Sara y Richard son "peces"
Dos nadadores paral¨ªticos cerebrales guipuzcoanos est¨¢n en la ¨¦lite mundial de su categor¨ªa
No existe nadie m¨¢s en el mundo que con semejante par¨¢lisis cerebral (grado S2) nade 100 metros en 2 minutos y 51 segundos. S¨®lo puede hacerlo Sara Carracelas, una joven renteriana de 17 a?os reci¨¦n cumplidos. La timidez le aconseja restarse m¨¦ritos, pero la haza?a est¨¢ ah¨ª: el pasado fin de semana logr¨® en Cristchurch (Nueva Zelanda) tres plusmarcas mundiales y tres medallas (dos de oro y una de bronce) en los Campeonatos del Mundo de Nataci¨®n para minusv¨¢lidos. Su compa?ero de equipo Richard Orive marc¨® dos r¨¦cords y se colg¨® cinco medallas (tres de oro y dos de bronce). Ambos son del club Dordoka (Tortuga), que pertenece a la Asociaci¨®n de Par¨¢lisis Cerebral (Aspace) de San Sebasti¨¢n. Son peces, porque as¨ª es como se conocen entre s¨ª los paral¨ªticos cerebrales haciendo uso de las dos iniciales. El caso de Sara tiene mucho m¨¦rito puesto que est¨¢ m¨¢s afectada y empez¨® hace cinco a?os "de casualidad", casi a disgusto. "Hoy no me echan de la piscina ni a tiros", asegura ella para expresar la satisfacci¨®n que le produce la nataci¨®n y sobre todo la competici¨®n. No tiene duda de que "por encima de todo est¨¢n los estudios", pero siempre encuentra un hueco para entrenar a diario en las piscinas municipales de Anoeta (San Sebasti¨¢n) una media de 1.500 metros. Sara Carracelas estuvo en la Paraolimpiada de Atlanta antes de cumplir los 15 a?os y despu¨¦s particip¨® en el Campeonato de Europa. Los ¨¦xitos le persiguen siempre que compite y su entrenadora Julia P¨¦rez pronostica que pasar¨¢ mucho tiempo hasta que nadie logre bajarle del primer escalaf¨®n. "Es una nadadora estupenda y mejor compa?era. Nunca pone pegas a la hora de entrenar y siempre est¨¢ dispuesta a superarse. Si contin¨²a as¨ª conseguir¨¢ todas las metas que se proponga", aventura. Ahora se prepara para la cita ol¨ªmpica de Sidney, en el 2000, donde espera mejorar el 1m. 19s. en la prueba de 50 metros libres y sus 2m. 51s., en los 100 metros libres. En ambos casos ostenta los mejores registros del mundo en su categor¨ªa. El deporte para minusv¨¢lidos est¨¢ ordenado en 10 divisiones. Los deportistas de grado 1 poseen un mayor nivel de afecci¨®n f¨ªsica. Sara Carracelas, que participa en la categor¨ªa S2, es decir con una graduaci¨®n importante de discapacidad f¨ªsica, es un "ejemplo de superaci¨®n y sacrificio", dice su entrenadora, quien al mismo tiempo pone el acento en "la labor de equipo que hacemos los t¨¦cnicos, monitores, nadadores, padres y familiares". Richard Orive, donostiarra de 24 a?os, empez¨® a nadar hace siete. Entonces tambi¨¦n andaba en bici y jugaba como portero de f¨²tbol. Sin embargo, hasta 1994, cuando se puso a las ¨®rdenes de su actual entrenador, I?aki Pagola, no comprob¨® su potencialidad como nadador. Dej¨® la bici y los guantes para centrarse en la piscina. Por las ma?anas trabaja como contable frente a un ordenador en el centro ocupacional de Aspace en San Sebasti¨¢n. Por la tarde, da brazadas durante tres horas y recorre una media de cuatro kil¨®metros. "Es un animal del entrenamiento", proclama su entrenador. "Siempre quiere endurecer la preparaci¨®n hasta terminar derrengado. El problema es frenarle". Dos meses antes del Mundial en Nueva Zelanda, Richard puli¨® la puesta a punto con sesiones de pesas para tensar su musculatura. Ampli¨® las sesiones de nado hasta tres kil¨®metros por la ma?ana y otros tantos por la tarde. Com¨ªa en el restaurante de las instalaciones deportivas y echaba la siesta en una colchoneta junto a la pileta. El resultado fue la consecuci¨®n de tres medallas de oro (dos r¨¦cords del mundo) en 100 y 200 libres y en el 4x50 libres, y dos de bronce, en 50 libres y el 4x50 estilos. Pese al peque?o susto que le sobrevino en la concentraci¨®n previa al Mundial, en C¨¢ceres, donde sufri¨® una sobrecarga en el brazo derecho, el nadador donostiarra logr¨® repetir las cinco medallas que se adjudic¨® en Atlanta. Sara y Richard, a quienes no satisface el apelativo de deportistas de ¨¦lite, tampoco act¨²an como tales pese a que no existe en el Pa¨ªs Vasco ning¨²n deportista que acredite el palmar¨¦s de estos dos nadadores. Est¨¢n condenados al anonimato de un deporte minoritario. Aunque han reforzado su autoestima, porque "se empieza a valorar nuestro sacrificio y el m¨¦rito de los ¨¦xitos".
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