Condenados dos piratas inform¨¢ticos a tres a?os sin tocar un ordenador
Nunca antes en el sistema judicial de EE UU una libertad condicional hab¨ªa estado supeditada a no tocar un ordenador. Los dos adolescentes californianos que rompieron la seguridad inform¨¢tica del sistema militar estadounidense han sido condenados a tres a?os de libertad vigilada con la condici¨®n de que no pongan sus manos en el teclado del ordenador ni se acerquen nunca a un m¨®dem.
Los abogados de la acusaci¨®n piensan que la sentencia reconoce que la acci¨®n de los dos j¨®venes, cuya identidad no ha sido revelada, fue una "simple gamberrada". La acusaci¨®n teme que la poca severidad de la condena ampare a los autores de cr¨ªmenes inform¨¢ticos.El 25 de febrero, varias patrullas del FBI rodearon dos casas familiares en las afueras de Cloverdale, a 100 kil¨®metros de San Francisco. Los agentes tuvieron que explicar a los padres de dos adolescentes que ven¨ªan a registrar las habitaciones de sus hijos porque sospechaban que desde all¨ª hab¨ªan entrado en los ordenadores del Pent¨¢gono. La polic¨ªa requis¨® ordenadores, discos y material inform¨¢tico y detuvo de inmediato a dos muchachos de 16 y 17 a?os, acusados de haber cometido el mayor ataque inform¨¢tico jam¨¢s sufrido por una instituci¨®n militar de Estados Unidos.
A los pocos d¨ªas, los dos chavales se declararon culpables de haber usado sus conexiones de Internet para entrar en algunos de los ordenadores te¨®ricamente m¨¢s seguros del mundo: los del Pent¨¢gono, la NASA, la Universidad de Berkeley o el Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts. Incluso lograron acceder a laboratorios de seguridad nacional con secretos nucleares.
Ahora, una juez de San Francisco ha emitido su condena: son culpables de delitos inform¨¢ticos y deben vivir tres a?os en libertad condicional alejados de un ordenador. Los dos "deber¨¢n seguir acudiendo al instituto y continuar con sus estudios", aunque tendr¨¢n absolutamente prohibido poseer o usar un m¨®dem (el aparato que permite a un ordenador la conexi¨®n a Internet) o tocar un ordenador si no es en presencia "de un profesor, un encargado de biblioteca o un supervisor" si es que son contratados por alguna empresa, aunque ninguna compa?¨ªa podr¨¢ emplearlos por sus habilidades ni tampoco podr¨¢n trabajar como consultores.
Chris Adrian, abogado de uno de los chavales, se mostr¨® satisfecho con la condena porque es "como quitarles el juguete". En febrero, el n¨²mero dos del Departamento de Defensa, John Hamre, asegur¨® que la acci¨®n de estos dos j¨®venes fue "el ataque m¨¢s organizado y sistem¨¢tico jam¨¢s recibido por el Pent¨¢gono". Altos cargos de ese departamento aseguraron que el refinamiento de este acto de pirater¨ªa habr¨ªa permitido a sus autores entrar en cualquier red militar del mundo.
Los adolescentes, dos amigos de la localidad en que residen, no causaron ning¨²n da?o en las redes en las que entraron, m¨¢s all¨¢ de obligar a los expertos en seguridad inform¨¢tica a desarrollar nuevas barreras contra la pirater¨ªa. La juez tambi¨¦n les obliga a pagar 5.500 d¨®lares (770.000 pesetas) para reparar los gastos que ha provocado su incursi¨®n ilegal en las redes.
Adrian asegur¨® que la intenci¨®n de los muchachos nunca fue hacer algo malo, sino demostrar que eran capaces de entrar en esos ordenadores. "Es lo que yo llamo el efecto Everest", dijo Adrian, "lo hicieron para demostrar que pod¨ªan hacerlo".
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