"?No o¨ªs el ruido de sables, Pla?"
El historiador Jaume Vicens Vives (Girona 1910 - Ly¨®n 1960) envi¨® en 1954 una carta al escritor Josep Pla donde le pregunta: "?No o¨ªs el ruido de sables?. Esto se mueve, amigo Pla, y por un lado o por otro tendr¨¢ que estallar". Al a?o siguiente, el historiador gerundense parece tener m¨¢s claro por d¨®nde puede producirse este anhelado estallido del r¨¦gimen franquista: "A pesar de que nadie se sienta mon¨¢rquico hoy, las consultas que vengo haciendo entre los elementos m¨¢s representativos de los diversos grupos que se mueven aqu¨ª, dejan patente que ven la restauraci¨®n como ¨²nica salida". Jaume Vicens Vives reitera al escritor ampurdan¨¦s el empe?o de Frederic Rahola, su cu?ado y socio en la editorial Teide, de editar una biograf¨ªa del difunto rey Alfonso XIII para allanar el camino de la monarqu¨ªa. El historiador sugiere a Pla la redacci¨®n de este libro, donde se realizara "una apolog¨ªa "discret¨ªsima" de alguno de sus actos, se omitieran sus imbecilidades y se lo maltratara de vez en cuando". La esperanza en un cambio de r¨¦gimen y la lucha diaria para superar la cerraz¨®n y estrechez de miras de los c¨ªrculos cient¨ªficos del franquismo, una atm¨®sfera que describe como "f¨¦tida y deprimente", salpican las 408 cartas recopiladas en el segundo volumen del Epistolari de Jaume Vices Vives, recientemente publicado por el Cercle d"Estudis Hist¨°rics i Socials de Girona. La edici¨®n ha corrido a cargo de Josep Clara, Pere Cornell¨¤, Francesc Marina y Antoni Simon. "No debemos olvidar que Jaume Vicens Vives decidi¨® quedarse en Espa?a en el ¨²ltimo momento, cuando ya hab¨ªa emprendido el camino del exilio", explica Josep Clara. "Por eso, durante la posguerra sufri¨® un proceso de depuraci¨®n y una amarga lucha por la supervivencia hasta conseguir la c¨¢tedra universitaria". Pero una vez consolidada su posici¨®n, el historiador Vicens Vives ejerci¨® ante la c¨²pula de la censura un importante papel protector hacia la cultura catalana. Las cartas enviadas a Florentino P¨¦rez Embid, que ostent¨® los cargos de director general de Propaganda (1951-1952) y de Informaci¨®n (1952-1957), denotan una sincera amistad y la voluntad de contrarrestar las visiones negativas que sobre los catalanes circulaban por Madrid. Vicens Vives comunic¨® en 1952 al responsable de la censura "la necesidad ineludible de editar una revista en catal¨¢n" y le ped¨ªa su autorizaci¨®n para formular una instancia al ministerio. El historiador insisti¨® en su demanda en diversas cartas, a?adiendo que "en realidad nada tiene de peligroso ni enojoso" y asegurando que "se apuntar¨¢ un buen tanto quien tenga la habilidad de hacer viable dicha concesi¨®n". En otras ocasiones, solicita protecci¨®n para los libros escritos en catal¨¢n. Atendiendo un ruego de Josep Pla, Vicens Vives escribe a P¨¦rez Embid para evitar la mutilaci¨®n de la obra Girona: "Me dijo que describ¨ªa en ella su crisis espiritual juvenil, y que el censor fuera ben¨¦volo para respetarle ¨ªntegramente el texto. Trat¨¢ndose de Pla, espero que ejercer¨¢s tu ben¨¦vola protecci¨®n". El epistolario repasa tambi¨¦n su correspondencia con numerosos historiadores y estudiosos europeos y estadounidenses, como Fernand Braudel, Pierre Vilar, Gabriel Jackson o Raymond Carr, donde destaca su empe?o por abrir la historiograf¨ªa espa?ola a las nuevas tendencias. "Envidio a Braudel, quien dispone de recursos para hacer obra hist¨®rica colectiva. Aqu¨ª nos consumimos entre la taca?er¨ªa y la impotencia", confiesa al catedr¨¢tico de instituto Felipe Ruiz. En las misivas dirigidas a ¨¦ste ¨²ltimo, Vicens Vives relata tambi¨¦n las traiciones a sus m¨¦todos hist¨®ricos que le impone el r¨¦gimen franquista: "He tenido que escribir un verdadero cronic¨®n, lo m¨¢s alejado de los nuevos moldes historiogr¨¢ficos que vengo predicando, pero inevitable teniendo en cuenta la sandez imperante en nuestra historiograf¨ªa, remota y reciente".
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