S¨ª, pero resarciendo
Crecen los t¨¦rminos y pol¨¦micas de las divisiones administrativas de la provincia gaditana. Uno, m¨¢s pendiente de la literatura que de otras cosas, no conoce al dedillo por d¨®nde van estos tiros aunque, como cualquier hijo de vecino, tampoco he perdido su hilo sustancial. En Espa?a hay provincias o autonom¨ªas con semejantes problemas, que suelen afectar especialmente a la capital, y m¨¢s cuando preconizan una separaci¨®n de ellas. Caso pintoresco es el de Cartagena, no pocos de cuyos autom¨®viles est¨¢n matriculados en C¨¢diz, cuya sigla CA se identifica con Cartagena y esquiva as¨ª la MU de Murcia, que le corresponder¨ªa. Tenemos una Asturias con un Oviedo y un Gij¨®n casi en paridad demogr¨¢fica, as¨ª como otras comarcas due?as de dos identidades y poderes diferentes. Pero he aqu¨ª que en la provincia de C¨¢diz el caso se triplica: frente a la capital y su Bah¨ªa, el poderoso Jerez, por un lado, y la floreciente Algeciras, piden su parte, y no injustamente. Tal es el caso de la debatida divisi¨®n de las audiencias, a las que han precedido otras no menos peliagudas, como las de las facultades universitarias y cuantas es de esperar vayan cayendo, ya que nadie hace mal en querer m¨¢s y lo mejor para lo suyo. Ahora bien: al margen de intereses egoc¨¦ntricos, han de entrar aqu¨ª dos factores, muy inc¨®modos y deso¨ªdos hoy pero importantes siempre: la ¨¦tica y la justicia. El refranero espa?ol, que tantos obsoletos desprop¨®sitos acapara tambi¨¦n, sigue conservando sin embargo una serie de dichos inderogables: uno es el de que no ha de desnudarse a un santo para vestirse a otro. Me tengo por gaditano hasta las trancas aunque no puede dejar de entender esas reclamaciones jerezanas y algecire?as, si bien lo de la novena provincia campogibraltare?a me parece un disparate. Pero al reparto y paridad de ventajas provinciales debe atenderse, seg¨²n congruente pol¨ªtica de la actual Diputaci¨®n gaditana, con tal, eso s¨ª, de que se resarza a C¨¢diz debidamente. Jerez cuenta con una potente econom¨ªa y una rentabilidad agr¨ªcola de primer orden. A su vez, Algeciras es ya es superpuerto que desde el franquismo se pretendi¨® que fuese, puerta de Europa y ?frica y viceversa, con cuantos puntos negativos cuenta tambi¨¦n esa proximidad. En cambio, los dineros de este viejo puerto de C¨¢diz, aparte de estar lejos de abundancias, y el abandono casi secular de la ciudad que hoy empieza, despacio, a levantar cabeza, se defiende en gran medida con los recursos oficiales, burocr¨¢ticos y universitarios propios de una capital, as¨ª que ¨ªrselos arrebatando a bocaditos o del tir¨®n, es dejarla casi en cueros. C¨¦danse arbitrios y funciones pero que C¨¢diz quede compensada de esas evidentes p¨¦rdidas. Creemos muchos gaditanos que el de Puerto Franco ser¨ªa un enriquecimiento de la ciudad cuya historia mar¨ªtima siempre tuvo ese car¨¢cter y que, como en su m¨¢s ricas ¨¦pocas, tal auge del comercio no iba a disminuir los rasgos culturales y el atractivo que la distingue. La equidad, pues, debe presidir ese reparto de bienes y funciones, y la lucha (sin duda bien dura) de hacer a C¨¢diz Puerto Franco no debe ser abandonada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.