El antiguo golpista Ch¨¢vez recibe el 56% de los votos para acabar con cuatro d¨¦cadas de bipartidismo
ENVIADO ESPECIALEl bipartidismo que gobern¨® Venezuela durante cuatro decenios, cuyos vicios y fracasos labraron su propia ruina, fue expugnado el domingo por el exteniente coronel golpista Hugo Ch¨¢vez, que, despu¨¦s de haber prometido derrumbar el viejo r¨¦gimen con medidas radicales, incluido el procesamiento de los corruptos y la redenci¨®n de pobres, se impuso rotundamente, con el 56% de los votos, al economista independiente de centro-derecha Enrique Salas (39%). La candidatura de la exMiss Universo Irene S¨¢ez (3%) se derrumb¨® como un castillo de naipes.
En sus primeras y extens¨ªsimas declaraciones e inflamados discursos en cadenas de televisi¨®n y ante decenas de miles de seguidores en la explanada del Ateneo de Caracas, Ch¨¢vez llam¨® a la unidad nacional, a olvidar las afrentas de campa?a y a construir "una nueva Venezuela". Era inevitable la convocatoria al consenso, pero el curso de los acontecimientos lo anticipa de dif¨ªcil consecuci¨®n, sujeto a incertidumbre, acompa?ado por choques y desplantes. "Trabajemos a partir de ahora en equipo. Yo cuelgo el guante", propuso Ch¨¢vez.El presidente saliente, Rafael Caldera, acompa?ado por la jefatura de las Fuerzas Armadas, en un acto solemne desarrollado en el palacio de Miraflores, ratific¨® ayer la hist¨®rica victoria. "Acatamos los resultados", dijo. Una de las intenciones de su comparecencia fue conjurar definitivamente la dudas sobra la transici¨®n y el ruido de sables y disturbios escuchados en d¨ªas pasados. "Aqu¨ª no se producir¨¢ ning¨²n estallido social, porque el pueblo tiene conciencia y quiere la paz".
Las elecciones m¨¢s trascendentales de la historia contempor¨¢nea venezolana concluyeron con el golpe democr¨¢tico asestado por el paracaidista de 44 a?os, que ser¨¢ el jefe de Estado m¨¢s joven del pa¨ªs y afronta un periodo de cinco a?os sumamente dif¨ªciles, con numerosos frentes: una crisis econ¨®mica seria, un Congreso dividido, una delincuencia rampante, una pobreza que castiga al 80% de la poblaci¨®n y carencias que la sociedad percibe como injustas, consecuencia de la depredaci¨®n a la que fue sometida durante los ¨²ltimos 20 a?os, al t¨¦rmino de la alegre bonanza petrolera.
El escrutinio de los votos, efectuado satisfactoriamente por la empresa espa?ola Indra, confirm¨® cambios esenciales en la correlaci¨®n de fuerzas y tendencias sociales. No fue suficiente el apoyo de ¨²ltima hora a Salas decidido por los dos grandes partidos tradicionales, Acci¨®n Democr¨¢tica (AD, socialdem¨®crata) y Copei (democristiano), que renunciaron a sus propios candidatos, el viejo caudillo Luis Alfaro Ucero y la bella Irene, porque los sondeos anticipaban su estrepitosa derrota. Proyecto Venezuela, fundado por el exgobernador de Carabobo, atrajo m¨¢s votos que los aportados por AD y Copei a su candidatura, y las bases de esas formaciones, a juzgar por el escrutinio, rompieron la disciplina y prefirieron a Ch¨¢vez. Partidos, asociaciones de empresarios, observadores y cuarteles aceptaron como inobjetable la victoria del comandante que el 4 de febrero de 1992 se alz¨® contra el Gobierno de Carlos Andr¨¦s P¨¦rez, por aquellas fechas dirigente de AD y despu¨¦s expulsado del partido con cargos de enriquecimiento il¨ªcito.
Ch¨¢vez se reuni¨® ayer en el C¨ªrculo Militar con el expresidente norteamericano Jimmy Carter, que particip¨® como observador en los comicios. "No hay ninguna aspereza con Estados Unidos. Vamos a demostrar que no somos lo que muchos dijeron. Me llamaron hasta asesino, que trabajaba con la guerrilla colombiana. Hasta quisieron que mi primera mujer saliese en televisi¨®n diciendo que yo la maltrataba. Me lo dijo ella. Y le ofrecieron mucho dinero", asegur¨® Ch¨¢vez. "No s¨®lo acepto la victoria de mi adversario, sino que le deseo mucha suerte, porque su suerte ser¨¢ la suerte de Venezuela", anunci¨® Salas. Su futuro pol¨ªtico dista de haberse agostado. Es probable que agrupe en el Congreso el respaldo de AD y Copei, abrazo que puede tener efectos negativos para este economista de Yale si los dos partidos no acometen pronto dr¨¢sticas transformaciones internas y presentan una nueva imagen, meta nada f¨¢cil porque acumulan una consolidada costra de ineficacia y clientelismo. "Ha terminado una contienda por ahora", avis¨® Salas.
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