El Parlamento europeo someter¨¢ a una moci¨®n de censura y confianza a la Comisi¨®n
Crisis institucional en la Uni¨®n Europea, a causa de una discusi¨®n presupuestaria. El Parlamento votar¨¢ el pr¨®ximo enero una moci¨®n de censura a la Comisi¨®n a propuesta del Grupo Socialista. En realidad, aunque la moci¨®n sea t¨¦cnicamente censora, los socialistas la plantearon con el objetivo contrario, el de ganar la confianza para el Ejecutivo de Bruselas, minada por sus rivales democristianos en la votaci¨®n parlamentaria sobre la ejecuci¨®n del presupuesto de 1996. La Comisi¨®n perdi¨®, porque la aprobaci¨®n de su gesti¨®n qued¨® en el aire, y su credibilidad ante los 15 Gobiernos lo pagar¨¢ caro.
La Comisi¨®n "no dimitir¨¢", asegur¨® el comisario de Presupuestos, el finland¨¦s Erkki Liikanen. Votaron a favor de la gesti¨®n presupuestaria de la Comisi¨®n 225 eurodiputados, 275 en contra y hubo 23 abstenciones. Levant¨® el pulgar en Estrasburgo la mayor¨ªa del Grupo Socialista -salvo alemanes y alg¨²n n¨®rdico-, y buena parte de los liberales y radicales. Lo baj¨® en signo de condena la mayor¨ªa de los democristianos -salvo los espa?oles-, verdes, gaullistas, berlusconianos y extrema derecha.El motivo aparente del voto condenatorio es que las promesas de Bruselas para combatir el fraude parecen insuficientes al Partido Popular Europeo. La raz¨®n real es el pase generalizado de la Democracia Cristiana a la oposici¨®n, especialmente en Alemania, como sugiri¨® Likanen: "Las elecciones de oto?o han tenido impacto". El junio habr¨¢ elecciones europeas y todos se dan codazos -sobre todo los verdes- para ser campeones en la lucha atifraude. La esquizofrenia democristiana consisti¨® en que, al negar su aprobaci¨®n a Bruselas, castigaba a un equipo encabezado por un correligionario, Jacques Santer.
Programa de reformas
Los motivos aparentes de los socialistas eran que la Comisi¨®n ya se ha comprometido a un programa de reformas contra el fraude y que se debe evitar la erosi¨®n de la Comisi¨®n, fiel aliada de la C¨¢mara frente al Consejo. El motivo real era la defensa de los comisarios m¨¢s criticados, los socialistas mediterr¨¢neos, por falta de control del fraude. La esquizofrenia la exhibi¨® en este grupo el SPD alem¨¢n, al que nada le import¨® que su Gobierno nacional inicie la presidencia semestral el 1 de enero con la desventaja de una Comisi¨®n tocada.El pulso fue enconado. El presidente del PPE, el belga Wilfried Martens -que se abstuvo- defendi¨® el voto contrario a Bruselas asegurando, sin embargo, que no pretend¨ªa censurar a la Comisi¨®n y destacando su "plena confianza" en Santer, aunque en nadie m¨¢s. Y critic¨® al colegio de comisarios por haber emitido la v¨ªspera un comunicado exhortando a los diputados a que, si le negaban el voto presupuestario, le negaran tambi¨¦n la confianza con una moci¨®n de censura. Seg¨²n Martens, era una presi¨®n inaceptable. Concluy¨® que no pasa nada, pues la ejecuci¨®n de 1996 deber¨ªa pasar ahora al reexamen de la comisi¨®n parlamentaria.
Salt¨® como un resorte la portavoz socialista, Pauline Green, brit¨¢nica, acusando a Martens de "hipocres¨ªa" porque desvinculaba el presupuesto de la confianza pol¨ªtica. Y dio la sorpresa. Alin¨¦andose con la Comisi¨®n, interpret¨® que, en bien de la coherencia, un voto negativo exig¨ªa abordar una moci¨®n de censura. "La voy a presentar", anunci¨®, "y mi grupo votar¨¢ en contra".
?Embrollo? La moci¨®n de confianza no existe en la Euroc¨¢mara. Para ratificar la confianza debe darse el rodeo de la moci¨®n de censura. Pero para que ¨¦sta triunfe necesita dos tercios de los votos presentes, y que el resultado represente la mayor¨ªa simple de los diputados. Como los 214 socialistas y sus aliados suman m¨¢s de un tercio de los 626 esca?os, Green calcula que la moci¨®n fracasar¨¢ -aunque haya nuevas desercio-nes- cuando se vote en enero, y Bruselas recobrar¨¢ la confianza. As¨ª, los socialistas ganar¨¢n por la mano a su rival, el PPE, que deber¨¢ optar entre votar contra uno de los suyos (Santer) o a favor, con lo que ser¨¢ acusado de incoherente.
En cualquier caso, la Comisi¨®n Santer sale pol¨ªticamente malparada. Ayer varios portavoces -verdes, gaullistas y ultrade-rechistas- agrandaron las cr¨ªticas de Martens a las presiones de Bruselas, acus¨¢ndola de "chantaje". Les contest¨® Likanen, alegando que todo ejecutivo tiene derecho a definir su postura antes de una votaci¨®n. Y asegurando con aplomo: "Conviene una votaci¨®n de confianza. Nadie ha pedido a la Comisi¨®n que dimita. Y la Comisi¨®n no dimitir¨¢".
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