El nuevo impuesto sobre la renta de las personas f¨ªsicas
El Impuesto sobre la Renta de las Personas F¨ªsicas es el tributo de aplicaci¨®n m¨¢s general de nuestro sistema tributario. Nos encontramos ante un Impuesto clave en el dise?o de la pol¨ªtica econ¨®mica, tanto por su importancia recaudatoria y la poblaci¨®n a la que afecta como por incidir en las decisiones econ¨®micas de la gran mayor¨ªa de los ciudadanos.La reforma del IRPF, que actualmente se encuentra en el ¨²ltimo estadio de su tramitaci¨®n parlamentaria, representa el cumplimiento de uno de los compromisos electorales de mayor calado asumidos por el Partido Popular cuando concurri¨® a las ¨²ltimas elecciones generales. Se hac¨ªa imprescindible reformar la imposici¨®n personal sobre la renta y reducir la presi¨®n fiscal que soportan los ciudadanos espa?oles, modificando el actual tratamiento de temas tan importantes como la familia, el ahorro y la vivienda.
El nuevo Impuesto, que entrar¨¢ en vigor el pr¨®ximo d¨ªa 1 de enero, pretende, asimismo, corregir los defectos que actualmente presenta el IRPF, modernizando una figura tributaria que debe responder adecuadamente a los importantes retos que implicar¨¢ nuestra incorporaci¨®n a la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria. Entre las deficiencias que presenta el actual Impuesto, que han sido tradicionalmente puestas de manifiesto tanto por los Tribunales de Justicia como por los estudiosos del Derecho Tributario, se encuentran las siguientes:
-El actual IRPF no es un impuesto equitativo en la distribuci¨®n de la carga tributaria, pues perjudica a las familias sobre los contribuyentes individuales; no favorece el acceso de nuestros ciudadanos a la vivienda, tal y como se garantiza en nuestra Constituci¨®n, y, fundamentalmente, discrimina a los perceptores de rentas de trabajo personal respecto a los que tienen otro tipo de rentas, a pesar de que los primeros constituyen el sector m¨¢s amplio de nuestros contribuyentes.
-Es una figura tributaria ineficiente, pues penaliza la creaci¨®n de empleo, que con frecuencia es utilizado como pretexto para asegurar una mayor contribuci¨®n a las arcas p¨²blicas; perjudica y desincentiva el ahorro de nuestros ciudadanos, al tiempo que tampoco fomenta la actividad econ¨®mica generadora de riqueza, ni la asunci¨®n de riesgos por nuestros peque?os y medianos empresarios
-El actual Impuesto es excesivamente complejo y prolijo, de tal manera que ello dificulta su aplicaci¨®n, no s¨®lo por el contribuyente, sino tambi¨¦n por la propia Administraci¨®n.
As¨ª planteadas las cosas, la reforma del IRPF no pod¨ªa plantearse sino como una reforma estructural del impuesto, orientada a corregir los defectos antes apuntados y a modernizarlo de cara a los importantes retos de futuro, ligados a nuestra adhesi¨®n a la moneda ¨²nica europea.
La reducci¨®n de la carga tributaria que soportan nuestros contribuyentes es una vieja aspiraci¨®n de los ciudadanos de nuestro pa¨ªs que, en el momento presente es, adem¨¢s, una reforma posible. La actual reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico y el crecimiento de nuestra econom¨ªa permiten hacer compatible la reforma del IRPF con el cumplimiento de los objetivos marcados por el programa de Convergencia de la Uni¨®n Europa, que prev¨¦ que la presi¨®n fiscal se rebaje dos d¨¦cimas del PIB en 1999 y otras dos en el a?o 2000.
Los datos que ha hecho p¨²blicos el Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda permiten afirmar que el nuevo IRPF supondr¨¢ una reducci¨®n importante de la presi¨®n fiscal que soportan nuestros ciudadanos. La rebaja de la tributaci¨®n ser¨¢ efectiva sobre la totalidad de los contribuyentes espa?oles, aunque ser¨¢ especialmente significativa entre los que tienen niveles de renta m¨¢s bajos. La rebaja media de la presi¨®n fiscal que experimentar¨¢n los contribuyentes espa?oles ser¨¢ del 11,1% y podr¨¢n apreciarla en las retenciones que se les practiquen en sus n¨®minas, a partir del d¨ªa 1 de enero de 1999.
Por primera vez en nuestro pa¨ªs, la ley tributaria garantiza que los contribuyentes espa?oles no tengan que pagar impuestos por las rentas imprescindibles para vivir con cierta dignidad. Los ingresos necesarios para alimentarse, vestirse o estudiar, entre otros, no van a estar sometidos a gravamen, en virtud de la introducci¨®n de un m¨ªnimo exento, que variar¨¢ en funci¨®n de diversas circunstancias vitales de los contribuyentes, como son el n¨²mero de hijos o ascendientes a su cargo, en especial si en ellos, o en el mismo contribuyente, concurre alg¨²n tipo de discapacidad.
El nuevo Impuesto va a suponer, asimismo, la mejora del tratamiento que actualmente se otorga a la vivienda en el Impuesto sobre la Renta. En la actualidad, cerca de 10 millones de contribuyentes se ven obligados a tributar por las viviendas que, generalmente, han adquirido despu¨¦s de numerosos esfuerzos de tipo personal y que, con frecuencia, tienen hipotecadas.
A partir del pr¨®ximo 1 de enero, no s¨®lo se va a poner fin a esta tradicional discriminaci¨®n del actual IRPF, que se arrastra desde el a?o 1978, sino que se van a incrementar notablemente los incentivos fiscales para la adquisici¨®n de una vivienda. Se eleva del 15% al 20% la deducci¨®n que podr¨¢ disfrutar el contribuyente por las primeras 750.000 pesetas dedicadas a esta finalidad, al tiempo que se elimina el actual l¨ªmite del 30% de la base imponible, que ha venido favoreciendo a los contribuyentes de rentas m¨¢s altas, que por ello pod¨ªan beneficiarse de una deducci¨®n notoriamente mayor.
La introducci¨®n de las medidas anteriores, que van a afectar a la inmensa mayor¨ªa de nuestros contribuyentes, unido a una reducci¨®n importante de los tipos de gravamen del impuesto, van a determinar que una cifra cercana a 300.000 trabajadores, de entre ellos 150.000 pensionistas, dejar¨¢n de tributar en el Impuesto sobre la Renta y no se les practicar¨¢ retenci¨®n alguna en sus n¨®minas a partir del pr¨®ximo 1 de enero.
Otra de las novedades a destacar del nuevo IRPF es el hecho de que ser¨¢ un impuesto notoriamente m¨¢s sencillo que el actual, lo cual no s¨®lo resulta imprescindible para que el contribuyente cumpla con sus obligaciones formales, sino tambi¨¦n para que la Administraci¨®n pueda gestionar el impuesto de forma m¨¢s eficaz. S¨®lo liberando parte de los recursos humanos que hasta ahora se han dedicado a estos fines se podr¨¢ poner fin a las tradicionales bolsas de fraude que todav¨ªa persisten en el IRPF.
La reforma del Impuesto sobre la Renta ha constituido durante muchos a?os una aut¨¦ntica asignatura pendiente de nuestro sistema tributario, de la que los Gobiernos anteriores se hab¨ªan venido desentendiendo. El mandato del art¨ªculo 31.1 de nuestro texto constitucional es claro cuando exige que los ciudadanos contribuyan a las arcas p¨²blicas de acuerdo con su capacidad econ¨®mica real.
El objetivo anterior, unido a la necesidad de que el IRPF sea un instrumento efectivo para la pol¨ªtica de crecimiento econ¨®mico y de creaci¨®n de empleo que est¨¢ desarrollando el Gobierno, ha determinado la presentaci¨®n en las Cortes del proyecto de ley de reforma del Impuesto sobre la Renta, cuyos primeros resultados no tardar¨¢n en ser apreciados por nuestros contribuyentes.
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