RTVE: paz, financiera, por democracia
Se equivocan quienes han criticado como un esc¨¢ndalo la retransmisi¨®n prolongada, en exclusiva y con gran despliegue de medios, que RTVE efectu¨® en d¨ªas pasados de la "boda del a?o". Porque esta cobertura no ha sido sino la culminaci¨®n l¨®gica y m¨¢xima, por el momento, de la derivaci¨®n de la radiotelevisi¨®n p¨²blica espa?ola hacia la total y sistem¨¢tica perversi¨®n del concepto de servicio p¨²blico. En el clima general de una programaci¨®n caracterizada por la saturaci¨®n de los temas del coraz¨®n y los sucesos, por las variedades m¨¢s fr¨ªvolas y los reality m¨¢s zafios, por los informativos m¨¢s propagand¨ªsticos y las tertulias m¨¢s capciosas, el matrimonio entre la duquesa y el torero deb¨ªa inevitablemente ocupar un papel estelar.Durante las semanas previas a este magno acontecimiento de "inter¨¦s general", la presentaci¨®n en el Parlamento del proyecto de presupuesto de RTVE para 1999 nos proporcionaba la otra cara de la moneda: unos gastos por encima del coste de la vida que triplicaban a los ingresos previstos, unas p¨¦rdidas que duplicaban a estos ingresos y un d¨¦ficit suplementario de casi 168.000 millones de pesetas, que llevar¨¢ a finales del pr¨®ximo a?o a la deuda acumulada del grupo hasta la impresionante cifra de 765.000 millones de pesetas. En los debates parlamentarios originados y en declaraciones p¨²blicas, el director general del ente ha reiterado el calificativo de "espl¨¦ndido" para el presente y el futuro de la radiotelevisi¨®n p¨²blica.
Ambas caracter¨ªsticas singulares de RTVE, su total quiebra financiera y su absoluta desorientaci¨®n de contenidos, se engloban hoy, sin embargo, en un preciso marco europeo y nacional. En la Uni¨®n Europea en efecto, diversos documentos y acuerdos han subrayado en los ¨²ltimos a?os la necesidad imprescindible de una radiotelevisi¨®n p¨²blica para una sociedad democr¨¢tica, su importancia para el pluralismo, para la cultura y la identidad nacional. Pero la Comisi¨®n Europea, a instancias de las empresas privadas y de los tribunales, tiende a marcar a corto plazo directrices cada vez m¨¢s estrictas para la financiaci¨®n mixta y para las subvenciones estatales, exigiendo la transparencia de la gesti¨®n y la proporcionalidad de la financiaci¨®n con las funciones de servicio p¨²blico. Y ni la actual programaci¨®n de RTVE ni su estrategia dominante de endeudamiento masivo ser¨ªan as¨ª aceptables. Como tampoco lo ser¨¢ su subordinaci¨®n gubernamental frente a las exigencias de la UE de independencia y autonom¨ªa de las radiotelevisiones p¨²blicas, como garant¨ªa efectiva de pluralismo del espacio p¨²blico.
El marco nacional viene determinado por la subcomisi¨®n parlamentaria que intenta desde hace meses llegar al acuerdo de un "nuevo modelo" para la televisi¨®n y la radio p¨²blicas. Despu¨¦s de m¨²ltiples vicisitudes, el Gobierno envi¨® en junio pasado un informe en el que se propugnaba una financiaci¨®n estatal suficiente, la asunci¨®n progresiva de la deuda por el Estado, una limitaci¨®n seria de la financiaci¨®n publicitaria... Tras el alternativo informe del Partido Socialista parec¨ªa finalmente que se daban las bases para un acuerdo fundamental parlamentario y de Estado en torno a RTVE: una radiotelevisi¨®n p¨²blica fuerte y econ¨®micamente estable, con una programaci¨®n diversa de calidad pero no elitista, con estrictas exigencias ¨¦ticas, con claros signos distintivos de servicio p¨²blico y dirigida a todos los ciudadanos. Y, sin embargo, pasan los meses y no hay avances, aunque los representantes del Gobierno en el Parlamento han instado repetidamente a la oposici¨®n a llegar a ese acuerdo r¨¢pidamente y, en todo caso, antes de fin de a?o.
Objetivamente sin embargo, el presupuesto presentado oficialmente por RTVE es absolutamente contradictorio con esos prop¨®sitos. Y no solamente por engordar la deuda a extremos l¨ªmite sino tambi¨¦n por la rid¨ªcula subvenci¨®n estatal solicitada, y por unos objetivos publicitarios que implican el mantenimiento de la m¨¢xima agresividad comercial. Parad¨®jicamente, las declaraciones del director general de RTVE consideran que bajar la financiaci¨®n publicitaria ser¨ªa hacer un favor a las televisiones privadas y no, simplemente, la ocasi¨®n para dar una aut¨¦ntica l¨®gica de servicio p¨²blico a las cadenas que dirige como est¨¢n demostrando Alemania y Francia. Pero tambi¨¦n es contradictorio con todo acuerdo la manipulaci¨®n in crescendo de la informaci¨®n, mientras el director general se limita a proclamar el pluralismo y la independencia de sus informativos y programas contra toda evidencia.
Est¨¢ claro que el pacto parlamentario que garantice el futuro de RTVE s¨®lo tiene una f¨®rmula viable: la de paz y estabilidad financiera a cambio de pluralismo y democracia comunicativos. En primer lugar, porque l¨®gicamente los partidos de la oposici¨®n no van a aceptar un pacto econ¨®mico que mantenga intacta una radiotelevisi¨®n, te¨®ricamente de todos, que les silencia sistem¨¢ticamente cuando no les tergiversa y manipula. En ¨²ltimo t¨¦rmino adem¨¢s, ser¨ªa in¨²til todo plan de viabilidad econ¨®mica que no contemplara una democratizaci¨®n, porque la televisi¨®n -y m¨¢s a¨²n la televisi¨®n p¨²blica- basa su audiencia sobre la credibilidad y el pluralismo, un elemento ciertamente intangible pero perfectamente verificable. Sin otra soluci¨®n posible, el inmovilismo del Gobierno en este asunto puede indicar simplemente que no se ha resignado a perder territorio, pese a su amplia cancha abierta en otras televisiones privadas.
Y algo de eso pod¨ªa barruntarse en el informe gubernamental enviado a las Cortes en el mes de junio pasado, en donde junto a posiciones econ¨®micas relativamente razonables como base para la discusi¨®n se erig¨ªa un proyecto pol¨ªticamente autoritario, con un "presidente" nombrado en exclusiva por el Ejecutivo, un Consejo de Administraci¨®n orientativo y una comisi¨®n parlamentaria "de trabajo". Consecuentemente, el Gobierno estar¨ªa intentando ahora llevar a la oposici¨®n -y a RTVE de paso- a una situaci¨®n l¨ªmite, al borde del precipicio, para forzar a los restantes partidos a hacer concesiones pol¨ªticas. Todo ello con graves riesgos para la radiotelevisi¨®n p¨²blica espa?ola, pero tambi¨¦n para un partido gubernamental que estar¨ªa olvidando la lecci¨®n de manual de que los medios electr¨®nicos no tienen el poder que se les atribuye o, m¨¢s simplemente, como dice una antigua m¨¢xima, que es imposible enga?ar a todo el mundo todo el tiempo.
Claro que tambi¨¦n es posible, en presunci¨®n de inocencia, que el Gobierno sea ajeno a todos estos asuntos, y que los ministros y dirigentes del PP se sientan realmente hastiados de maquillarse casi todos los d¨ªas para las c¨¢maras de TVE. En este caso, el ¨²nico culpable ser¨ªa el director general de RTVE, se?or L¨®pez-Amor, cuya intuici¨®n pol¨ªtica le estar¨ªa diciendo que un estatuto democr¨¢tico de sus cadenas exigir¨ªa indefectiblemente, dado su curr¨ªculum y su balance de gesti¨®n, su dimisi¨®n. Ello explicar¨ªa su actitud de ningunear al Consejo de Administraci¨®n al que no suele acudir desde hace meses, o su arrogancia y desparpajo de sus comparecencias parlamentarias, o la audacia de sus pr¨¢cticas censoriales.
Pero entonces, como dictan las normas del buen quehacer pol¨ªtico, el Gobierno deber¨ªa llegar r¨¢pidamente al acuerdo parlamentario, ofreciendo simult¨¢neamente a su actual director un puesto m¨¢s brillante. Cabe pedirle tan s¨®lo que sea lo m¨¢s lejos posible de los medios de comunicaci¨®n. Por favor.
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