?Los negociadores?

"A nadie le gusta matar, y mucho menos que lo maten". Arnaldo Otegi, el nuevo l¨ªder de la izquierda abertzale, repite una y otra vez -antes, durante y despu¨¦s de la campa?a electoral- que los presos de ETA no lo son por una apuesta personal, sino por un compromiso pol¨ªtico muy dif¨ªcil de asumir. El d¨ªa, mantienen desde el entorno de la organizaci¨®n terrorista, que un joven vasco decide empu?ar un arma y matar sabe que su futuro s¨®lo consiste en la huida permanente, en la c¨¢rcel de por vida, o en la muerte. "Si no queremos", reflexiona Otegi, "que esto se convierta en la guerra de los cien a?os, mejor que mantengamos guardado el libro de los agravios mutuos".Tanto inter¨¦s por los presos -la campa?a electoral de Euskal Herritarok con sus fotograf¨ªas de fondo- no se corresponde sin embargo con el espacio a ellos reservado en la declaraci¨®n de tregua. Ni una l¨ªnea. Ni una menci¨®n a la situaci¨®n de los activistas en prisi¨®n. Ninguna exigencia en favor de ellos. El Gobierno sabe, sin embargo, que son parte fundamental -junto al consuelo de las v¨ªctimas- del proceso hacia la paz definitiva. La actividad en la direcci¨®n general de Instituciones Penitenciarias es fren¨¦tica estos d¨ªas. Aunque en el Ministerio del Interior se tiene asumido que ser¨¢ Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en persona quien tripule las negociaciones con la banda, se intenta ensayar -aunque de momento s¨®lo sobre el papel- las pr¨®ximas medidas a adoptar: ?Trasladar a la Pen¨ªnsula a los 21 terroristas presos en Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla? ?Impulsar la libertad de los 76 presos que tienen cumplidas las tres cuartas partes de la condena? De momento, y a la espera de las instrucciones que deben llegar del Palacio de la Moncloa, se vuelve la vista hacia los terroristas que en otras ocasiones m¨¢s o menos recientes soportaron el peso de las negociaciones o que, por una u otra raz¨®n, son considerados representantes de un colectivo cada vez m¨¢s fragmentado.

Juan Lorenzo Lasa Michelena, Txikierdi, de 43 a?os, est¨¢ considerado el jefe de ETA en las c¨¢rceles. Condenado a 270 a?os de c¨¢rcel por diversos delitos de atentados y asesinatos, se convirti¨®, en marzo de 1997, en el portavoz de sus compa?eros presos ante la comisi¨®n de diputados vascos encabezados por Jos¨¦ Antonio Rubalcaba.

Mercedes Gald¨®s Arsuaga, de 43 a?os, es conocida como una de las terroristas m¨¢s sanguinarias. Condenada por su participaci¨®n en 17 asesinatos y en 25 atentados. Fue una de las tres mujeres -junto a Gloria Rekarte y Bego?a Sagarzazu, ya en libertad- designadas por ETA para negociar. Jos¨¦ Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, Josu Ternera, de 48 a?os, neg¨® en su d¨ªa ante el juez Baltasar Garz¨®n haber sido el jefe de la organizaci¨®n terrorista tras la muerte de Txomin Iturbe. A su larga dedicaci¨®n a la causa terrorista -ya particip¨® en el atentado contra Carrero Blanco- une ahora su condici¨®n de diputado de Euskal Herritarrok por Vizcaya.

Jos¨¦ Ignacio de Juana Chaos, de 43 a?os, est¨¢ considerado tambi¨¦n como uno de los terroristas m¨¢s sanguinarios. Fue condenado junto a sus compa?eros del comando Madrid a 2.232 a?os de c¨¢rcel. Tras los ¨²ltimos asesinatos de ETA escribi¨® cartas en las que ped¨ªa champ¨¢n y langostinos para celebrarlos.

Jos¨¦ Miguel Latasa Getaria, condenado a 477 a?os de c¨¢rcel, es uno de los presos arrepentidos. Se enfrent¨® a la organizaci¨®n al acusar a Gestoras Pro Amnist¨ªa de "controlar y dirigir al colectivo de presos".