Barrio
MIGUEL ?NGEL VILLENA Uno de los j¨®venes protagonistas de Barrio, la valiente pel¨ªcula de Fernando Le¨®n, le gana una apuesta a un colega tras mostrarle la existencia de una abandonada estaci¨®n de metro de Madrid donde se hacinan mendigos, inmigrantes y otras gentes sin techo. El mismo paisaje de fondo de una realidad dura e implacable en barrios marginales que no aparecen en los folletos publicitarios ha estallado estos d¨ªas en Valencia a partir de una tragedia escalofriante. Antiguo lazareto -de ah¨ª deriva por deformaci¨®n su nombre- Natzaret ha asistido al terrible atropellamiento de un ni?o y al posterior y brutal linchamiento del camionero. El drama en este barrio portuario ha destapado una caja de los truenos: conflictos entre payos y gitanos, tr¨¢fico de drogas, carencias de servicios p¨²blicos y abandono, por encima de todo abandono. Uno de los primeros reportajes que me encargaron como periodista ten¨ªa a Natzaret por escenario. La cr¨®nica se titul¨® Donde la ciudad pierde su nombre y la misma frase servir¨ªa hoy. Lejos de una falsa modernidad, a a?os luz de los debates del tercer milenio, tan cerca y tan distante del flamante Palacio de Congresos o de las farolas horteras del centro, los 6.000 vecinos de Natzaret han vuelto a reclamar dignidad. Porque pese a contar con uno de los movimientos vecinales m¨¢s combativos de Valencia, el barrio de Natzaret no ha podido evitar verse aislado en medio de un panorama de sucios contenedores, de f¨¢bricas contaminantes, de descampados polvorientos, de edificios levantados como colmenas. La voracidad del puerto provoc¨® que Natzaret perdiera su playa cuando la izquierda gobernaba el Ayuntamiento. Con la derecha en el poder las cosas han empeorado. No deja de resultar significativo que Rita Barber¨¢, tan aficionada a pasearse por los mercados, los campos de f¨²tbol o las plazas de toros, no haya encontrado un hueco para darse una vuelta por Natzaret. As¨ª, mientras la alcaldesa celebraba en Madrid el XX aniversario de la Constituci¨®n, el barrio ped¨ªa en la calle que se cumpliera. Todo un s¨ªmbolo de los tiempos que corren.
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