Cirug¨ªa con permiso de Jehov¨¢
?La sangre se usa en los hospitales espa?oles con demasiada ligereza? ?sta es la tesis sobre la que debatir¨¢n los cirujanos y juristas participantes en el XXI Seminario Internacional de Cirug¨ªa, que se celebra hoy y ma?ana en Alicante. A priori, la respuesta es afirmativa, seg¨²n el profesor Justo Medrano, catedr¨¢tico de Patolog¨ªa y Cirug¨ªa en la Universidad Miguel Hern¨¢ndez, jefe del servicio de Cirug¨ªa del Hospital Universitario de San Juan, y uno de los presidentes de las jornadas. El tema es de especial inter¨¦s para superar los dilemas ¨¦ticos que enfrentan a m¨¦dicos y testigos de Jehov¨¢, cuyas creencias religiosas consideran la sangre como la principal y m¨¢s sagrada expresi¨®n de la vida, por lo que creen que, una vez sale del cuerpo, queda contaminada y no puede volver a entrar. Son los testigos, y tambi¨¦n los pacientes que sienten pavor a las transfusiones por temor al contagio de enfermedades como el sida o la hepatitis C, los principales beneficiarios de la cirug¨ªa sin sangre. Medrano se?ala que son muchas las alternativas a la transfusi¨®n, y Pedro Garc¨ªa, miembro del Comit¨¦ de Enlace con los Hospitales de los testigos alicantinos, que ha participado en la organizaci¨®n de las jornadas, defiende su derecho a ser consecuente con sus creencias. ?Pero en qu¨¦ consiste la cirug¨ªa sin sangre? Responde Medrano: "En un cambio de actitud de los m¨¦dicos que implica utilizar sangre cuando sea necesario, y no cuando sea aconsejable". Para Medrano, la cirug¨ªa sin sangre necesita m¨¢s de una nueva filosof¨ªa que de instrumental cl¨ªnico novedoso. "Se trata de que los m¨¦dicos comiencen a trabajar con las alternativas que existen a la transfusi¨®n de sangre", se?ala. Como norma general, cita que no es necesario transfundir hasta que el paciente presente una tasa de hemoglobina inferior a los seis miligramos por decilitro de sangre. Sin embargo, en Espa?a nunca se espera a ese l¨ªmite, cuando es posible recuperar hemoglobina despu¨¦s de la intervenci¨®n mediante la inyecci¨®n de eritropoyetina, una sustancia que estimula la producci¨®n de gl¨®bulos rojos. En el seminario participa el doctor norteamericano Aryeb Shander, un aut¨¦ntico funambulista quir¨²rgico que ha llegado a aguantar a pacientes con niveles de hemoglobina del 1,7, algo pr¨¢cticamente "incompatible con la vida", seg¨²n los expertos. Incluso cuando la aportaci¨®n de sangre es imprescindible, existen trucos para aplacar la ira de Jehov¨¢. El que requiere una mayor tecnolog¨ªa es la autotransfusi¨®n, de la que se encarga una m¨¢quina que aspira la sangre que se pierde durante la operaci¨®n, la filtra, y la devuelve al cuerpo. "Esto s¨ª lo aceptamos", acuerda Pedro Garc¨ªa, "ya que consideramos que la m¨¢quina act¨²a en ese momento como una extensi¨®n de nuestro organismo". Otra posibilidad t¨¦cnica es la c¨¢mara hiperb¨¢rica, que al aumentar la presi¨®n del paciente es como si exprimiera la sangre de las c¨¦lulas, con lo que aumenta el flujo sangu¨ªneo. Garc¨ªa afirma que un centro alicantino cuenta con este aparato, pero, independientemente de la tecnolog¨ªa punta, Medrano se muestra convencido de que la necesidad de transfundir se reduce considerablemente con el empleo de anestesia local en vez de general y con t¨¦cnicas de hipotensi¨®n controlada. Las opciones son muchas m¨¢s, y siempre redundan en beneficio de las habilidades del cirujano. Hay que desconfiar de los m¨¦dicos que emplean mucha sangre. De hecho, uno de los par¨¢metros para medir la calidad del trabajo de un equipo quir¨²rgico es la cantidad de sangre que necesite para operar. Cuanta m¨¢s emplee, m¨¢s chapuceros ser¨¢n sus miembros. "Si se busca la calidad del servicio al paciente, hay que huir del empleo de sangre", sentencia Medrano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.