Argumento de doble filo
La competencia del juez Garz¨®n para procesar a Pinochet no trae causa del asesinato en Chile de ciudadanos espa?oles, sino del art¨ªculo 23.4 de la LOPJ de 1985, que, sin duda, se la otorga. Y vaya si se la otorga. Nada menos que sobre los hechos cometidos por espa?oles o extranjeros fuera del territorio nacional y susceptibles de tipificarse, seg¨²n la ley espa?ola, como genocidio, terrorismo, pirater¨ªa, falsificaci¨®n de moneda extranjera, los relativos a la prostituci¨®n, trafico ilegal de drogas y estupefacientes y cualesquiera otros que, seg¨²n tratados internacionales, deban ser perseguidos en Espa?a. En resumen, todos los delitos mundiales susceptibles de esa tipificaci¨®n, cometidos por quien sea y donde sea y, puesto que adem¨¢s y en alg¨²n caso -como el genocidio-, son imprescriptibles, cuando sea. Y aunque a todos nos llene de alegr¨ªa que Pinochet deba enfrentarse a sus grav¨ªsimas responsabilidades no est¨¢ mal que nosotros nos enfrentemos tambi¨¦n a las nuestras. Pues el problema no es si Garz¨®n tiene competencia; el problema es d¨®nde no la tiene. Y sentado el precedente de Pinochet, que puede ir seguido por los de la Junta argentina y tantos otros, la lista de los potenciales es infinita y se presta a toda demagogia: ?Stroessner, Banzer, Salinas de Gortari? La pregunta es obvia: ?no es simple soberbia pensar que la mal dotada Justicia espa?ola puede asumir la responsabilidad de ser el Tribunal Penal Internacional? Y, como lo que no puede ser no puede ser, ?no dar¨¢ ello lugar a procesar a unos s¨ª y otros no, seg¨²n criterios de oportunidad, lo que, al final, es otra forma de injusticia? No hay igualdad en la ilegalidad, pero, mientras Pinochet es justamente procesado, Castro se pasea por los salones m¨¢s exquisitos de Espa?a, lo que es una burla para sus v¨ªctimas, que ven as¨ª como es legitimado por el simple hecho de no ser procesado.Pero es que, adem¨¢s, los espa?oles dif¨ªcilmente aceptar¨ªamos que los tribunales de otros pa¨ªses aplicaran sus art¨ªculos 23 para hacer lo mismo que la Audiencia. ?Qu¨¦ opinar¨ªamos -que opinar¨ªa el PSOE- si un juez belga, aprovechando que Felipe Gonz¨¢lez pasea por la Toscana, solicita su extradici¨®n por terrorismo en el caso GAL? ?Qu¨¦ habr¨ªamos pensado si un tribunal franc¨¦s hubiera procesado a Carrillo, a Fraga o a Mart¨ªn Villa en 1980 alegando que se hab¨ªan concedido la amnist¨ªa a s¨ª mismos? S¨ª, ya se que no son Pinochet, faltar¨ªa m¨¢s, pero los principios jur¨ªdicos invocados podr¨ªan ser los mismos.
El problema no es, pues, si Pinochet merece ser procesado -lo que es obvio-, sino si los redactores del art¨ªculo 23 sab¨ªan que estaban creando no uno, sino miles de Tribunales Penales Internacionales. Pues ni la Justicia espa?ola est¨¢ en condiciones de asumir la responsabilidad que se le ha otorgado ni lo est¨¢ la de los m¨¢s de 200 Estados soberanos de todo el mundo. Objeciones que, por supuesto, desaparecer¨ªan ante un Tribunal Penal Internacional, y si el caso Pinochet muestra algo es que su inexistencia es clamorosa y la oposici¨®n de los Estados Unidos inaceptable. No todo es malo en la mundializaci¨®n y la opini¨®n p¨²blica mundial no acepta ya que violaciones grav¨ªsimas de los derechos humanos queden sin castigo. Mientras tanto, es indudable que son los chilenos quienes tienen que decidir qu¨¦ desean hacer con su verdugo y c¨®mo sopesan los pros y los contras de su transici¨®n pol¨ªtica.
No tan distinta de la nuestra, de modo que los espa?oles que argumentan hoy frente a Pinochet que ni olvido ni perd¨®n deben meditar que dan la raz¨®n a quienes han argumentado que la democracia espa?ola es ficticia porque no hubo ruptura, sino pacto. Y, sobre todo, que el proceso de paz de Euskadi, no menos que el del Ulster, se asienta sobre bases muy similares: paz por perd¨®n. Tambi¨¦n las v¨ªctimas del terrorismo de ETA (o del GAL...) nos acaban de decir que no quieren ser v¨ªctimas de nuevo, esta vez v¨ªctimas de la paz. ?Tambi¨¦n aqu¨ª sostendremos, en todo caso, que ni olvido ni perd¨®n? Lo que me lleva a terminar con una ¨²ltima pregunta, tambi¨¦n sin respuesta: ?se puede negociar con los derechos de las v¨ªctimas -de Pinochet, de ETA o del GAL- si eso comporta ganar la paz? Hay argumentos de doble filo que pueden cortar la mano de quien los usa.
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