Papelinas o pa?ales
Un centro de Hortaleza cobija a las drogodependientes embarazadas que quieren desintoxicarse
Luisa nunca se hab¨ªa planteado dejar la hero¨ªna. A sus 32 a?os, esta mujer con casi dos d¨¦cadas de adicci¨®n y varias condenas y juicios pendientes por robo y tr¨¢fico de estupefacientes, conoce mejor el mundo de la droga que el de la abstinencia. Pero hace cinco meses una ecograf¨ªa le hizo cambiar de opini¨®n: "Decid¨ª que quer¨ªa tener ese hijo".Para hacer realidad su deseo sin pasar por encima de la felicidad del ni?o es por lo que vive en Los Almendros, el ¨²nico centro p¨²blico de atenci¨®n a drogodependientes de Madrid, y de todo el Estado, que asiste y da cobijo a las toxic¨®manas embarazadas antes y despu¨¦s del parto. Con ella viven, en esta residencia de las monjas adoratrices (91 763 19 18) subvencionada por el Gobierno regional, otras ocho mujeres, seis en estado y dos madres recientes con sus ni?os.
Luisa reconoce que cuando supo que estaba encinta era ya tarde para abortar. Pero cree que tampoco lo hubiera hecho. "El padre del ni?o es gitano y no lo ver¨ªa bien y tampoco yo estaba nada convencida", explica. Lleva d¨ªas regulada con metadona, una sustitutivo opi¨¢ceo que se administra a las drogodependientes embarazadas para que abandonen la adicci¨®n de forma paulatina o la tengan controlada sin sufrir s¨ªndromes de abstinencia perjudiciales en su estado.
Conf¨ªa en que para cuando llegue el parto tenga ya tan rebajada la dosis de esta sustancia que el beb¨¦ no sufra el mono. Despu¨¦s, durante dos a?os, como el resto de sus compa?eras, podr¨¢ seguir viviendo con su hijo en el centro o en pisos tutelados para continuar con las terapias psicosociales y los talleres prelaborales que le ayuden a salir adelante.
Est¨¢ ilusionada pero admite que siente miedo. "Casi no conozco otra cosa que el mundo de la droga y eso pesa, porque aprend¨ª a robar pero nunca he tenido trabajo", afirma con franqueza pero sin perder el ¨¢nimo. Lleva d¨ªas sin saber nada de su marido, tambi¨¦n toxic¨®mano, que est¨¢ preso.
Montse, una vecina del barrio de San Ferm¨ªn (Usera) de 27 a?os, tambi¨¦n ha pasado media vida entre papelinas. Comenz¨® a consumir con 12 a?os y no se hab¨ªa planteado en serio dejarlo hasta ahora. "Me ha decidido saber que espero un ni?o, y que ya estaba harta ", explica.
En su determinaci¨®n cuenta con una importante ayuda, su marido, que nunca ha consumido. "Siempre me ha apoyado", explica esta hija de familia numerosa que vi¨® morir a su padre consumido por el alcohol y a dos de sus hermanos por la hero¨ªna.
A Rosa, de 28 a?os, tambi¨¦n le espera un novio abstinente. "Me conoci¨® siendo ya toxic¨®mana y decidi¨® apostar por m¨ª, me ha llegado a pagar hasta las papelinas para que no robara, pero tampoco su paciencia es infinita y hace meses, cuando acud¨ª a desintoxicarme al Proyecto Hombre, los dos sab¨ªamos que era la ¨²ltima oportunidad", asegura.
Tras aquel tratamiento descubri¨® su embarazo de m¨¢s de cuatro meses. "Como a muchas toxic¨®manas se nos retira el per¨ªodo, no es raro que nos enteremos de que estamos encinta m¨¢s tarde de lo habitual", matiza.
"Yo quer¨ªa ser madre, pero no justo despu¨¦s de haberme quitado, as¨ª que decid¨ª abortar, pero en la cl¨ªnica me hablaron de que exist¨ªan riesgos y cambi¨¦ de idea", a?ade. A veces le pasa por la cabeza lanzarlo todo por la borda. "Pero me toco la tripa y recupero las fuerzas", concluye.
Lourdes no sabe si contar¨¢ con su pareja para sacar adelante a su hijo pero est¨¢ segura de recibir la ayuda de sus padres. "Y no ser¨¢ por lo bien que me he portado con ellos, que hasta les he arruinado un negocio", asegura esta mujer de 29 a?os. "Cuando supe que estaba embarazada, pens¨¦ en abortar pero me disuadi¨® mi novio; ahora soy yo la que tiene claro seguir", explica.
Todav¨ªa recuerda los tres a?os que se pas¨® sin salir de la cama ni para consumir la hero¨ªna y coca¨ªna que le llevaba su novio. "Si no es por mi madre, all¨ª acabo", concluye esta joven que, si por ella fuera, se desenganchar¨ªa a pelo y no paulatinamente, con metadona, como le indican los m¨¦dicos. Todo con tal de evitarle a su hijo el s¨ªndrome de abstinencia.
Quiz¨¢ no sea posible y el ni?o tenga que pasar d¨ªas recuper¨¢ndose en el hospital. Pero ella, como las otras embarazadas del centro, luchan para que ¨¦sa sea la ¨²ltima vez que sus hijos sufran las consecuencias de su pasado.
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