El expreso de Anfield
Hay algo sintom¨¢tico en la degradaci¨®n del Liverpool en los ¨²ltimos meses. Una de sus estrellas, Steve McManaman, est¨¢ dispuesto a abandonar un club que siempre ha establecido v¨ªnculos m¨¢s fuertes que el acero con sus jugadores. Pero las cosas van mal en Anfield. Pierde el equipo, se despide al entrenador, los futbolistas piensan en el oro del continente. La m¨ªstica de los reds ha desaparecido y se intuye una desbandada.Steve McManaman, alias Macca, negocia con varios equipos de primer orden. Parece que sus preferencias se dirigen al Real Madrid, un equipo que el centrocampista del Liverpool conoce bien porque Macca siempre est¨¢ atento a lo que ocurre en el mundo del f¨²tbol. Le gusta y disfruta con el juego, sin que el oropel de la fama le distraiga de su principal afici¨®n. Desde ni?o ha sido un apasionado del f¨²tbol. Nacido en un arrabal de Liverpool, creci¨® como hincha irredento del Everton, lo mismo que Michael Owen o Robbie Fowler, dos de sus c¨¦lebres colegas actuales en Anfield.
McManaman fue el primero de ellos en llegar al Liverpool y seguir los rituales de un club cuidadoso con sus tradiciones. Durante un tiempo fue el encargado de limpiar las botas del gran John Barnes, seg¨²n una vieja pr¨¢ctica obligatoria entre los juveniles del equipo. Por aquella ¨¦poca, McManaman hab¨ªa abandonado sus coqueteos con el atletismo. Ten¨ªa velocidad, capacidad de resistencia y una estructura filiforme, cualidades esenciales para el medio fondo. En una competici¨®n escolar venci¨® a Curtis Robb, el prometedor ochocentista ingl¨¦s que lleg¨® a disputar la final de los Juegos de Barcelona, pero su destino estaba en el f¨²tbol. Los ojeadores del Liverpool dec¨ªan que hab¨ªa algo en su estilo que recordaba al irland¨¦s Steve Heighway, un m¨ªtico red de los a?os 70. Le ve¨ªan como lo que es: un habilidoso centrocampista de ataque, incansable, capaz de moverse por todos los frentes, con car¨¢cter para asumir la responsabilidad en los momentos dif¨ªciles, un suministrador con poca pegada ante el gol.
Debut¨® en el Liverpool con 18 a?os (cumplir¨¢ 27 en febrero) y desde entonces se ha establecido como uno de los favoritos de Anfield. Los hinchas aprecian su juego decidido y su car¨¢cter afable. Macca no ha olvidado sus ra¨ªces. Aunque vive solo en un casa situada en el elegante distrito de Crosby, visita con frecuencia su viejo barrio. Nunca ha disimulado su compromiso social, aunque ahora dispone de un par de lujosos coches y se relaciona con los ¨ªdolos del pop ingl¨¦s. Hace un par de temporadas, convenci¨® a su compa?ero Fowler para expresar su apoyo a los huelguistas del puerto de Liverpool. Tras marcar en un partido de Liga, Fowler se levant¨® la casaca y mostr¨® una camiseta en la que se le¨ªa un mensaje de apoyo a los estibadores.
Mal aprovechado por el seleccionador Glenn Hoddle, Macca es uno de las principales objetos de debate en el f¨²tbol ingl¨¦s. Jug¨® bien en la Eurocopa 96 y apenas apareci¨® en el ¨²ltimo Mundial. Para un f¨²tbol tan herm¨¦tico como el brit¨¢nico, McManaman es dif¨ªcil de clasificar. Puede jugar por cualquiera de las dos bandas, pero necesita el punto de libertad que no se le proporciona en la selecci¨®n inglesa. La indiferencia de Hoddle no parece afectarle. Es reflexivo por naturaleza, condici¨®n que aprovecha para expresar sus opiniones con regularidad en la prensa inglesa. Durante un tiempo escribi¨® en The Times y ahora suele hacerlo en la edici¨®n inglesa de la revista Esquire. Le gusta escribir, y sobre la lectura tiene preferencias bien definidas. Se interesa principalmente por sat¨ªricos como Ben Elton y Stephen Fry, dos referentes de la modernidad inglesa. Sus relaciones sociales son las t¨ªpicas de los futbolistas ricos y famosos. Frecuenta las tiendas de dise?o de Manchester y acude a los lugares de moda con sus compa?eros del Liverpool, donde se les reserva el tratamiento de estrellas del pop. Un mundo c¨®modo que McManaman completa con su noviazgo con una universitaria que cursa estudios en Alemania. Pero este agradable universo no acaba de satisfacer su ambici¨®n. Ahora le llega el momento de elegir: permanecer en un equipo que pierde aceleradamente su m¨ªstica o aventurarse en el Madrid. La soluci¨®n, muy pronto, probablemente en enero. Probablemente ser¨¢ el Madrid.
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