Hasta la ¨²ltima gota
"En mitad de la paramera, los muros derruidos de una casucha recogen -y es un aldabonazo en todas las conciencias- la dram¨¢tica invocaci¨®n del paisaje: M¨¢s ¨¢rboles, m¨¢s agua". As¨ª reflej¨® Juan Goytisolo, en Campos de N¨ªjar, la lucha por la supervivencia que a finales de los a?os cincuenta se libraba en esta comarca, donde el hombre se empe?¨® en vivir, desde ¨¦pocas remotas, a pesar de las escasas lluvias. La ¨²nica manera de sortear esta limitaci¨®n que impon¨ªa la naturaleza era aprovechando hasta la ¨²ltima gota de l¨ªquido, una estrategia que, con el paso de los a?os, dio lugar a una cultura del agua, rica en recursos tecnol¨®gicos, pero tambi¨¦n en elementos simb¨®licos o m¨¢gicos. Pedro Molina, Francisco Checa y Juan Antonio Mu?oz, antrop¨®logos de la Universidad de Almer¨ªa, han recogido parte de este legado en algunos trabajos de investigaci¨®n. En definitiva, se trata de f¨®rmulas que otorgan al agua su justo valor, algo que se ha olvidado en las sociedades urbanas, a¨²n cuando buena parte de Andaluc¨ªa se ve sometida a intensos periodos de sequ¨ªa. El paisaje de los Campos de N¨ªjar est¨¢ salpicado de un variado surtido de dispositivos para extraer agua, conducirla y almacenarla. Algunos de ellos, como los grandes aljibes de uso ganadero, son de ¨¦poca romana. El aljibe Bermejo, situado cerca de Campohermoso y construido hace m¨¢s de 1.700 a?os, es el ¨²nico de su g¨¦nero que se conserva en buen estado. Capaz de almacenar cerca de 300.000 litros, serv¨ªa como abrevadero para los reba?os que, procedentes de las vecinas sierras de G¨¢dor, Filabres y Nevada, bajaban durante el invierno a pastar en estas tierras. El aljibe dom¨¦stico Este tipo de dep¨®sitos, que recogen el agua de las lluvias torrenciales, tambi¨¦n se dispon¨ªan en las viviendas de la zona y a¨²n se pueden distinguir por la caracter¨ªstica b¨®veda con la que est¨¢n cubiertos, el mismo elemento que protege los pozos. Si el aljibe dom¨¦stico est¨¢ bien dise?ado puede llegar a recoger unos 200.000 litros de agua, cantidad con la que se garantizaba, durante un a?o, el consumo de un grupo familiar y de sus animales. El abastecimiento se completaba con distintos tipos de excavaciones, desde el cl¨¢sico pozo en vertical hasta galer¨ªas y minas que buscaban los acu¨ªferos, realizadas de modo que en ning¨²n caso provocaran el agotamiento de estas reservas subterr¨¢neas. Las norias ayudaban a la extracci¨®n del l¨ªquido, que era conducido hasta las tierras de labor a trav¨¦s de distintos sistemas. Todos estos elementos, nacidos de la arquitectura y la tecnolog¨ªa popular, hac¨ªan posible la vida en un medio hostil, pero, como se?alan los antrop¨®logos, fueron cayendo en desuso a mediados de este siglo, cuando se impusieron "las grandes perforaciones, los potentes motores, las modernas canalizaciones, los embalses plastificados y los sofisticados sistemas de dosificaci¨®n". Los h¨¢bitos tradicionales, subrayan los investigadores, han llegado a modificarse: "Si antes las lluvias eran una bendici¨®n del cielo, ahora suponen un trastorno, porque no se puede trabajar en el invernadero e incluso pueden llegar a pudrir la cosecha". Las nuevas tecnolog¨ªas han conducido al agotamiento de numerosas fuentes y pozos o a la salinizaci¨®n de aguas subterr¨¢neas, lo que ha originado que importantes extensiones de tierra se hayan vuelto improductivas. La importancia y el respeto que se le otorgaba al agua en los Campos de N¨ªjar tambi¨¦n qued¨® recogida en los aspectos simb¨®licos y mitol¨®gicos de la cultura popular, quiz¨¢s el cap¨ªtulo m¨¢s atractivo de estos trabajos antropol¨®gicos. En torno a los aljibes y otros dep¨®sitos de agua se han tejido multitud de leyendas, en las que intervienen brujas, aparecidos, duendes y fantasmas. Esta mitolog¨ªa pretende evitar accidentes, sobre todo de ni?os que pudieran caer a estos tanques, pero tambi¨¦n la defensa de un bien escaso. El agua interviene tambi¨¦n en curaciones m¨¢gicas, como la del mal de ojo, o en rituales como el entierro de la placenta, muy extendido hasta que los alumbramientos empezaron a practicarse en los hospitales. La tradici¨®n aconsejaba que el padre de la criatura o una persona de su confianza enterrara la placenta en un lugar discreto en el que no le faltara agua, bien porque se regara peri¨®dicamente o por su cercan¨ªa al mar. Si la placenta segu¨ªa h¨²meda durante los 40 d¨ªas siguientes al nacimiento, parturienta y reci¨¦n nacido estar¨ªan libres de enfermedades.
R¨ªos escondidos
En los Campos de N¨ªjar abundan las f¨¢bulas sobre r¨ªos y lagos subterr¨¢neos, capaces de convertir los eriales en un vergel. Tan arraigadas est¨¢n estas leyendas, se?alan los antrop¨®logos, "que a¨²n hoy perviven, en una ¨¦poca de decadencia de la tradici¨®n oral". Y a?aden: "Seguro que contribuye a ello el panorama sombr¨ªo que presenta el dr¨¢stico descenso que est¨¢n sufriendo los acu¨ªferos, base imprescindible para el mantenimiento de la agricultura intensiva bajo pl¨¢stico". Uno de los relatos m¨¢s conocidos es el que hace referencia a la "corriente del Saltador", un potente manantial que supuestamente brota junto a una sima rocosa, atraviesa todos los Campos de N¨ªjar y termina desaguando a trav¨¦s de una m¨ªtica grieta marina, muy cercana al faro del Cabo de Gata. Intimamente relacionadas con estas fantas¨ªas est¨¢n las historias de las conocidas como avionetas espantanubes que, en 1995, llegaron a provocar la convocatoria de manifestaciones de protesta en algunos municipios almerienses. En este caso, y coincidiendo con un intenso periodo de sequ¨ªa, los agricultores achacaban la ausencia de precipitaciones a la aparici¨®n de unas misteriosas avionetas que se dedicar¨ªan a rociar las nubes con productos qu¨ªmicos desconocidos. Ante las denuncias que se presentaron, la Guardia Civil lleg¨® a intervenir, elaborando un extenso informe en el que descartaba, a la vista de los conocimientos cient¨ªficos actuales, la posibilidad de evitar, con m¨¦todos artificiales, la lluvia. Seguramente, explicaron entonces algunos soci¨®logos, esta era una manera de consolarse de forma colectiva y aliviar as¨ª la impotencia con la que deb¨ªan enfrentarse a la escasez de agua.
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