El fiscal afirma que Miravete actu¨® con "desprecio a la vida" del cabo fallecido
El juicio contra el sargento Juan Carlos Miravete, acusado de matar a un cabo de un tiro, qued¨® ayer visto para sentencia. El fiscal reiter¨® su petici¨®n de 18 a?os de prisi¨®n por un delito de maltrato de obra a inferior con resultado de muerte y asegur¨® que la actuaci¨®n de Miravete "evidencia el desprecio que tuvo por la vida de una persona". Tambi¨¦n reclam¨® 10 meses de c¨¢rcel por extralimitaci¨®n en el ejercicio del mando y 15 millones de indemnizaci¨®n para la familia de la v¨ªctima, con la responsabilidad civil subsidiaria del Estado.
La acusaci¨®n particular coincidi¨® con el fiscal en los delitos imputados por "esos macabros juegos armados", pero aument¨® sus peticiones a 20 a?os de prisi¨®n y otra pena de un a?o, adem¨¢s de un total de 39 millones de pesetas de indemnizaci¨®n para los familiares directos del cabo. Por el contrario, la defensa reclam¨® un mes de arresto por creer que debe aplicarse la eximente incompleta de enajenaci¨®n mental "porque la situaci¨®n de Miravete es de aut¨¦ntico manual de psiquiatr¨ªa". El abogado del Estado rebaj¨® la petici¨®n de indemnizaci¨®n a 11 millones.El comandante Jaime Conejo, representante de la fiscal¨ªa, fue contundente al asegurar que la conducta de Miravete "no fue imprudente o negligente", sino que existi¨® ¨¢nimo de matar al cabo Samuel Ferrer la madrugada del 19 de abril de 1997 en la cantina del destacamento de Candanch¨² (Huesca). "Miravete era perfectamente conocedor del gran riesgo que comportaba la manipulaci¨®n del arma y de que se produjese un disparo en un lugar limitado como aqu¨¦l y pese a ello decidi¨® extraer la pistola y enca?onar al cabo Ferrer", explic¨®.
El fiscal considera que de esa manera concluy¨® "una actividad delictual" iniciada horas antes, cuando despu¨¦s de la cena Miravete sac¨® y guard¨® su pistola en varias ocasiones para enca?onar a varios soldados, les areng¨® con consignas militares y les oblig¨® a realizar flexiones mientras se proyectaba El sargento de hierro y La jungla de cristal 3.
"La disciplina obliga a mandar con responsabilidad y Miravete estaba actuando como un mando, aunque ¨¦l lo ponga en duda", explic¨® el fiscal, despu¨¦s de recordar las contradicciones en las que ha incurrido desde el inicio del proceso al ser preguntado por la mano con la que extrajo el arma, qui¨¦n apret¨® el gatillo o c¨®mo y porqu¨¦ se dispar¨® la pistola. "El sab¨ªa que la pistola estaba montada y amartillada antes de disparar al cabo", sentenci¨® la acusaci¨®n p¨²blica.
Durante su exposici¨®n el fiscal asegur¨® tambi¨¦n que al ocurrir los hechos "Miravete hab¨ªa bebido alcohol, pero era plenamente consciente". Por eso aprecia la atenuante de embriaguez, pero no le acusa de esa conducta sancionada por el C¨®digo Penal Militar "porque no tuvo entidad". La fiscal¨ªa considera que, tras el disparo al cabo, Miravete "se desentendi¨®" de la suerte que hab¨ªa podido correr Samuel Ferrer "y con una extra?a lucidez se dedic¨® a borrar las pistas". Fue entonces cuando el sargento busc¨® el casquillo, lo tir¨® por el inodoro, y despu¨¦s amenaz¨® a los soldados que hab¨ªan presenciado los hechos. "Todo esto evidencia el desprecio que tuvo por la vida de una persona", seg¨²n el fiscal.
Memoria selectiva
La acusaci¨®n particular, ejercida por Alberto P¨¦rez, coincidi¨® con el ministerio p¨²blico en el relato de los hechos y asegur¨®, tras recordar que Miravete hab¨ªa desenfundado en varias ocasiones, que "si no hubo antes un disparo fue de forma aleatoria". El abogado aludi¨® tambi¨¦n al "sofisticado ejercicio de memoria selectiva" de Miravete y record¨® que el 14 de septiembre de 1984 tambi¨¦n provoc¨® la muerte de un sargento en condiciones similares en la residencia de suboficiales. Por esos hechos Miravete fue condenado a un a?o de c¨¢rcel y cuatro millones de multa por imprudencia.La acusaci¨®n record¨® el car¨¢cter humilde de la familia y que un hermano del fallecido es un deficiente ps¨ªquico que depend¨ªa de los ingresos del fallecido. Por eso, record¨® al tribunal que tiene plena libertad para fijar la indemnizaci¨®n que desee.
La defensa, por su parte, asegur¨® que Miravete sufre un trastorno de personalidad desde los 15 a?os y acus¨® al fiscal y la acusaci¨®n de "actuar a pi?¨®n fijo y obviar todo lo que pueda beneficiar a Miravete". Seg¨²n el defensor, el cabo no muri¨® en un acto de servicio de armas, por el ambiente que hab¨ªa en la cantina. Tambi¨¦n insisti¨® en que "Miravete es un chivo expiatorio" y que deber¨ªa haber sido apartado del Ej¨¦rcito si se le hubiesen realizado controles psico-f¨ªsicos.
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