La tercera v¨ªa de Converg¨¨nciaVALENT? PUIG
La trabajosa conexi¨®n entre nacionalismo y liberalismo fue asumida por Ramon Trias Fargas en un pasado que a veces ya se nos antoja muy remoto, como la Assemblea de Catalunya o el cine de arte y ensayo. En realidad, lo que luego ir¨ªa modul¨¢ndose como pujolismo actuaba habitualmente de espaldas a la conexi¨®n nacionalismo-liberalismo, con grandes dosis de instinto intervencionista y el latido perceptible de un origen conservador tan leg¨ªtimo como actuante. Es igualmente cierto que Converg¨¨ncia no ha sido ajena a la cultura empresarial, aunque con sucesivos arranques proteccionistas y un decantamiento met¨®dico por los intereses del tendero frente a los derechos del consumidor. Saber tomarle el pulso a la econom¨ªa productiva es prueba de realismo -seguramente digno de reconocimiento-, pero no es suficiente para determinar una n¨ªtida filiaci¨®n liberal. Ciertamente, no es el caso que los l¨ªderes de Converg¨¨ncia hayan pretendido alguna vez ser n¨ªtidamente liberales. Por el contrario, usualmente eluden la autodefinici¨®n liberal o la conservadora y, reconoci¨¦ndose ante todo como nacionalistas, a lo sumo aceptan la etiqueta socialdem¨®crata. Definirse como democristianos no les ser¨ªa tan inc¨®modo de no existir el escollo de Uni¨® Democr¨¤tica. En la senda socialdem¨®crata, Jordi Pujol se lanz¨® a las aguas de la transici¨®n democr¨¢tica con el sistema de flotaci¨®n del modelo sueco y, hace unos pocos meses, Converg¨¨ncia se tra¨ªa a Barcelona al profesor Anthony Giddens para explicar en qu¨¦ consiste la tercera v¨ªa m¨¢s all¨¢ de la derecha y de la izquierda. Lo an¨®malo es que quien acaba de editar la versi¨®n catalana de la conferencia del profesor Giddens sea la Fundaci¨®n Ramon Trias Fargas. Torpeza o iron¨ªa, pocas iniciativas intelectuales de hoy podr¨ªan estar en tanta contradicci¨®n con el pensamiento pol¨ªtico y econ¨®mico de Trias Fargas. A uno se le ocurren m¨¢s de una docena de personalidades de arraigo liberal y de prestigio internacional que pudieran haber concordado su forma de ver el nuevo milenio con el legado de Trias Fargas. Hace a?os, Armand Carab¨¦n escribi¨® con humor que en Catalu?a los liberales eran cuatro gatos y mal contados: "Trias, Fargas, Millet y Bel". Desaparecidos tanto Ramon Trias Fargas como Salvador Millet i Bel, la n¨®mina consiste en unos cen¨¢culos dispersos, individualidades pertinaces y alg¨²n club en ciernes, frente a la resistencia del mundo acad¨¦mico, pol¨ªtico y cultural, absorbido por las inercias del dirigismo y la estrategia antipensamiento ¨²nico. En una sociedad como la catalana, cuyos mejores logros se han debido a la iniciativa privada incluso para lograr el arancel, el nacionalismo ha apostado por la estatalizaci¨®n de lo auton¨®mico frente a las estrategias del liberalismo respecto al sector p¨²blico. La vaporosidad y el eclecticismo de las tesis del profesor Giddens contrastan abiertamente -por ejemplo- con la postura dr¨¢stica de Trias Fargas en cuanto concerniese a la financiaci¨®n p¨²blica de Catalu?a. Giddens propaga f¨®rmulas huecas, como el realismo ut¨®pico. Busca una nueva formulaci¨®n de la izquierda hacia el centro, la acomodaci¨®n del fracaso socialdem¨®crata en un nuevo utillaje ret¨®rico. Pocas cosas hay en com¨²n entre lo que propone el ide¨®logo de Tony Blair y Trias Fargas. De haberlas, significan una precedencia de Trias Fargas que la fundaci¨®n que lleva su nombre pudiera indagar y difundir sin tener que ir pidiendo ideas a profesionales de la tercera v¨ªa. V¨¦ase, por ejemplo, una reflexi¨®n de Trias Fargas fechada en 1977: "Que quede claro que el liberalismo pretende defender sobre todo los derechos humanos, moderar la malversaci¨®n, intervenir decisivamente en los casos de violaci¨®n de la naturaleza y sobre todo defender las categor¨ªas inermes". Se refer¨ªa a la infancia, los viejos, la mujer, los enfermos, los disminuidos f¨ªsicos y los subnormales, la madre tierra. Es decir: "Los intereses econ¨®micos ¨²nicamente preocupan al liberal en la medida en que pueden ser ordenados de cara a una pol¨ªtica altruista y de generosidad. En otras p¨¢ginas de Nacionalisme i llibertat hallar¨ªamos m¨¢s elementos para una refutaci¨®n de la tercera v¨ªa cuando desfigura el liberalismo y lo caricaturiza como neoliberalismo, del mismo que hace unas d¨¦cadas se hablaba de neocapitalismo para socavar el potencial del sistema del capitalismo democr¨¢tico, ahora todav¨ªa m¨¢s vigente que entonces. La melifluidad te¨®rica de Giddens se constata cuando -por ejemplo- caricaturiza a los global-esc¨¦pticos y a los hiperglobalizadores para buscar un punto intermedio de presunta sensatez. Es la manera m¨¢s habitual de sacar conejos de un sombrero de copa. En fin: Giddens describe la pol¨ªtica de la tercera v¨ªa como un movimiento radicalizador del centro, o si se prefiere, un movimiento modernizador del centro. Despu¨¦s de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y del resquebrajamiento socialdem¨®crata, personalidades como Giddens propician la ocupaci¨®n del centro por la izquierda. Seg¨²n todos los indicios, Ramon Trias Fargas no hubiera podido aplaudir tal empe?o. No parece exagerado considerar abusivo que, al margen del lifting ideol¨®gico que Converg¨¨ncia anda buscando, eso se haga precisamente en una fundaci¨®n que lleva por t¨ªtulo el nombre de alguien que escribi¨® libros como El precio de la libertad y Nacionalisme i llibertat. La historia de Converg¨¨ncia que vaya a escribirse alg¨²n d¨ªa con la perspectiva adecuada seguramente va a indicar las fechas actuales como un periodo clave de falta de orientaci¨®n y de escasez de ideas. Resulta sorprendente que un partido-movimiento de tanta implantaci¨®n y de una ejecutoria con algunos aciertos indiscutibles se vea a las puertas de una confrontaci¨®n electoral y en tan baja forma. Previsiblemente, supuestos golpes de efecto como traerse al profesor Anthony Giddens a disertar en la Fundaci¨®n Ramon Trias Fargas tienen el alcance inocuo de la p¨®lvora mojada. De forma colateral, ostentan una contradicci¨®n equiparable a invitar a Trias Fargas a perorar en la fundaci¨®n Pablo Iglesias.
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