Saltos sobre Darwin

La gen¨¦tica de moscas ha proporcionado un par de sustos a la gradualista y parsimoniosa teor¨ªa evolutiva de Darwin, que postula que los cambios en los seres vivos son consecuencia de una lenta y larga acumulaci¨®n de ¨ªnfimas variaciones, sin saltos bruscos ni discontinuidades. Curiosamente, los dos sustos han provenido del mismo lado: los genes home¨®ticos, esenciales y muy parecidos en todos los animales.En los a?os sesenta y setenta, el premio Nobel estadounidense Ed Lewis mostr¨® con lujo de detalle que un peque?o cambio en un solo gen home¨®tico puede provocar resultados morfol¨®gicamente espectaculares. Conseguir moscas con cuatro alas en vez de dos no requiere unos cuantos millones de a?os de lenta evoluci¨®n. En realidad, basta con una fracci¨®n de segundo: lo que lleva mutar un gen.

No se trata de una rareza anecd¨®tica. A estas alturas, est¨¢ perfectamente claro que esos mismos genes home¨®ticos cumplen id¨¦nticas funciones en todos los animales, incluidos los seres humanos. Son aut¨¦nticos interruptores que, al encenderse o apagarse en el embri¨®n, seleccionan una u otra v¨ªa de desarrollo: hacer un ala, una pata, un dedo pulgar o un segmento de cerebro humano. Por esa raz¨®n, la mutaci¨®n en cada uno de estos genes altera un m¨®dulo completo del cuerpo, sin necesidad de lentas y penosas adaptaciones.

El gen Odysseus descubierto ahora, perteneciente a la misma familia que los de Ed Lewis, imprime una nueva clase de l¨®gica brusca sobre la parsimonia favorecida por Darwin. Las funciones que cumple Odysseus en la c¨¦lula no se conocen todav¨ªa, pero parece claro que este gen puede decidir de repente dar un aceler¨®n y provocar el aislamiento reproductivo de un grupo de individuos, lo que conduce a una nueva especie. ?Qui¨¦n dijo que las prisas no conduc¨ªan a nada?