La mayor¨ªa republicana se inclina por votar hoy a favor del proceso de destituci¨®n de Clinton
Ni los m¨¢s viejos del lugar recordaban una jornada tan delirante como la que ayer vivi¨® Washington. En un incendiario clima partidista, con una tremenda confusi¨®n pol¨ªtica y jur¨ªdica, bajo la presi¨®n de escabrosas revelaciones sobre pasadas aventuras extraconyugales de dirigentes republicanos y mientras los aviones norteamericanos bombardeaban Irak, la C¨¢mara de Representantes comenz¨® el debate sobre el impeachment o procesamiento de destituci¨®n de Bill Clinton por su intento de ocultar sus relaciones sexuales con Monica Lewinsky.
El debate puede concluir hoy con la aprobaci¨®n de, al menos, una de las cuatro acusaciones: la de perjurio ante el gran jurado.Lo de ayer puede ser comparable a la fiebre que vivi¨® Washington hace cinco lustros, en la fase final de la guerra de Vietnam y en pleno caso Watergate. Pero en 1974 Richard Nixon dimiti¨® antes de que su pa¨ªs pudiera contemplar el dram¨¢tico espect¨¢culo del debate sobre el impeachment del presidente en un pleno extraordinario de la C¨¢mara. Y lo de ayer tambi¨¦n dej¨® p¨¢lido al ¨²nico precedente de este tipo de debate en la historia norteamericana: el impeachment por la C¨¢mara de Representantes del presidente Andrew Johnson, en 1868. Hace 130 a?os, EEUU no estaba embarcado en una aventura militar como la actual Operaci¨®n Zorro del Desierto. "Ning¨²n hombre o mujer, sin que importe el alto cargo que ocupe, sin que importe su capacidad de comunicaci¨®n, sin que importe sus dotes para manipular a la opini¨®n o ganar votos, puede estar por encima de la ley en una democracia", dijo en el Capitolio Henry Hyde, presidente republicano del Comit¨¦ de Asuntos Judiciales, al presentar las cuatro acusaciones contra Clinton: perjurio ante los abogados de Paula Jones, perjurio ante el gran jurado de Kenneth Starr, obstrucci¨®n a la justicia y abuso de poder.
"El impeachment fue dise?ado para limpiar este pa¨ªs de traidores y tiranos, no para castigar el intento de ocultar una aventura extraconyugal", le replic¨® el dem¨®crata John Conyers, un veterano del Watergate. Conyers pidi¨® que Clinton reciba del Congreso un castigo menor, una censura simb¨®lica, pero la mayor¨ªa republicana de la C¨¢mara argument¨® que la censura no est¨¢ recogida en la Constituci¨®n, pero s¨ª el impeachment. La acusaci¨®n de perjurio en su declaraci¨®n ante el gran jurado del pasado agosto es la que parec¨ªa m¨¢s s¨®lida al grupo de republicanos moderados en los que Clinton ten¨ªa depositadas sus esperanzas hace una semana. En aquella declaraci¨®n por circuito cerrado de televisi¨®n, Clinton volvi¨® a negar haber sostenido relaciones sexuales con Lewinsky.
Mentiras bajo juramento
"Est¨¢ C¨¢mara no se re¨²ne hoy para hablar de sexo, sino de mentiras bajo juramento", dijo Hyde. "A eso le llamamos perjurio y el perjurio es un delito que no puede quedar impune, y menos cuando lo comete el presidente". Otros republicanos recordaron que cientos de personas est¨¢n encarceladas en EEUU por perjurio, pero los dem¨®cratas insistieron en que, aunque Clinton lo cometiera, no constituye uno de esos "graves delitos y faltas" que permiten la destituci¨®n del presidente. "Clinton", dijo Richard Gephardt, l¨ªder de la minor¨ªa dem¨®crata, "no enga?¨® a nadie sobre un asunto de inter¨¦s p¨²blico, sino en uno privado".Mientras apenas dos docenas de personas se manifestaban frente al Capitolio para defender a Clinton, en el interior, en el austero hemiciclo de la C¨¢mara, se hac¨ªa historia. "?ste es un d¨ªa triste para EEUU", era la ¨²nica f¨®rmula que compart¨ªan los numerosos oradores dem¨®cratas y republicanos, que calculaban terminar su sesi¨®n a las cuatro de la madrugada, hora peninsular espa?ola, y reunirse de nuevo hoy para votar. Pod¨ªa mascarse el odio republicano a Clinton. A las acusaciones discutidas formalmente, los republicanos a?ad¨ªan dos sospechas: la de que Clinton desencaden¨® la operaci¨®n Zorro del Desierto para bloquear el debate sobre el impeachment y la de que la Casa Blanca filtr¨® la informaci¨®n sobre el pasado ad¨²ltero de su nuevo l¨ªder, Bob Livingston, al que la congresista dem¨®crata Maxime Waters calific¨® de "hip¨®crita". Ello permit¨ªa adelantar la posibilidad de que la gran mayor¨ªa de los 228 congresistas republicanos voten hoy a favor de que Clinton sea juzgado para su destituci¨®n por el Senado. Cuatro de los 206 dem¨®cratas tambi¨¦n podr¨ªan pronunciarse contra su correligionario.
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