El novelista que hundi¨® una pir¨¢mide
"La gran pir¨¤mide, a mig bastir, s"havia esfondrat". Caramba. Es indiscutible que Albert Salvad¨® (Andorra la Vella, 1951) le ha puesto espectacularidad a su novela sobre el antiguo Egipto El mestre de Kheops (Columna). Pero el escritor, flamante ganador del Premio N¨¦stor Luj¨¢n 1998 de novela hist¨®rica con esta obra, no se limita a hundir una pir¨¢mide a medio edificar: a lo largo de las 240 p¨¢ginas de su relato asistimos a la construcci¨®n de otras dos, a varios complots palaciegos, al envenenamiento de un fara¨®n, a torturas estremecedoras, a una invasi¨®n nubia, a la t¨®rrida sesi¨®n de masaje de una reina y al acuchillamiento de una ambiciosa aspirante a manos de... ?Keops! No parece ninguna tonter¨ªa comparar a Salvad¨® con el muy popular Christian Jacq, que en su d¨ªa se atrevi¨® a describir las pr¨¢cticas amatorias de Rams¨¦s II. ?Un Christian Jacq andorrano? ?Un Christian Jacq en catal¨¢n? ?Nuestro Christian Jacq? Al escritor no le hace ninguna gracia el asunto: "No me gustar¨ªa ser el Jacq catal¨¢n, las imitaciones no funcionan. Adem¨¢s, ?sabe una cosa?, no he le¨ªdo nada de ¨¦l. Cuando escrib¨ª L"enigma de Constant¨ª el Gran, un amigo me dijo que le recordaba Memorias de Adriano, que tampoco hab¨ªa le¨ªdo entonces. No he escrito El mestre de Kheops como un best-seller, cogiendo una ¨¦poca hist¨®rica y estir¨¢ndola, sino exactamente al contrario: condensando mucho; y he querido tambi¨¦n desmontar t¨®picos". Para su viaje literario a Egipto -Salvad¨® confiesa que nunca ha estado en el pa¨ªs del Nilo-, el novelista ha escogido el Imperio Antiguo y concretamente el inicio de la IV dinast¨ªa, con el reinado de Snofru, padre de Keops, hace la friolera de 4.600 a?os. "Es una ¨¦poca con muchas interpretaciones diferentes, lo que permite mucha libertad, y en la que se produce el gran despegue de Egipto y tres hechos de gran importancia hist¨®rica: el fara¨®n alcanza el poder absoluto, crece la influencia del clero y se construye la primera pir¨¢mide". Salvad¨® se refiere a la primera pir¨¢mide verdadera -pues hubo antes varias construcciones que apuntaban en esa direcci¨®n, como la pir¨¢mide de Djoser o la de Meidum-. Esa primera pir¨¢mide es la Pir¨¢mide Roja, en Dashur, que se alza junto a la extra?a Pir¨¢mide Inclinada (o Romboidal) en la que se aprecia un brusco cambio de ¨¢ngulo. En su novela, Salvad¨® juega, con mucha habilidad, con el misterio que rodea a estas dos pir¨¢mides que preludian la gran realizaci¨®n de Keops, la Gran Pir¨¢mide de Giza. El novelista narra el desplome de una pir¨¢mide que se construye en Dashur a causa de el empleo de material defectuoso -tipo aluminosis- y de un mal c¨¢lculo. Mueren centenares de obreros y a los culpables se les ajusticia, no sin antes aplast¨¢rseles los test¨ªculos. Entonces, en la ficci¨®n, se construyen las dos pir¨¢mides que conocemos: la inclinada, sobre la base de la derruida - lo que obliga a cambiar el ¨¢ngulo para evitar un nuevo desplome-, destinada a la reina Heteferes, y la normal para Snefru. En la novela, el fara¨®n accede a construir una pir¨¢mide (rara pero pir¨¢mide al fin) a la reina para que ¨¦sta le permita tomar otra esposa. Hay escenas de bastante erotismo en el libro y el autor est¨¢ muy satisfecho, con raz¨®n, de una en la que Heteferes trata de seducir al gran sacerdote de Ra, que ya es empresa. Salvad¨® dice que tard¨® un a?o y medio en escribir la novela y cuatro a?os en documentarse. Destaca del Egipto antiguo que un individuo como su protagonista, Sedum, pod¨ªa pasar de esclavo a maestro de los hijos del fara¨®n en virtud de sus m¨¦ritos. De la actual egiptoman¨ªa literaria apunta que quiz¨¢ se deba a que al dejar la gente de viajar a Egipto por el terrorismo se da m¨¢s a la lectura. En cuanto al escribir sobre el gran Egipto desde la peque?a Andorra, dice, riendo, que quiz¨¢ las monta?as le han sugerido las pir¨¢mides.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.