Juicio a Varela, un precedente mod¨¦licoXAVIER RIUS-SANT
Nunca he considerado agradable observar como una persona entra en prisi¨®n. Pero aunque la c¨¢rcel dif¨ªcilmente reinserta, consigue aplacar la alarma social generada por el delito cometido, ayudando a la v¨ªctima a poder olvidar. La c¨¢rcel tambi¨¦n evita que el delincuente repita su conducta antisocial mientras permanece recluido, y disuade a las v¨ªctimas de tomarse la justicia por su mano mediante la ley del tali¨®n. Aunque este sentimiento se desvanece al ver como son encerrados personajes que desde un poder econ¨®mico robaron con plena impunidad, cuando se recibe la noticia de que el viejo dictador chileno ha sido detenido en Londres y reclamado por genocida y terrorista por medio mundo. Poco antes de realizarse el juicio contra Pedro Varela, propietario y editor de la librer¨ªa nazi Europa, de Barcelona, se alzaron voces desde posiciones claramente democr¨¢ticas que cuestionaban la eficacia de una hipot¨¦tica condena a Varela y argumentaban que la libertad de expresi¨®n est¨¢ para todos, incluso para aquellos que piensan que el holocausto no existi¨® y que en los campos de exterminio no se asesin¨® a millones de jud¨ªos, gitanos, comunistas, homosexuales o discapacitados. Se lleg¨® a decir que la libertad de expresi¨®n ampara a todos, incluso a aquellos que levantan banderas fascistas y hacen proclamas para eliminar a negros y homosexuales, como ampar¨® de alguna manera al nazi Sergi Soto, l¨ªder de los Boixos Nois fallecido hace un a?o, a quien el vac¨ªo del anterior C¨®digo Penal permiti¨® que quedaran impunes las declaraciones que en tal sentido realiz¨® en 1991 en Informe semanal. Afortunadamente el nuevo C¨®digo Penal tipific¨® claramente en su art¨ªculo 607 la difusi¨®n de doctrinas que nieguen el genocidio, lo justifiquen o pretendan rehabilitar los reg¨ªmenes que lo practicaron. Afortunadamente, tambi¨¦n, se tipific¨® en el art¨ªculo 510 la provocaci¨®n a la discriminaci¨®n, al odio o a la violencia contra grupos por motivos racistas, antisemitas, ideolog¨ªa, religi¨®n, etnia, raza, orientaci¨®n sexual o minusval¨ªa. La sentencia, que impone las penas m¨¢ximas de dos y tres a?os respectivamente previstas en el nuevo c¨®digo para ambos delitos, ha recogido las peticiones de la fiscal y de la acusaci¨®n particular ejercida por SOS Racisme y la comunidad jud¨ªa, y es la que es no s¨®lo por la rotundidad de las pruebas encontradas por los Mossos d"Esquadra -21.584 libros, carteles, fotolitos y v¨ªdeos de exaltaci¨®n nazi-, sino por la err¨®nea estrategia seguida por la defensa de Varela. As¨ª, pretendi¨® suspender el juicio por la supuesta inconstitucionalidad de los art¨ªculos 510 y 607 del C¨®digo Penal por vulnerar el derecho fundamental a la libertad de expresi¨®n, y neg¨® que el local de la calle de S¨¨neca fuera un centro de difusi¨®n nazi. Varela reconoci¨® ser tan s¨®lo el propietario de una librer¨ªa especializada en la II Guerra Mundial en cuya trastienda se guardaban los archivos de la asociaci¨®n nazi Cedade, ya disuelta, que ¨¦l hab¨ªa presidido. Y cuando se le pregunt¨® por textos que almacenaba y distribu¨ªa en los que se dec¨ªa que no existieron las c¨¢maras de gas y que los jud¨ªos son como ratas a las que exterminar, respond¨ªa que aquello hab¨ªa pertenecido a la disuelta Cedade o a humildes historiadores ya fallecidos que dejaron all¨ª sus archivos y publicaciones. Varela y su abogado pretendieron negar que se hubiera continuado vendiendo tales obras tras la entrada en vigor del nuevo C¨®digo Penal, aunque cuando los Mossos se incautaron de ellas estaban colocadas en los estantes de venta al p¨²blico, aunque la librer¨ªa aparec¨ªa en cat¨¢logos de muchos pa¨ªses como centro de distribuci¨®n de dichas obras. Y cuando se le pregunt¨® por la edici¨®n del folleto El mito de Anna Frank, del que reconoc¨ªa ser autor, disert¨® sobre la falsedad del diario de la joven fallecida. Se equivoc¨®, tambi¨¦n, cuando manifestaba desconocer el contenido de buena parte de los libros que vend¨ªa, y se equivoc¨® a¨²n m¨¢s cuando replic¨® a la fiscal sobre c¨®mo deb¨ªa hacerle las preguntas para que fueran correctas. Y l¨®gicamente los argumentos de inconstitucionalidad se desvanecieron, m¨¢s cuando la Convenci¨®n Europea de los Derechos del Hombre y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Pol¨ªticos prev¨¦n estas limitaciones de la libertad de expresi¨®n para sancionar la apolog¨ªa del odio racial y la incitaci¨®n a la discriminaci¨®n. No s¨¦ si Pedro Varela se convertir¨¢ en un m¨¢rtir venerado por los nazis de medio mundo, y dudosamente rectificar¨¢ sus opiniones sobre Anna Frank o la existencia de las c¨¢maras de gas. Pero igual que ocurre en la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos, la difusi¨®n de la ideolog¨ªa que niega por antonomasia la totalidad de los derechos del pr¨®jimo se ha castigado por primera vez en Espa?a en un juicio que crea un importante precedente. Ahora que genocidas como Pinochet, al cumplirse 50 a?os de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos, acaban convertidos en proscritos; ahora que Radovan Karadzic ha tenido que esconderse en Bielorrusia; ahora que el fascista croata Mate Boban, que devast¨® Mostar, tuvo que fallecer oficialmente de un derrame cerebral, aunque muchos en Sarajevo dicen que vive con otra identidad en Argentina, incitar o defender el genocidio es un delito que no queda impune. Varela declar¨® al terminar el juicio que cuando llegue el d¨ªa de su muerte desea presentarse sin ruborizarse ante Dios. No es un ignorante, sino un licenciado en Historia con un brillante historial acad¨¦mico. Muchos de los grandes genocidas de este siglo, como el camboyano Pol Pot o como el psiquiatra Karadzic, son hombres de un gran potencial intelectual que mataron primero con sus ideas y sus palabras. Al menos ahora Varela, aunque piense que tiene la verdad, ya no podr¨¢ difundir desde ese local de Barcelona a los cinco continentes ciertos libros, carteles y v¨ªdeos en espa?ol, ingl¨¦s o alem¨¢n en los que se llama al exterminio de seres humanos.
Xavier Rius-Sant es periodista especializado en temas de derechos humanos, seguridad y defensa.
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