Far¨¢ndula
Apreciado se?or Ruiz-Gallard¨®n:Acudo a usted porque el alcalde hace caso omiso de las reiteradas advertencias que le remito. Me da la impresi¨®n de que nuestro regidor es un tapado de la izquierda revolucionaria, por m¨¢s que se empe?e en disimularlo. Su sibilino apoyo a la jaur¨ªa farandulesca est¨¢ convirtiendo a Madrid en para¨ªso del libertinaje y la molicie. Aqu¨ª, si no eres artista, no te comes un rosco. Los ciudadanos de a pie sufrimos una competencia desleal por parte de creadores de variado pelaje. Mi caso es elocuente.
Me llamo Eduardo, tengo 31 a?os y soy representante de m¨²sicos. Llegu¨¦ a Madrid hace ya dos lustros con la esperanza de encontrar amores f¨¢ciles, como casi todos los cantantes. No consegu¨ª dar el pego como vocalista, pero me percat¨¦ de que los m¨²sicos siempre llevan tras s¨ª un coro de s¨ªlfides complacientes. Me hice manager para buscar salida a mis ardores, aprovechando las migajas de los artistas. Estoy ah¨ªto de sexo basura: s¨®lo hago cosas que me joden. Antes estaba a verlas venir. Ahora estoy a verlas pasar. Mis representados, al igual que casi toda la far¨¢ndula, carecen de escr¨²pulos y me arrebatan las conquistas. En estos momentos s¨®lo me atrevo a enamorar a las feas.
Es preciso poner coto a los artistas en beneficio de los que no lo somos. Hay que impedirles que salgan por la noche. Cuando se infiltran en la madrugada s¨®lo buscan ligar como buitres, mientras que el resto de los ciudadanos pretendemos ¨²nicamente solaz espiritual. Entre cantantes, cineastas, actores, literatos, dise?adores, guionistas de televisi¨®n y cronistas de entrepierna, por Madrid merodean varios miles de individuos que nos arrebatan nuestros ideales m¨¢s sagrados. Que se vayan a Soria de gira, que all¨ª la gente es muy formal y las mujeres no se dejan embaucar por vanidades.
Asimismo, se?or, habr¨ªa que controlar a los flamencos, que cada d¨ªa est¨¢n m¨¢s ensoberbecidos, parapetados en el Colegio de M¨¦dicos. El chotis muere a manos de la buler¨ªa.
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