El esp¨ªa incontrolable
Un antiguo agente del MI 5 podr¨¢ seguir revelando secretos al negar Francia su extradici¨®n al Reino Unido
El ¨²ltimo traidor de los muy ilustres servicios secretos de Su Majestad celebra ruidosamente estos d¨ªas en lujosos hoteles de la capital francesa la decisi¨®n del Tribunal de Apelaci¨®n de Par¨ªs de denegar su extradici¨®n a la Gran Breta?a. Su euforia se comprende, porque acaba de librarse de una eventual condena de dos a?os de reclusi¨®n en una prisi¨®n inglesa de alta seguridad y porque ha pasado estos ¨²ltimos cuatro meses alojado en la c¨¢rcel parisiense de La Sant¨¦. El ex esp¨ªa David Shayler que festeja su victoria judicial en Par¨ªs no se parece en nada a los legendarios caballeros de la sombra brit¨¢nicos, ni desde luego al eterno James Bond, aunque su figura de bebedor de cerveza y su aspecto de hooligan del Middlesborough puedan dar lugar al equ¨ªvoco. Sus antiguos compa?eros conocen bien su vocaci¨®n para la comedia, saben de su facilidad para moverse en el terreno de la informaci¨®n, de su inteligencia a la hora de administrar los datos. Lo sab¨ªan ya antes, pero es ahora cuando sufren sus efectos.El renegado agente brit¨¢nico del MI 5 y del MI 6 (el servicio de actuaci¨®n en el extranjero) puede, por lo dem¨¢s, permitirse este lujo de los hoteles de la capital francesa. En agosto del pasado a?o, el Mail on Sunday le pag¨® 370.000 francos (unos nueve millones de pesetas) por la primera de una serie de revelaciones de alto valor explosivo que no parecen tener fin. Tan explosivas, que el propio semanario ha renunciado en algunos casos a publicar al detalle informes como el que describe las pasadas relaciones entre el IRA y el Gobierno de Libia e identifica con nombres y apellidos las fuentes de que dispon¨ªan los servicios brit¨¢nicos en el ¨¢rea.
Desde entonces, de forma peri¨®dica y controlada, en funci¨®n de sus intereses cremat¨ªsticos, que aparecen en ocasiones disfrazados de denuncia y decepci¨®n personal, a la b¨²squeda tambi¨¦n de un pacto con Londres que le permitiera soslayar la c¨¢rcel, David Shayler no ha dejado de socavar la imagen y hasta las redes del antiguo servicio haciendo estallar esc¨¢ndalos de lo m¨¢s variados. Un d¨ªa, el Mail on Sunday revela que el MI 5 dispone de decenas de miles de fichas de elementos potencialmente subversivos. Entre las personas investigadas y clasificadas en su momento por los servicios figura el actual ministro de Interior, Jack Straw, considerado sospechoso durante su etapa juvenil.
El diario da cuenta de c¨®mo los colegas del departamento en el que David Shayler dio sus primeros pasos vigilaron igualmente a John Lennon, a los Sex Pistols, a los Clash o a los componentes del grupo UB 40. En otra ocasi¨®n, el semanario denuncia las escuchas practicadas a una periodista de The Guardian, la desmesurada afici¨®n a la bebida que profesan algunos importantes agentes o la ineficacia de la lucha contra el terrorismo. En ese empe?o, Shayler llega a mostrar que la incompetencia de sus colegas hizo posible que el IRA pudiera llevar a cabo uno de sus atentados en Londres.
Cada revelaci¨®n suya ha sido una bofetada a la credibilidad del MI 5 y el MI 6, una humillaci¨®n insoportable, porque pod¨ªa sospecharse, en efecto, que los servicios secretos brit¨¢nicos no funcionan exactamente como nos los describe en la pantalla su agente por antonomasia, James Bond. La diferencia entre la realidad y el mito del 007 est¨¢ resultando demasiado abismal. Se comprenden as¨ª los frustrados intentos de las autoridades londinenses por llegar a un acuerdo con su ex agente, el ¨¦nfasis en la gravedad de las filtraciones que el comisario brit¨¢nico Morrissey ha puesto de relieve ante el tribunal franc¨¦s. Todo ha sido in¨²til, porque David Shayler tie-ne munici¨®n para rato y porque la justi-cia francesa considera que en el caso de los esp¨ªas, la revelaci¨®n de secretos tiene un car¨¢cter pol¨ªtico que la deja al margen del procedimiento de extradici¨®n. El dictamen resulta desastroso para Londres en la medida en que pierde el principal elemento de presi¨®n sobre un hombre, libre ahora de permanecer o abandonar el territorio franc¨¦s, que guarda como oro en pa?o las copias de los documentos que pasaron por sus manos durante los seis a?os de servicio.
Entre sus numerosas aportaciones al inter¨¦s y a la curiosidad p¨²blicas, el ¨²ltimo renegado del espionaje brit¨¢nico ha contado que el todopoderoso y omnipresente MI 5 se sirve de anuncios an¨®nimos en prensa como sistema para reclutar agentes.
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