800 millones
OCHOCIENTOS MILLONES de ciudadanos pueden sentirse m¨¢s seguros, mejor protegidos contra los abusos de las autoridades que no respeten los derechos humanos. En el marco del Consejo de Europa, y tal como se decidi¨® en 1993, ha entrado en funcionamiento un Tribunal Europeo de Derechos Humanos ¨²nico y con mayores competencias. Cuarenta jueces -uno por cada Estado- y la posibilidad de los ciudadanos de acudir directamente al Tribunal deber¨ªa dar m¨¢s agilidad y eficacia al funcionamiento de esta alta instancia jur¨ªdica, que se ha ido convirtiendo en el ¨²ltimo pelda?o para la defensa de tales derechos b¨¢sicos, una vez agotados los recursos nacionales.Se crea as¨ª un espacio jur¨ªdico de garant¨ªas ¨²nico en la historia por su amplitud y efectividad. Su jurisdicci¨®n cubre 40 pa¨ªses, del Pac¨ªfico al Atl¨¢ntico, del B¨¢ltico al Mediterr¨¢neo, mientras otros cinco Estados han solicitado su ingreso en el Consejo de Europa, convertido en mucho m¨¢s que una antesala de la Uni¨®n Europea: es el armaz¨®n de un derecho continental. Las sentencias del tribunal son de aplicaci¨®n directa, aunque el tribunal no cuente con polic¨ªa para ejecutarlas ni capacidad de anular las sentencias de los ¨®rganos judiciales internos. Es el Comit¨¦ de Ministros del Consejo de Europa el encargado de velar por su aplicaci¨®n, aunque ya no se pronunciar¨¢ sobre el fondo de algunos casos presentados, y los asuntos entre Estados ser¨¢n vistos directamente por el nuevo tribunal. Todo o casi todo este poder queda ahora en manos de los 40 jueces, elegidos por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa.
El nuevo sistema es un reflejo de la nueva Europa de la posguerra fr¨ªa, en la que la democracia ha avanzado de manera espectacular, aunque muchos pa¨ªses a¨²n queden lejos de garantizar verdaderamente estos derechos b¨¢sicos. El Tribunal debe estar preparado para la avalancha de posibles reclamaciones procedentes de los ciudadanos de los pa¨ªses del Este de reciente incorporaci¨®n. El nuevo Tribunal es una contribuci¨®n esencial a la transformaci¨®n de este continente, al reforzamiento de las nuevas democracias y al perfeccionamiento de las que presumen de solera.
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