por primera vez y parec¨ªa que de modo definitivo, el trauma de la Guerra de Sucesi¨®n. Y ah¨ª est¨¢ el AVE, el proyecto del AVE anunciado esta semana por Fomento, como reedici¨®n del Decreto de Nueva Planta que deja en nada la voluntad de crecimiento hacia el norte, de enlace comercial con el resto de Europa. Como ha explicado el alcalde de Barcelona, el AVE con entrada en Sants y sin enlace garantizado con Francia convierte a Barcelona en un ap¨¦ndice de Madrid. La une a la meseta, pero la aleja de Ly¨®n, Par¨ªs y Francfort. El proyecto aplaza el trazado de ancho europeo hasta Francia. Unas v¨ªas por las que deb¨ªan salir las mercanc¨ªas del puerto hacia el norte. Esto ocurre cuando la econom¨ªa catalana se ha transformado potenciando su capacidad exportadora hacia Centroeuropa. Espa?a ya no es una unidad de mercado que diera sentido a los ra¨ªles hacia el sur. Sus empresarios venden m¨¢s all¨¢ de los Pirineos. El Ayuntamiento de Barcelona hizo bandera de todas estas infraestructuras mientras que el Gobierno de la Generalitat se mostraba m¨¢s preocupado por aspectos del pa¨ªs interior. Se dir¨ªa que las fuerzas que reg¨ªan el municipio se presentaban como defensoras del progreso tecnol¨®gico mientras que las que ocupaban el Palau de la Generalitat prefer¨ªan so?ar con el mundo rural. Y de pronto, hace unos meses, destacados dirigentes convergentes, con Jordi Pujol a la cabeza, empezaron a reclamar todas estas infraestructuras como si fueran su estandarte de toda la vida. Un resumen de ello es la exposici¨®n Ara ¨¦s dem¨¤. Parec¨ªa que CiU, convencida de que los pactos con el PP iban a repercutir en miles de obras en Catalu?a, tratara de dejar sin bandera a los socialistas. Pero el PP se ha mostrado como un h¨¢bil negociador, capaz de prometer y no dar trigo. Los a?os pasan y las obras que CiU anunciaba no s¨®lo no se inauguran, sino que ni siquiera se licitan. Pujol empez¨® a quedarse sin discurso. Peor a¨²n: cada vez que CiU lanzaba una promesa, est¨¢ se aguaba, se atascaba, se desdibujaba. Ha pasado con los peajes, rebajados tarde y mal; con el aeropuerto, donde el pacto sobre la tercera pista no se traduce en apenas nada; con el desv¨ªo del Llobregat, que parece hab¨¦rselo llevado el agua; con el AVE, que cuando al fin se presenta no se parece a nada de lo esperado. Mientras, el resto de mundo no espera. G¨¦nova y Marsella celebran que el AVE se convierta en una nueva Ciutadella, una barrera que cercene el camino de Barcelona hacia el norte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.