Mandela se opone a una amnist¨ªa general para los criminales del r¨¦gimen del 'apartheid'
El presidente de Sur¨¢frica, Nelson Mandela, ha descartado sin rodeos la perspectiva de una amnist¨ªa general en su pa¨ªs tras la publicaci¨®n, el pasado mes de octubre, del informe en el que la Comisi¨®n de la Verdad reclamaba el procesamiento de importantes figuras pol¨ªticas, a las que acusa de graves violaciones de los derechos humanos, incluyendo a su exesposa Winnie Madikizela-Mandela.
En una entrevista exclusiva concedida a El Pa¨ªs Semanal -que ma?ana ser¨¢ publicada ¨ªntegramente-, Mandela interviene en el debate internacional suscitado por el caso Pinochet y apoya, con todo su prestigio y su peso moral, a quienes luchan para hallar la verdad y la justicia, si es necesario a costa de las conveniencias pol¨ªticas."Es un debate f¨²til", afirma Mandela, en su primeras declaraciones p¨²blicas sobre la amnist¨ªa desde que la Comisi¨®n de la Verdad public¨® su voluminoso informe de 3.500 p¨¢ginas sobre los horrores de los a?os del apartheid. "Por lo que a m¨ª respecta, ni hablar de amnist¨ªa general; me opondr¨¦ con todas mis fuerzas. No podemos hacerlo".Quienes defienden una amnist¨ªa general en Sur¨¢frica utilizan argumentos muy similares a los que emplean quienes est¨¢n presionando a Jack Straw, el ministro brit¨¢nico del Interior, para que permita que Pinochet vuelva a Chile. Se trata de un argumento pragm¨¢tico que afirma que el riesgo de inestabilidad pol¨ªtica es demasiado alto para concederse el lujo de perseguir la justicia.
Mandela demuestra su negativa a seguir el ejemplo chileno y afirma que, cuando lleg¨® a la presidencia, hace cuatro a?os, le asombr¨® descubrir que uno de los ¨²ltimos actos de gobierno de su antecesor, F. W. de Klerk, hab¨ªa sido firmar una amplia amnist¨ªa. "Decidimos anular dicha amnist¨ªa. Todos los que deseen un perd¨®n deben solicitarlo a t¨ªtulo individual".
La ley parlamentaria surafricana que cre¨® legalmente la Comisi¨®n de la Verdad y la Reconciliaci¨®n en 1995 establec¨ªa que s¨®lo se tendr¨ªa en cuenta la posibilidad de la amnist¨ªa para aquellos que acudiesen ante la comisi¨®n y confesaran sus cr¨ªmenes. A lo largo de tres a?os, la Comisi¨®n oy¨® el testimonio de 21.000 personas e investig¨® 31.000 casos de violaciones de los derechos humanos. Pero no todos los que testificaron lo hicieron con sinceridad, y algunas personas muy importantes, cuyos nombres asocia la opini¨®n p¨²blica con numerosos cr¨ªmenes, no se presentaron.
Entre los que se enfrentan a un posible proceso judicial puede decirse que hay algunos que representan una mayor amenaza a la estabilidad en Sur¨¢frica que la solitaria figura de Pinochet en Chile. Winnie Madikizela-Mandela fue una de las que declar¨® ante la Comisi¨®n, pero neg¨® haber cometido ning¨²n delito. La Comisi¨®n ha recomendado que se le enjuicie en relaci¨®n con el secuestro y subsiguiente desaparici¨®n de dos j¨®venes de Soweto, adem¨¢s de otros muchos cr¨ªmenes. Nelson Mandela, que se aferr¨® desesperadamente a su amor por ella durante sus 27 a?os en la c¨¢rcel, sabe que, si se la sometiera a proceso, su propio suplicio personal se ver¨ªa aumentado por el hecho de que Winnie Mandela sigue teniendo seguidores entre los estratos m¨¢s pobres de la poblaci¨®n.
P. W. Botha, el Pinochet surafricano, fue uno de quienes no acudieron a declarar ante la Comisi¨®n de la Verdad; el informe le califica de "personalmente responsable" de una letan¨ªa de atrocidades cometidas durante los 10 a?os en los que gobern¨® Sur¨¢frica, entre 1979 y 1989. Su exclusi¨®n de una amnist¨ªa supone el riesgo de que resucite la violencia blanca de extrema derecha.
En cuanto al l¨ªder zul¨² de extrema derecha Mangosuthu Buthelezi, al que la Comisi¨®n considera pol¨ªticamente responsable de 9.000 violaciones graves de los derechos humanos, su procesamiento representar¨ªa el mayor peligro para la joven democracia surafricana, puesto que fueron sus partidarios los que estuvieron a punto de conseguir en 1994 que no hubiera elecciones.
Mandela nombr¨® despu¨¦s a Buthelezi ministro de Interior en su Gabinete de coalici¨®n. Ahora, no obstante, siguiendo un principio m¨¢s elevado, est¨¢ dispuesto a arrojarlo a los lobos, si es necesario. "No nos resulta dif¨ªcil respetar las decisiones de la Comisi¨®n de la Verdad", declara en la entrevista. Cuando habla en plural, se refiere a su partido, el Congreso Nacional Africano.
Sin embargo, se sabe que existen figuras poderosas dentro de ese partido a las que agradar¨ªa una amnist¨ªa general, sobre todo por las preocupaciones que suscita el caso de Buthelezi. En los c¨ªrculos pol¨ªticos surafricanos se especula con la posibilidad de que el sucesor casi seguro de Mandela, Thabo Mbeki, anuncie la amnist¨ªa despu¨¦s de las elecciones generales del a?o pr¨®ximo.
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