Hollywood sataniza a los ¨¢rabes

Ninguna pel¨ªcula en la historia reciente de Hollywood ha despertado una pol¨¦mica de contenido pol¨ªtico tan monumental como The siege (El sitio), la superproducci¨®n de 20th Century Fox estrenada anoche en Estados Unidos. Con Denzel Washington en el papel de un jefe del FBI y Bruce Willis en el de un general del Ej¨¦rcito, The siege presenta un Nueva York devastado por una ola de atentados terroristas organizados por grupos musulmanes. Como respuesta, las autoridades proclaman el estado de guerra, ocupan militarmente la Gran Manzana y detienen y encierran en improvisados campos de concentraci¨®n a cualquier ¨¢rabe o musulm¨¢n que encuentran, hombres, mujeres, ni?os y ancianos.Ya en el verano, cuando se filtraron las primeras noticias sobre el filme, las asociaciones de ¨¢rabes y musulmanes de nacionalidad estadounidense pusieron el grito en el cielo. La pel¨ªcula, denunciaron, es de un racismo insoportable. Pero fue en vano. The siege fue estrenada anoche. Ante cientos de salas en todo el pa¨ªs protestaban pac¨ªficos piquetes de norteamericanos que se consideran insultados y denigrados por el filme.

La prensa m¨¢s seria de EE UU da la raz¨®n a este movimiento. Ayer lo explic¨® The Washington Post, que consagr¨® al filme un art¨ªculo de primera p¨¢gina. "Para entender las objeciones de los ¨¢rabes y musulmanes norteamericanos a The siege", escribi¨® el diario de la capital, "imag¨ªnense el siguiente gui¨®n: un repugnante rabino exhorta a sus extremistas seguidores ortodoxos a colocar bombas contra simpatizantes de los ¨¢rabes en Estados Unidos. Mueren o son heridos muchos inocentes. El FBI hace redadas masivas contra los jud¨ªos ortodoxos y los encierra en campos de concentraci¨®n". ?Se lo imaginan?

Jam¨¢s Hollywood se atrever¨ªa a imaginar un filme semejante protagonizado por jud¨ªos. Y lo mismo cabe decir si los malos fueran los negros. Incluso los indios ya no son presentados as¨ª en el cine norteamericano. S¨®lo los hispanos -a trav¨¦s de narcotraficantes-, los rusos -en forma de mafiosos- y, sobre todo, los ¨¢rabes y musulmanes -terroristas por naturaleza para Hollywood- escapan en nuestros d¨ªas al dominio del pensamiento "pol¨ªticamente correcto". O para decirlo con la f¨®rmula empleada ayer por The New York Times al triturar el filme interpretado por Bruce Willis: "Hollywood juega ahora a cowboys contra ¨¢rabes".

Lo curioso es que Ed Zwick, el director de The siege, dice que no est¨¢ siendo bien interpretada. "Mi pel¨ªcula", dice, "no es anti¨¢rabe o antimusulmana, es antifascista. Pretendo denunciar el peligro para las libertades y los derechos humanos de una intervenci¨®n militar para restablecer el orden p¨²blico". Zwick a?ade que pretende recordar uno de los episodios m¨¢s siniestros de la historia de EE UU: el internamiento en campos de concentraci¨®n durante la II Guerra Mundial de miles de norteamericanos de origen japon¨¦s.

S¨ª, le replican los ¨¢rabes y musulmanes norteamericanos, pero por qu¨¦ no haber buscado otros malos. "El ¨²ltimo gran atentado en EE UU, el de Oklahoma", dice Husein Ibish, del Comit¨¦ contra la Discriminaci¨®n de los ?rabes Americanos, "no fue obra de ning¨²n extranjero o de ning¨²n grupo minoritario norteamericano, sino de un blanco ultraderechista llamado Thimoty McVeigh". "Hollywood", dice Jack Shaheen, profesor de Periodismo en la Universidad de Illinois, "tiende a tomar la parte m¨¢s lun¨¢tica de una comunidad por el todo. Eso refuerza los estereotipos racistas de los espectadores". En EE UU hay unos seis millones de musulmanes, en su mayor¨ªa negros convertidos al islam, aunque tambi¨¦n inmigrantes ¨¢rabes, iran¨ªes, paquistan¨ªes o indonesios. En su inmensa mayor¨ªa son gente mucho m¨¢s pac¨ªfica que los activistas del Ku-Klux-Klan o los milicianos blancos que se preparan en la "Am¨¦rica profunda" para librar la apocal¨ªptica batalla de Armaged¨®n.

Pero para muchos norteamericanos, todos los ¨¢rabes son musulmanes -lo que no es cierto porque hay millones de ¨¢rabes cristianos- y todos los musulmanes son ¨¢rabes -aunque la mayor¨ªa de los seguidores del Cor¨¢n proceden de pa¨ªses como Indonesia y Pakist¨¢n-. Y a esa amalgama se sobrepone el concepto de terrorista. Murray Abraham, el actor que gan¨® un oscar por su retrato de Salieri en la pel¨ªcula Amadeus, lo vivi¨® en carne propia. Abraham, que es hijo de un sirio y cristiano ortodoxo de religi¨®n, cuenta que tuvo que renunciar al comienzo de su carrera a su nombre Fahrid, porque "a todo el mundo le sonaba en EE UU a un ¨¢rabe amargado y deseoso de matar a todo el mundo".