"Babynet"
Si yo fuera ni?o, le escribir¨ªa una carta de agradecimiento al defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Javier Urra, por exponer p¨²blicamente sus reparos (EL PA?S, 22 de octubre) a un presunto proyecto pedag¨®gico patrocinado por la Uni¨®n Europea y experimentado en diversos centros espa?oles, entre ellos una guarder¨ªa de San Sebasti¨¢n de los Reyes. El proyecto Babynet introduce c¨¢maras de v¨ªdeo en las dependencias escolares y ofrece im¨¢genes en vivo y en directo de los ni?os a sus progenitores a trav¨¦s de la red de redes. Pero ni a Urra ni a un servidor nos convence este invento de la guarder¨ªa interactiva, porque como afirma el tribuno de la infancia madrile?a: "El ni?o es un ciudadano y tiene derecho a su intimidad".A los reparos expuestos por el defensor del Menor, responde en la misma p¨¢gina uno de los valedores de Babynet, copropietario de la guarder¨ªa interactiva madrile?a, seg¨²n ¨¦l, este proyecto no constituye una amenaza a la privacidad de los ni?os "que desconocen la existencia de las c¨¢maras", y que, por tanto, no saben que est¨¢n siendo vigilados por ojos invisibles, usados como cobayas inocentes de una pedagog¨ªa de laboratorio. Ni?os que nunca llegar¨¢n a entender por qu¨¦ sus padres est¨¢n al tanto de cu¨¢ntas veces se sacaron los mocos en clase, se dejaron la mitad del bocadillo, o metieron los pies en los charcos durante el recreo. Es posible que gracias a este experimento cient¨ªfico se genere en estos ni?os un supersticioso temor por sus omniscientes progenitores a los que ver¨¢n como dioses celosos o tal vez como demonios incordiantes.
La vigilancia electr¨®nica influir¨¢ tambi¨¦n decisivamente en la tarea de los educadores obligados a actuar de cara a una exigente galer¨ªa de mam¨¢s y pap¨¢s dispuestos a pedir explicaciones ante cualquier presunta injusticia que se cometa con sus reto?os, un grito a destiempo, una rega?ina exagerada, un castigo excesivo o un papirotazo al desgaire pueden convertir en una tragedia la vida de los maestros.
Si Babynet prospera, y es muy factible que lo haga gracias a la demanda hist¨¦rica de padres sobreprotectores y ansiosos, es posible prever que no tarden en aparecer otros nets escolares para diferentes edades y ciclos, proyectos educativos que mantengan el seguimiento electr¨®nico de un individuo desde la guarder¨ªa a la licenciatura universitaria. Si a este paisaje le a?adimos la utilizaci¨®n, ya probada, de c¨¢maras ocultas en calles y plazas para prevenir disturbios y la vigilancia electr¨®nica de edificios y centros de trabajo, el panorama superar¨ªa las mejores expectativas del Gran Hermano previsto por Orwell.
La red de Internet creada para la comunicaci¨®n en libertad y el mejor entendimiento de la raza humana puede atrapar entre sus mallas a muchas v¨ªctimas inocentes, su justificada buena prensa y la extendida veneraci¨®n por las nuevas tecnolog¨ªas, propician que su nombre sea usado como contrase?a y coartada para dar cobertura a experimentos tan dudosos e inquietantes como ¨¦ste.
Durante mis lejanos a?os colegiales cualquier encuentro no programado en el calendario escolar entre padres y profesores, era contemplado por el hijo y alumno como un signo de mal ag¨¹ero. Cualquier intercambio de informaci¨®n sobre comportamientos escolares y familiares sol¨ªa desembocar en un incremento de las medidas represivas en casa y en el colegio. Cuando el prefecto de disciplina dec¨ªa aquello de: "Fulanito, d¨ªgale a sus padres que quiero hablar con ellos". Los compa?eros tembl¨¢bamos.
A?os m¨¢s tarde, la transici¨®n hacia una escuela m¨¢s democr¨¢tica trajo consigo una mayor relevancia de las asociaciones de padres, las apas, hoy ampas, asociaciones de madres y padres tras la correspondiente adecuaci¨®n a lo pol¨ªticamente correcto. La estrecha colaboraci¨®n entre la jerarqu¨ªa parental y la escolar aliment¨® una especie de despotismo ilustrado, "todo para los ni?os, pero sin los ni?os", una dictablanda en la que la comprensi¨®n sustitu¨ªa a la represi¨®n, pero en la que los infantes segu¨ªan siendo estrictamente vigilados y casi siempre marginados de las decisiones importantes. Hoy la ben¨¦vola pero implacable trama se ha perfeccionado, la red estrecha el cerco sobre la infancia desvalida y s¨®lo Urra sale a la palestra para defender tanta intimidad violada.
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