Canes y fiscales
F?LIX BAY?N A mi colega Juan Jos¨¦ T¨¦llez -si no lo remedia un magistrado sensato de la Audiencia Provincial, el Tribunal Supremo o el Constitucional, que alguno habr¨¢- le va a costar 650.000 pesetas llamar a un fiscal "perro de presa". Una jueza de Algeciras ha considerado que "los seres humanos venimos consider¨¢ndonos superiores al resto de especies animales" y por eso empapela a T¨¦llez. Tan pintoresca sentencia da la raz¨®n a mi perro, que me mira babeante y con ojos llenos de cari?o y admiraci¨®n mientras escribo este art¨ªculo. La jueza y mi perro tienen algo en com¨²n: ambos creen que el hombre es el rey de la creaci¨®n. Mi perro, incluso, va m¨¢s all¨¢ y piensa que el rey de la creaci¨®n no es un hombre cualquiera, sino yo mismo, y es por eso por lo que me mira babeante y con ojos llenos de cari?o. Pobre idiota. Cre¨ªa yo que los jueces sab¨ªan m¨¢s de animales. Al fin y al cabo, lo mejor que se ha escrito sobre su oficio es una canci¨®n de Georges Brassens que se llama "El gorila". Los hac¨ªa m¨¢s enterados, m¨¢s conocedores y amantes de nuestros hermanos mam¨ªferos de otras especies. Pues nada, si no lo remedia otra instancia superior m¨¢s juiciosa, la anacr¨®nica versi¨®n antropoc¨¦ntrica de una jueza de Algeciras le puede costar a mi admirado T¨¦llez 130.000 duros. Lo bueno del caso es que, por lo dem¨¢s, la sentencia le da la raz¨®n. Al fin y al cabo, la tesis central del art¨ªculo por el que ha sido condenado T¨¦llez era que "la trena est¨¢ para los robagallinas, los inocentes y los honrados, mientras que la delincuencia de cuello blanco se infiltra impunemente entre la Espa?a de los fracs, de las chisteras, de los uniformes y de las togas". T¨¦llez, sin duda, es inocente y honrado y, no es un robagallinas, pero es poeta, que en cuanto a consideraci¨®n social viene a ser lo mismo. Su art¨ªculo sal¨ªa en defensa de un sindicalista, Miguel Alberto D¨ªaz, sentado en el banquillo despu¨¦s de unos veniales incidentes ocurridos en el puerto de Algeciras durante el conflicto pesquero de 1995. D¨ªaz, pertinaz denunciante de los narcos y blanqueadores de dinero que llenan el Campo de Gibraltar y la Costa del Sol, fue condenado a un a?o de prisi¨®n en segunda instancia tras un recurso de la fiscal¨ªa, la misma fiscal¨ªa que suele dejar que los mafiosos se vayan de rositas. No es ¨¦ste un problema exclusivo del Campo de Gibraltar. En la vecina Costa del Sol pasa lo mismo: a la que cogen robando un radiocassette a un yonqui, la fiscal¨ªa hace caer sobre ¨¦l todo el peso de la ley. En cambio, a¨²n est¨¢ por ver que un fiscal se atreva a actuar de oficio contra una sola de las aparatosas tropel¨ªas de Jes¨²s Gil, por poner un ejemplo que me resulta cercano. Pero, ya se sabe, la justicia es para pringaos. S¨®lo hay algo en lo que no estoy de acuerdo con T¨¦llez. Puesto a buscar analog¨ªas caninas, yo no me hubiera referido a los perros de presa. A pesar de su apariencia, los perros de buen porte suelen ser nobles y valientes, como mi perro. Las actitudes que T¨¦llez describe son m¨¢s bien propias de caniches. Dicho sea, por supuesto, con todo el cari?o y respeto que cualquier animal -incluso los insulsos caniches- merece. En fin, dios nos guarde de jueces y fiscales muchos a?os.
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