?Debe Espa?a renunciar a los fondos comunitarios?
Los autores se adentran en la pol¨¦mica sobre las ayudas comunitarias
Se reproduce con cierta periodicidad en la esfera pol¨ªtica europea, especialmente entre los responsables econ¨®micos alemanes, la opini¨®n de que los pa¨ªses que forman parte del euro deben renunciar, en caso de ser beneficiarios, a las ayudas comunitarias. En primer lugar, se argumenta que si un pa¨ªs ha podido acceder a la moneda ¨²nica es porque cumple las condiciones de convergencia y en ese caso no necesita las ayudas comunitarias.Podr¨ªamos denominar a esta forma de razonar el argumento de suficiencia, es decir, el pa¨ªs en cuesti¨®n posee fundamentos econ¨®micos suficientes como para defenderse por s¨ª solo en la uni¨®n monetaria sin ayudas comunitarias.
En segundo lugar est¨¢ la justificaci¨®n de que las ayudas comunitarias, tanto del Fondo de Cohesi¨®n como de los fondos estructurales, han sido utilizadas por los pa¨ªses que las han recibido para poder cumplir m¨¢s f¨¢cilmente los criterios de convergencia y acceder, de esta forma, con ventaja, a la moneda ¨²nica.
A esta forma de argumentar la denominaremos el argumento de competencia, se entiende que desleal, para permanecer en la uni¨®n monetaria, de mantenerse las ayudas. Conviene distinguir, sin embargo, entre ayudas del Fondo de Cohesi¨®n (para aquellos pa¨ªses cuya renta per c¨¢pita es inferior al 90% de la media comunitaria) y ayudas de los fondos estructurales (FEDER, Fondo Social Europeo y FEOGA-Orientaci¨®n, para aquellos pa¨ªses cuya renta per c¨¢pita es inferior al 75% de la media comunitaria). Esta confusi¨®n est¨¢ generalizada en el debate.
En nuestra opini¨®n, ambos argumentos, el de suficiencia y el de competencia, son simplistas y quienes los mantienen confunden los fundamentos de una uni¨®n monetaria con los de una uni¨®n econ¨®mica y omiten, pues no desconocen, elementos clave del proceso de integraci¨®n comunitario, por no decir de la propia Constituci¨®n comunitaria. Adem¨¢s, si las ayudas comunitarias cumplen su papel, la uni¨®n econ¨®mica y monetaria europea s¨®lo puede resultar beneficiada. As¨ª, a los argumentos de suficiencia y competencia contra las ayudas estructurales para los pa¨ªses del euro opondremos un argumento de eficiencia a favor de dichas ayudas independientemente de que los pa¨ªses beneficiarios pertenezcan o no al club de la moneda ¨²nica.
?No forman parte de la uni¨®n monetaria alemana los nuevos cinco L?nder a los que, sin embargo, el gobierno federal alem¨¢n les transfiere enormes recursos corrientes y de capital? ?Por qu¨¦ lo hace? Por supuesto que las ayudas comunitarias sirven para el progreso de los pa¨ªses menos desarrollados de la Uni¨®n Europea, pero lo hacen a trav¨¦s de mejorar sus posibilidades de convergencia real, mientras que los dichosos criterios de Maastricht son criterios de convergencia nominal.
Faltar¨ªa m¨¢s que despu¨¦s de advertirnos sobre las grandes diferencias que hay entre ambos tipos de criterios, ahora se los confundiera interesadamente para burlar lo que han sido elementos esenciales del proceso comunitario desde mediados de la d¨¦cada pasada.
En efecto, ambos tipos de convergencia no son id¨¦nticos, aunque la convergencia nominal sea necesaria (mas no suficiente) para la convergencia real.
De esta manera, muy justificadamente, se nos dec¨ªa hace bien poco que no nos hici¨¦ramos ilusiones de que la convergencia nominal, el cumplimiento de los criterios de Maastricht, implicara que lleg¨¢semos a ser tan ricos como los pa¨ªses m¨¢s desarrollados de la uni¨®n. Correcto, pero que no se porf¨ªe ahora tampoco por eliminar unas ayudas condicionadas a un nivel de renta que todav¨ªa no ha traspasado, y falta tiempo para ello, el umbral cr¨ªtico, ni del 75% (fondos estructurales), ni, menos a¨²n, del 90% (Fondo de Cohesi¨®n). Para lo que s¨ª habr¨¢ que prepararse, en Espa?a especialmente, sin cacareos, es para cuando la ampliaci¨®n a los pa¨ªses del centro y este de Europa, haga caer la renta media comunitaria y lleve autom¨¢ticamente a la exclusi¨®n de muchas regiones que actualmente reciben ayudas comunitarias. Ello ser¨¢ justo y necesario.
La pretendida competencia desleal que los pa¨ªses beneficiarios de las ayudas comunitarias practican gracias a las ventajas que ¨¦stas les confieren, es, de nuevo, otro argumento simplista. En primer lugar, las ayudas, siempre condicionadas al criterio de renta media, est¨¢n precisamente dise?adas para dotar a los pa¨ªses menos desarrollados de elementos de competencia equivalentes a largo plazo, en otras palabras, ayudarles progresivamente a competir mejor en la Europa del Mercado Interior, del Espacio Econ¨®mico Europeo, de la Moneda ?nica. ?O ya no se acuerda nadie de que cuando todos los fondos actualmente en operaci¨®n se reformaron o se crearon, despu¨¦s de 1987 (?se acuerdan?, Acta ?nica, Jacques Delors), fue para asegurar la participaci¨®n activa, sin reservas ni temores, de los pa¨ªses menos desarrollados, potenciales perdedores, de los formidables retos que planteaban los escenarios mencionados?
No es pues cuesti¨®n de eliminar aquellos factores de participaci¨®n, que beneficiaron, y seguir¨¢n beneficiando, a todos los pa¨ªses comunitarios. Formalmente, cuando los beneficiarios sobrepasen los niveles cr¨ªticos de renta per c¨¢pita de cada esquema de ayudas comunitarias es cuando se les considerar¨¢ en condiciones adecuadas para competir en la nueva Europa. Cuanto antes llegue ese momento, antes se retirar¨¢n las ayudas comunitarias, y ello ser¨¢ una doble buena noticia. Como empieza a serlo el caso de Irlanda.
Pero estas ayudas no deben retirarse mientras no se sobrepasen los niveles cr¨ªticos o hasta que una cumbre europea no altere los tratados de la uni¨®n. ?Creen que cualquier regi¨®n europea se alegrar¨ªa de entrar a formar parte en el paquete de ayudas estructurales porque su renta per c¨¢pita hubiese ca¨ªdo de repente por debajo del 75% de la comunitaria?
Las ayudas comunitarias, estructurales o de cohesi¨®n, ambas bajo el principio comunitario de cohesi¨®n, cumplen un papel de eficiencia cuando se utilizan correctamente y se combinan con pol¨ªticas virtuosas. Irlanda es ahora m¨¢s rica que Espa?a, cuando hace unos a?os pose¨ªa una renta per c¨¢pita muy inferior, porque ha sabido aprovechar las importantes ayudas comunitarias que ha recibido con pol¨ªticas virtuosas de consolidaci¨®n fiscal.
Todo ello, junto a su extraordinaria apertura comercial y a las inversiones extranjeras, le ha permitido crecer a un ritmo cuatro veces m¨¢s r¨¢pido que los dem¨¢s pa¨ªses comunitarios, y eso es crecer muy r¨¢pidamente. Las ayudas estructurales y de cohesi¨®n pueden ser muy beneficiosas a corto, medio y largo plazo, porque constituyen shocks de oferta favorables de entre tres y seis puntos porcentuales, al a?o, del valor a?adido bruto (VAB) de las regiones beneficiarias cuyos efectos consisten en reducir costes y aumentar la productividad y el crecimiento de las mismas.
Pero es que esta pol¨ªtica beneficia al conjunto de pa¨ªses comunitarios, consolida el mercado interior y estimula la competencia. Ampl¨ªa, adem¨¢s, la gama de bienes, servicios e infraestructuras de que disfrutan todos los ciudadanos comunitarios.
En nuestras evaluaciones de algunas de las ayudas comunitarias hemos constatado una y otra vez que, en muchos casos, las mejoras en los accesos, aeropuertos e infraestructuras, beneficiaban a docenas de miles de turistas brit¨¢nicos, alemanes, etc¨¦tera, m¨¢s incluso que a los locales. Las hemos defendido siempre en aras del argumento de eficiencia.
Por su parte, nuestras autoridades, sin caer en el estereotipo del pedig¨¹e?o, deben defenderlas tambi¨¦n y saber renunciar a ellas cuando Espa?a o sus territorios pasen a tener la renta per c¨¢pita suficiente que les descalifique para recibirlas. ?sa ser¨¢ tambi¨¦n una buena noticia.
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