Es mejor dar conciertos
Hay quien tiene una plaza de toros cubierta y cree que puede organizar un abono de corridas en invierno. Luego resulta que a los festejos s¨®lo acude un pu?ado de jubilados, con entradas a precio reducido, y otro pu?ado de neoaficionados, a ver si cae alguna orejita. Y si tiene la suerte de traer toros que embistan, como en la corrida de ayer, caen en las manos de un par de pegapases sin idea del toreo y aquello resulta un rollo macabeo.El pr¨®ximo s¨¢bado hay un par¨¦ntesis en el ferial taurino para ofrecer un concierto. Y a lo mejor se llena la plaza y hay que desmontar el tinglado.
Daba pena ver el coso casi vac¨ªo. Y daba m¨¢s pena todav¨ªa ver a un toro, como el sexto de la corrida, a merced de un torero como El Pireo, empe?ado en quit¨¢rselo de encima a base de expulsar la embestida hacia afuera y de aburrir al personal con muletazos vulgares, sin arte, ni gracia, ni n¨¢. Lo peor fue que el espada se encontraba a gusto dando trapazos y aquello ten¨ªa visos de no acabar nunca.
De la Puerta / Rodr¨ªguez, Pedrito, Pireo
Toros de Julio de la Puerta, de discreta presencia. 1? y 2?, inv¨¢lidos. 3?, con problemas. Resto, bravos y encastados. Miguel Rodr¨ªguez: estocada ca¨ªda (petici¨®n y vuelta); media desprendida (oreja). Pedrito de Portugal: pinchazo y media desprendida (algunas palmas); dos pinchazos, estocada ca¨ªda -aviso- y descabello (silencio). El Pireo: media ca¨ªda, rueda de peones, descabello -aviso con retraso- y descabello (silencio); dos pinchazos y estocada corta. Le perdonaron un aviso (silencio).Plaza de Legan¨¦s. 21 de noviembre. 2? corrida de abono. 600 personas.
Es posible que El Pireo supiera que al presidente se le para el reloj a la hora de dar los avisos y pensara tenernos all¨ª hasta el d¨ªa siguiente. Afortunadamente, no ocurri¨® as¨ª.
Tampoco pudo El Pireo con la casta de su primer toro. Mientras la charanga desentonaba un pasodoble, el torero lo mol¨ªa a derechazos y correteaba de all¨¢ para ac¨¢. Consigui¨® aburrir al p¨²blico, lo mat¨® mal y el presidente se demor¨® m¨¢s de un minuto en enviarle el recado.
Pedrito de Portugal anduvo parejo con su compa?ero. Tore¨® con derechazos y m¨¢s derechazos a su primer inv¨¢lido. Y en el quinto de la tarde termin¨® encimista, con el pico y haciendo moner¨ªas para no torear.
Hubo un torero en la plaza y sab¨ªa lo que ten¨ªa que hacer. Se llama Miguel Rodr¨ªguez y vino a sustituir a Uceda Leal, ausente por enfermedad. Tuvo m¨¦rito su faena al cuarto, un toro dif¨ªcil, prob¨®n, con la cara por las nubes, que arreaba tornillazos. Rodr¨ªguez se encar¨® con ¨¦l, le baj¨® la mano, y consigui¨® dominarlo sin asustarle el calamocheo.
Dio Miguel tambi¨¦n unos excelentes lances de mano baja y buen ritmo al toro que abri¨® plaza, al que puso un buen par de banderillas -el segundo- por el pit¨®n izquierdo.
Se frenaba y punteaba el segundo de la tarde y Miguel Rodr¨ªguez no pudo torearlo con la limpieza que habr¨ªa deseado. Pero anduvo f¨¢cil y seguro con ¨¦l...
Estuvo el torero madrile?o muy por encima de sus compa?eros y ya se perfila como posible aspirante al puesto de triunfador de esta serie de corridas organizadas con entusiasmo y buenos deseos pero que, como es evidente, a la vista de la desolaci¨®n en los tendidos no est¨¢n calando en los aficionados.
Y es que en la plaza hace mucho fr¨ªo, no hay toreros con gancho en los carteles, los toros no son terror¨ªficos ni mucho menos y las orejas se regalan con facilidad.
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