Caballos
Los organizadores del Sal¨®n Internacional del Caballo est¨¢n anhelando la llegada de ejemplares de raza cuch¨¦ al Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla, que mitiguen el aire de orfandad provocado por la ausencia de Bo Derek, la viuda 10. Cayetana de Alba se encarg¨® de la inauguraci¨®n, junto al presidente de la Diputaci¨®n de Sevilla, Alfredo S¨¢nchez Monteseir¨ªn, pero no es propiamente la compa?era cinematogr¨¢fica que elegir¨ªa Tarz¨¢n de los monos para una versi¨®n dirigida a enriquecer la parte inferior del tronco. Claro que tampoco Monteseir¨ªn est¨¢ para andar de liana en liana. No habr¨¢ ejemplares de cuch¨¦ internacional, pero habr¨¢ reclamos aut¨®ctonos como Juncal Rivero, Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez o Paco Valladares. Aunque el mejor precalentamiento al Sicab "98 han sido las idas y venidas literarias de la semana. Juan Manuel de Prada, que tiene cara de no haber escrito nunca un co?o, a pesar de dedicarle un libro, se desboc¨® en el encuentro sobre la obra literaria de Rafael Cansinos Assens y, a prop¨®sito del oficio, confes¨®: "Para ser escritor hay que tener mala leche y, a veces, mala baba". Carmen Posadas, la ¨²ltima agraciada por la ruleta planetaria, lleg¨® a Sevilla soltando coces a los cr¨ªticos que la ningunean como una pija con ¨ªnfulas literarias. Peque?as infamias que sublevan a la autora uruguaya. Pero hasta el desd¨¦n de Posadas es educado, burgu¨¦s, de t¨¦: "Todos tenemos nuestros estigmas y el m¨ªo es ser vista como una pija que escribe libros". La ganadora y el finalista del Planeta, Jos¨¦ Mar¨ªa Mendiluce, compitieron sin pudor en la carrera por el sambenito m¨¢s grande. "La gente me tiene asignado el clich¨¦ de solidario y comprometido", dijo Mendiluce. Entre ir por la vida con marchamo de pija o de solidario, la elecci¨®n es clara, ?no? De pija, siempre. Que te pueden invitar a trotar en lugar de Bo Derek en el Sal¨®n del Caballo y, con un poco de suerte, sales en Contraportada a la hora del caf¨¦. Aunque puestas a elegir, la vida de Sor Mar¨ªa Jes¨²s de Agreda resulta apasionante. Adem¨¢s de escuchar los chismes del rey Felipe IV, la t¨ªa se enfrent¨® a la Inquisici¨®n por un libro (que en tiempo de la Inquisici¨®n ten¨ªa su aquel) y, por lo visto, pod¨ªa cabalgar sobre las nubes. Lo cuenta el periodista Javier Sierra en su novela La dama azul. Ser¨ªa un pelotazo contar con la sor en el Sal¨®n del Caballo.
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