"Lo m¨¢s dif¨ªcil es cambiar de vida"
Dolores Hurtado, directora de Los Almendros, explica que lo m¨¢s dif¨ªcil para estas mujeres, como para todos los drogodependientes, no es la desintoxicaci¨®n f¨ªsica sino cambiar de vida. Recalca que el objetivo de Los Almendros, con 50 plazas, 25 de ellas reservadas para mujeres en r¨¦gimen de residencia y el resto ambulatorias, no es promover que las toxic¨®manas tengan sus hijos en lugar de abortar. "Yo soy religiosa y si estuviera embarazada creo que no abortar¨ªa, pero esa es una decisi¨®n personal de cada mujer en la que nosotras no nos metemos". "Adem¨¢s aqu¨ª las chicas llegan una vez que han decidido tener el hijo y nuestra tarea es darles apoyo humano y profesional (hay un equipo de m¨¦dicos, psic¨®logos, trabajadores sociales y monitores de talleres) para que logren criarlo en condiciones".?ngeles, una joven de Carabanchel de 27 a?os en la recta final de su embarazo, corrobora las palabras de la directora. Hace tres meses se someti¨® a una desintoxicaci¨®n en el hospital Gregorio Mara?¨®n y no ha vuelto a consumir. "Pero de no ser por el embarazo nunca hubiera hecho este esfuerzo", reconoce esta mujer, hu¨¦rfana desde los ocho a?os, que consum¨ªa casi dos gramos diarios de hero¨ªna y coca¨ªna. "Yo no ten¨ªa que robar ni prostituirme porque traficaba y llegu¨¦ a vender hasta 20 gramos de hero¨ªna en un d¨ªa; dinero no me faltaba", confiesa. "Aunque viv¨ªamos en casas que okup¨¢bamos, sin higiene y comiendo chucher¨ªas".
En Los Almendros est¨¢ cumpliendo su segunda condena por tr¨¢fico de droga, ya que en este centro tambi¨¦n se pueden redimir penas alternativas a la prisi¨®n. "Todo tiene un precio, antes o despu¨¦s acabas entre rejas", reconoce esta mujer con anticuerpos de VIH, que se sabe odiada en su barrio por sus trapicheos. No intenta justificarse, s¨®lo afirma que ha decidido hacer borr¨®n y cuenta nueva porque esa no era vida para un beb¨¦. Bien lo sabe ella, que hace dos a?os tuvo otra hija cuya tutela se la retir¨® la Comunidad y que vive con una familia acogedora.
Ahora espera parir bien y ser capaz, en los dos a?os que dura el programa del centro, de aprender las destrezas precisas para salir adelante. Espera tambi¨¦n que le concedan un r¨¦gimen de visitas a su primera hija. "Despu¨¦s me gustar¨ªa irme a vivir a ?vila con mi ni?o y mi marido, que lleva sin consumir el mismo tiempo que yo y vende en mercadillos".
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