El cupo de los 'invisibles'
Historia de dos inmigrantes, que presentaron con distinta suerte una solicitud para obtener un permiso laboral
Rosa y Adriana forman la cara y la cruz de una misma moneda. Ambas son inmigrantes de pa¨ªses no comunitarios y las dos se presentaron en junio al procedimiento anual de concesi¨®n de permisos de trabajo y residencia para extranjeros conocido como cupo o contingente. Pero Adriana es una de las afortunadas que han obtenido uno de los 8.415 permisos autorizados este a?o en Madrid, con lo que abandona la regi¨®n de los invisibles, y Rosa, sin embargo, forma parte de los 12.000 inmigrantes cuya solicitud ha sido denegada (4.255) o se han quedado sin plaza (7.000), as¨ª que sigue en el dif¨ªcil mundo de los sin papeles.A esta ecuatoriana de 26 a?os, que vive desde hace cuatro en Madrid de forma irregular, no le denegaron el permiso, como suele ser habitual, por presentar una oferta de trabajo en la que la solvencia del empleador sea poco cre¨ªble.
Su caso es m¨¢s rocambolesco. "La polic¨ªa me detuvo por estancia ilegal y me encontraron 11 peque?os anillos de oro que mi familia hab¨ªa comprado con mi dinero en Ecuador para que yo los vendiera aqu¨ª en una temporada que andaba sin trabajo y me acusaron de receptaci¨®n de objetos robados", explica.
El juez sobresey¨® la acusaci¨®n, pero la orden de expulsi¨®n que el Ministerio del Interior le decret¨® sin esperar a la resoluci¨®n judicial sigui¨® en vigor. Eso se traduce en que, salvo que el recurso que va a presentar por ella el centro de atenci¨®n a inmigrantes de CCOO d¨¦ su fruto ante la Delegaci¨®n del Gobierno, volver¨¢ a pasarse otro a?o de inmigrante irregular, al menos hasta los siguientes cupos.
A?os sin ver a la familia
"No es s¨®lo el miedo a que me vuelvan a detener por ilegal, es que sin papeles no puedo regresar a mi pa¨ªs a visitar a mi abuela y a mis cinco hermanas, y ya llevo cuatro a?os sin verlas", explica esta mujer, que tuvo que abandonar sus estudios de administraci¨®n de empresas para ayudar econ¨®micamente a su familia.De su primer a?o en Madrid prefiere ni acordarse. Sab¨ªa que emigrar significaba endeudarse con una agencia que le prestaba un dinero para entrar en Espa?a como una falsa turista solvente. Pero ignoraba que sus primeros cuatro meses los iba a vivir hacinada en un piso de la Gran V¨ªa con otros 18 compatriotas (30 los fines de semana).
"No ten¨ªamos ni camas y, como ¨¦ramos tantos, siempre hab¨ªa alguien que se pasaba con la bebida o que se pon¨ªa a cantar a medianoche. De la suciedad prefiero ni hablar", explica. Aquello pas¨® a la historia y poco a poco fue encontrando trabajos de interna en el servicio dom¨¦stico. "S¨®lo tuve una mala experiencia, pero, en general, trabajaba muchas horas. Al principio aceptaba sueldos de 70.000 pesetas por 12 horas planchando y cuidando ni?os, pero ahora ya conozco mis derechos y no admito esas condiciones", a?ade.
Ahora vive en un piso compartido en Legazpi y trabaja de asistenta por horas. "Gano unas 100.000 pesetas, de las que ahorro la mitad para envi¨¢rselas a mi familia", afirma. Sigue sintiendo nostalgia de los suyos, pero intenta sobrellevarla. "Al principio era horrible, a veces me quer¨ªa morir", asegura.
No sabe el tiempo que se quedar¨¢ en Espa?a. "A m¨ª me gustar¨ªa volver, pero todos me dicen que all¨¢ las cosas est¨¢n cada vez peor", a?ade. Ya no se siente una extra?a en Madrid, pero para integrarse del todo necesita algo que a¨²n no posee: papeles.
Adriana (nombre ficticio), una inmigrante b¨²lgara de 24 a?os, ha tenido este a?o suerte con la oferta de empleo que ha presentado para trabajar en el servicio dom¨¦stico. En realidad, seg¨²n explica sinceramente, dicho empleo no existe; fue un amigo suyo el que se ofreci¨® a fingir que estaba dispuesto a contratarla para que resolviera sus problemas de papeles. Se trata de una argucia muy habitual que esconde una verdad a medias: tiene un empleo, pero no el que ha presentado ante las autoridades. Adriana trabaja cuidando a una anciana que no estaba dispuesta a rellenar ning¨²n formulario de los cupos ni a pagarle la Seguridad Social. As¨ª que ella decidi¨®, tras hablar con su amigo, presentar a Trabajo una oferta ficticia que no s¨®lo le servir¨¢ para regularizarse, sino tambi¨¦n para pagarse ella misma la Seguridad Social, requisito indispensable para renovar dentro de un a?o el permiso de residencia que ahora obtiene. "Tengo trabajo, como la mayor parte de los inmigrantes en situaci¨®n irregular, porque de algo tienes que vivir, pero necesito el permiso de residencia para cosas tan simples como abrir una cuenta bancaria", asegura esta mujer, que en su pa¨ªs ejerc¨ªa de periodista en un peque?o diario y que ahora escribe siempre que puede. "All¨ª no viv¨ªa muy mal, pero tampoco te llega el dinero que ganas para nada; por ahora no me arrepiento del paso que he dado, aunque nunca sabes d¨®nde vas a acabar", a?ade.
Est¨¢ convencida de que su nivel de estudios le ayudar¨¢ a salir adelante. Pero cuando hace a?o y medio lleg¨® a Madrid con un visado de turista y decidi¨® quedarse tuvo que recurrir a un piso de acogida para inmigrantes, porque no ten¨ªa ni para pagar una habitaci¨®n.
Los cupos no son el ¨²nico m¨¦todo que tiene un inmigrante para regularizar su situaci¨®n, pero s¨ª el m¨¢s eficaz, porque, a diferencia del sistema ordinario, en ¨¦l las solicitudes no pueden denegarse alegando que hay desempleados espa?oles en el sector en el que quiere trabajar el inmigrante. De hecho, los cupos se fijan en nichos laborales como la agricultura o el servicio dom¨¦stico, que no son muy demandados por los parados espa?oles.
De las 7.000 solicitudes que han quedado fuera de cupo -es decir, ni concedidas ni denegadas, simplemente sin estudiar, porque las plazas ya estaban cubiertas cuando ¨¦stas se presentaron-, s¨®lo tienen una segunda oportunidad las de los inmigrantes chilenos, ecuatorianos y peruanos o de aquellos que tienen familiares directos con residencia estable en Espa?a.
En todos esos casos pueden presentarse al sistema ordinario de obtenci¨®n de permisos laborales, sin que, como es habitual, les denieguen la petici¨®n por la existencia de parados en el sector en el que quieren trabajar. En 1997 consiguieron repescarse 3.500 solicitudes excedentes de cupo por medio de esta v¨ªa.
El procedimiento para acceder a los cupos es el siguiente: el inmigrante presenta una oferta firme de empleo al Ministerio de Trabajo. Si ¨¦ste la acepta y el Ministerio del Interior no tiene ninguna orden de expulsi¨®n contra el solicitante, ¨¦ste debe regresar al pa¨ªs de origen para recoger un visado que le permita vivir legalmente en Espa?a. Despu¨¦s de todos esos pasos puede retirar su permiso de trabajo y residencia, v¨¢lido por un a?o y renovable.
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