El "N¨²remberg" de Pinochet
Los c¨ªrculos del general reconocen haber perdido la batalla sobre la versi¨®n de lo que sucedi¨® en Chile
ENVIADO ESPECIALEn la explanada de la puerta de St. Stephen, por la que se entra a las dependencias de la C¨¢mara de los Lores, al t¨¦rmino de una de las seis sesiones de la vista p¨²blica sobre la inmunidad del general-senador Pinochet, mientras un grupo de exiliados agita sus pancartas ante los monitores de varias cadenas de televisi¨®n, el periodista vuelve a preguntar a Pablo Longueira, el dirigente y diputado chileno de Uni¨®n Dem¨®crata Independiente (UDI), uno de los partidos pinochetistas, lo mismo de cada d¨ªa, como si se tratase de un acto ritual:
-?Y el general??Qu¨¦ dice el general?
Longueira asegura haber visto al general Pinochet s¨®lo cinco minutos el domingo 8 de noviembre en el hospital psiqui¨¢trico de Londres en el que espera la decisi¨®n, y recuerda que ya ha narrado a los medios lo estupendo que se encuentra desde el punto de vista moral y de ¨¢nimo, aun cuando anda con muletas a ra¨ªz de la operaci¨®n de espalda. Pinochet cumple ma?ana lunes un mes de arresto primero y "custodia" policial en r¨¦gimen de libertad provisional. Y el responsable de su detenci¨®n, el juez Garz¨®n, ha sido amenazado de muerte a trav¨¦s de Internet justamente el mismo d¨ªa en que han terminado las sesiones en Londres. "Todo para evitar la extradici¨®n", dice la advertencia.
"Hoy no s¨¦ c¨®mo est¨¢ el general. No he vuelto a hablar con ¨¦l desde el domingo", alcanza a decir cuando suena su tel¨¦fono m¨®vil. En ese mismo momento, al periodista se le acerca otro pol¨ªtico chileno, joven, amigo de Longueira. Y en plan c¨®mplice, algo desmoralizado, le espeta:
-Est¨¢ claro que existe una sola versi¨®n de la historia de Chile, y esa versi¨®n, despu¨¦s de 25 a?os, no es la nuestra.
Era, seg¨²n supo despu¨¦s el periodista, Alberto Espina, presidente de Renovaci¨®n Nacional, otro de los partidos de derecha. Est¨¢ claro, pues, que los pinochetistas creen que Chile es una excepci¨®n a la regla. La historia no la han escrito los vencedores de 1973, como es normal al t¨¦rmino de una guerra, sino los derrotados. Al cabo de las seis sesiones en la C¨¢mara de los Lores se ha aceptado como un hecho casi probado que bajo el r¨¦gimen de Pinochet se detuvo gente de manera ilegal, se la tortur¨® salvajemente, que fueron asesinados millares de personas y secuestradas muchas que jam¨¢s volvieron a aparecer. El Gobierno chileno acept¨® en su d¨ªa que se trata de unas 4.000 personas.
Quiz¨¢ la conclusi¨®n de Espina explique la campa?a de prensa de Pinochet, supervisada por sus abogados, en los ¨²ltimos d¨ªas de la vista. Los peri¨®dicos brit¨¢nicos se hicieron eco el domingo 8 de un comunicado del general, en el ofrec¨ªa una versi¨®n que justificaba el golpe del 11 de septiembre de 1973 por la presunta existencia de un plan de Allende para dar, con apoyo de "guerrilleros armados", su propio golpe de Estado preventivo. La tesis no es nueva. Henry Kissinger, ex secretario de Estado de Estados Unidos, anunciaba en su primer tomo de memorias, en 1979, al referirse a Chile, que Allende preparaba un golpe militar, y prometi¨® que en el segundo volumen dar¨ªa los detalles. Al parecer, olvid¨® hacerlo. Y Pinochet ha recordado ahora esa promesa.
Durante seis sesiones, un tribunal de cinco magistrados de la C¨¢mara de los Lores, en funciones de tribunal supremo, ha levantado, de hecho, un escenario en el que, con el prop¨®sito inmediato de escuchar las alegaciones a favor y en contra de la inmunidad del general, en relaci¨®n con una primera sentencia del Alto Tribunal de Justicia, dictada el pasado 28 de octubre, han tenido lugar unas audiencias que evocaron algunas de las cosas que se dijeron en las 216 sesiones que se celebraron en N¨²remberg, entre el 20 de octubre de 1945 y el 1 de enero de 1946. Se enjuici¨® all¨ª a 24 personalidades del r¨¦gimen nazi. Aquel tribunal fue presidido por un ingl¨¦s, Lord Justice Geoffrey Lawrence. La apelaci¨®n contra la inmunidad, que impuls¨® la Fiscal¨ªa de la Corona brit¨¢nica, ten¨ªa el apoyo, adem¨¢s, del Gobierno de Espa?a (en realidad del juez Baltasar Garz¨®n), los jueces de instrucci¨®n de Londres Nicholas Evans y Ronald Bartle, el comisario de Polic¨ªa Metropolitana de Londres y el secretario de Estado para el Home Department (equivalente al Ministerio del Interior).
Quiz¨¢ este peque?o N¨²remberg se explique por la personalidad de los lores que forman el tribunal. Lord Steyn, afrikaner, lleg¨® a Londres en 1972, desde su pa¨ªs natal, Sud¨¢frica, donde ejerci¨® como abogado. Tambi¨¦n procede de Sud¨¢frica Lord Hoffmann, que, adem¨¢s, es jud¨ªo. Lord Hoffmann y Lord Nicholls, otro de los jueces, formaron parte del Tribunal de Apelaciones de Hong Kong antes de su devoluci¨®n a China. Y ahora han vuelto a ese tribunal, lo que les lleva a permanecer m¨¢s de un mes al a?o all¨ª. El asunto de los derechos humanos, muy presente en Hong Kong y en China, no les resulta ajeno.
Lord Slynn, presidente del tribunal, posee una amplia experiencia en materia comercial, ya que procede del Tribunal de Justicia de Luxemburgo, y parece ser un hombre inclinado a no crear problemas en el Reino Unido por hechos ocurridos en el exterior y derivados de la ley internacional. El quinto miembro es Lord Lloyd, que compartir¨ªa con Lord Slynn la tendencia a no dejarse impresionar por asuntos de derechos humanos que suceden lejos de Reino Unido.
La apelaci¨®n, dirigida por el abogado Alun Jones, con el apoyo de dos profesores universitarios, Ian Brownsley, de Oxford, y Christopher Greenwood, de Cambridge, argument¨® que no se trata de "revolucionar" el sistema judicial brit¨¢nico declarando la preeminencia de las leyes internacionales que reprimen el genocidio. La ley de Inmunidad de los Actos de Estado de 1978 no puede ser utilizada, han dicho, para amparar al general Pinochet ante una extradici¨®n como la que solicita Espa?a, por cr¨ªmenes contra la humanidad. "La extradici¨®n es un procedimiento penal, los delitos de genocidio est¨¢n incluidos en el Convenio Europeo de Extradici¨®n firmado por el Reino Unido", sostuvo Jones.
Actuaciones del Estado
La defensa de Pinochet dividi¨® su respuesta en dos frentes. Por un lado, la abogada Clare Montgomery arguy¨® que no existe obligaci¨®n internacionaldel Reino Unido para entregar a Pinochet a Espa?a. Sus actos en Chile fueron actuaciones del Estado realizados por la polic¨ªa, los militares y el servicio de inteligencia (Dina) y, adem¨¢s, de com¨²n acuerdo con las autoridades y polic¨ªas -"soberanas", recalc¨® varias veces- de Argentina, Uruguay y Paraguay, en el contexto de la llamada Operaci¨®n C¨®ndor. Su recomendaci¨®n literal a los magistrados: "No deb¨¦is entrar a considerar siquiera esta operaci¨®n, porque se trata de un acuerdo entre autoridades gubernamentales. Es como si ustedes comentaran las operaciones del MI 5 (servicio secreto) en el Reino Unido".El abogado Clive Nicholls cubri¨® el frente interno. Esto es, la ley internacional (los convenios de obligado cumplimiento o ius cogens no pueden primar sobre el derecho interno ingl¨¦s). Es dif¨ªcil ver c¨®mo casa el hecho de que, seg¨²n la abogada Montgomery, el derecho internacional no obliga al Reino Unido en ning¨²n caso, con la afirmaci¨®n de su colega Nicholls de que nunca deber¨ªa anteponerse la ley internacional.
El espectro de Nuremberg flot¨® por la sala. Seg¨²n Montgomery, "la tortura se puede justificar con malas razones y con buenas razones", pero, en todo caso, "en Chile ha sido un acto gubernamental".
Cuando su colega Nicholls dijo que, en su opini¨®n, la inmunidad que conceden los tribunales brit¨¢nicos es absoluta, Lord Steyn le pregunt¨®:
-La conducta de Hitler de la "soluci¨®n final", del holocausto, ser¨ªa entonces un acto oficial. ?Est¨¢ de acuerdo?
-Se?or¨ªa, no hay limitaciones para la inmunidad. En nuestra opini¨®n, la inmunidad es absoluta.
-?Cu¨¢l es su posici¨®n entonces? Si no hay limitaciones a la inmunidad, Hitler estar¨ªa protegido por la inmunidad...
-Se?or¨ªa, no hay limitaci¨®n en nuestros tribunales y hubiera estado protegido, s¨ª. Y esto es en virtud del State Inmunity Act.... No podemos moralmente buscar... Puede ser un asunto muy lamentable y grave desde un punto de vista moral, pero es un tema del Parlamento, que bien puede pensar que ha llegado la hora para que no tengamos la inmunidad absoluta.
Los cinco jueces, que tienen paridad entre ellos, emitir¨¢n sus votos en los pr¨®ximas d¨ªas. Fuentes judiciales estiman que ser¨¢n votos individuales, fundamentados, que ser¨¢n discutidos entre ellos y m¨¢s tarde expuestos p¨²blicamente. El veredicto se decidir¨¢ por mayor¨ªa.
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