"El Gobierno de Dubceck se dej¨® arrastrar por el pueblo"
El curr¨ªculo del se?or Miroslav Galuska (1922), periodista dedicado a la cultura, presenta un punto de inflexi¨®n que fue el de muchos de sus compatriotas. El a?o 1968, en Praga, en primavera. La diferencia, la trascendencia, tal vez, es que ¨¦l vivi¨® todo eso desde el Gobierno abierto y ca¨ªdo de Dubcek, donde ocup¨® el cargo de ministro de Cultura. Cuando dimiti¨®, en 1969, despu¨¦s de comprobar que la invasi¨®n rusa hab¨ªa llevado un proceso inexorable de tiran¨ªa -"normalizaci¨®n" la llamaban-, intent¨® rehacer su vida. Y la reh¨ªzo a fondo: las nuevas autoridades llegaron a prohibirle hasta el trabajo, hecho ciertamente ins¨®lito en una rep¨²blica de trabajadores. Pregunta. A los 30 a?os de haberse producido, la mayor¨ªa de sucesos hist¨®ricos de importancia son revisitados bajo una luz nueva. ?Qu¨¦ correcciones se han introducido en la imagen de la primavera checa de 1968? Respuesta. La Primavera fue el resultado de un proceso muy largo, que ven¨ªa durando a?os y que se caracteriz¨® fundamentalmente por una cr¨ªtica creciente y profunda de la realidad. Mientras el proceso dur¨® esper¨¢bamos que los impulsos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica fueran positivos. Y en este sentido, es justo se?alar, y puede ser ¨¦sta una de las nuevas lecturas a que usted alude, el papel que jug¨® Jruschov, un hombre al que hoy considerar¨ªamos un progresista, que abri¨® el sistema, dispers¨® el gulag e introdujo reformas. Su gesti¨®n coincidi¨® con una cierta apertura cultural. Se public¨® Un d¨ªa en la vida de Iv¨¢n Denis¨®vich, de Solzhenitsin, y Deshielo, de Ili¨¢ Ehrenburg. P. Usted form¨® parte del Gobierno de Dubcek. ?Se equivocaron? R. Mucho. P. ?En algo sustancial, que retrasara o hiciera la libertad m¨¢s dificultosa? R. Es muy complicado responder. El Gobierno se dej¨® arrastrar por el pueblo. La fuerza estaba en el pueblo. Porque una de las grandes consecuencias del proceso fue precisamente la reconstrucci¨®n de una sociedad civil que hab¨ªa sido arrasada con el golpe de Estado comunista del a?o 1948. Es posible que el Gobierno hubiese necesitado demostrar m¨¢s fortaleza, pero ahora es muy f¨¢cil reproch¨¢rselo. P. Entre la Primavera y la ca¨ªda del Muro pasaron 20 a?os... R. Mucho tiempo, siniestro. P. ?No dej¨® nada la experiencia? R. Pol¨ªticamente se vivi¨® un retorno a los a?os cincuenta. Es verdad que el Gobierno no pudo repetir algunos m¨¦todos de censura y de control previo que la Primavera hab¨ªa arrinconado, pero invent¨® otros. Y lo peor fue la p¨¦rdida intelectual que supuso la normalizaci¨®n de Husak. La flor y nata de nuestros intelectuales y artistas, Kundera, Forman, tantos otros, hubo de emigrar. Y medio mill¨®n de intelectuales perdieron su puesto de trabajo. Cualquier persona que pudiese tener influencia sobre el pueblo fue v¨ªctima de la depuraci¨®n. P. ?El que pasaran tantos a?os entre la Primavera y la libertad puede hacer dudar de su influencia real en la historia? R. No. La experiencia de la Primavera result¨® decisiva en la evoluci¨®n del propio sistema sovi¨¦tico. En la sociedad y en la nomenklatura sovi¨¦ticas se analiz¨® atentamente nuestra experiencia. Adem¨¢s, fue fundamental en otro sentido: a partir de la Primavera, el Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica perdi¨® mucha de su autoridad moral en el extranjero. P. ?Y cu¨¢l es la mirada de los checos de hoy ante el suceso? R. El recuerdo se desvanece. P. ?Qu¨¦ quiere decir? R. La derecha se niega a hablar del asunto. Lo cree un error, un error m¨¢s de las izquierdas. La derecha considera que el comunismo es el Mal, y del Mal no puede venir nada bueno. Esta conmemoraci¨®n ha pasado entre un silencio medi¨¢tico casi absoluto. La derecha ha querido evitar cualquier di¨¢logo. P. Resulta extra?o. R. No crea. Hay algo casi psicol¨®gico. La derecha de hoy cree que ha liberado a su pueblo del yugo comunista, del yugo del Maligno. Y los libertadores de hoy no quieren compartir protagonismo con los frustrados libertadores de ayer.
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