?Por qu¨¦ gana el Mallorca?
En la imagen p¨¦trea de H¨¦ctor C¨²per se refleja el estilo del Mallorca, un equipo que ha hecho de la firmeza su bandera y de la discreci¨®n un modo de vida. Con un juego s¨®lido y puntilloso se ha instalado en el primer puesto de la Liga; con su aire discreto se reserva la indiferencia de sus perseguidores, enrededados en declaraciones, portadas, bravatas, descalificaciones, crisis, euforias pasajeras. Ruido, en fin. ?Qu¨¦ sale del Mallorca? Nada. Apenas la voz seria y muy medida de su entrenador, este C¨²per que ha impregnado con su car¨¢cter todos los rincones del club. Desde los jugadores hasta el presidente, todos parecen peque?os cupercitos: gente que deliberadamente ha elegido un perfil bajo para andar por el f¨²tbol. As¨ª se mueve el Mallorca, entre silencios y trabajosas victorias, tal y como pretende C¨²per. Lo estridente est¨¢ prohibido; la vanidad, tambi¨¦n. En estos tiempos donde el ego de los futbolistas y de los entrenadores alcanzan proporciones descomunales, el Mallorca est¨¢ movido por una severidad asc¨¦tica.Por tradici¨®n, el Mallorca ha pertenecido al grupo de equipos sin una personalidad definida. Uno m¨¢s entre los muchos que deambulan entre Segunda y Primera Divisi¨®n, con brev¨ªsimos pasajes satisfactorios y largos periodos en el olvido. Quiz¨¢ C¨²per ha encontrado en este biotopo un lugar ideal para proyectar su personalidad. Al fin y al cabo, perteneci¨® a un equipo de caracter¨ªsticas parecidas, el Ferrocarril Oeste, Ferro para los argentinos.
Cuando termin¨® su trayectoria como futbolista, C¨²per invirti¨® su dinero en una inmobiliaria de la que es socio. Muchos de sus clientes son jugadores, un dato interesante porque habla de la credibilidad que C¨²per merece en el desconfiado mundillo del f¨²tbol. Su transici¨®n al trabajo de entrenador fue r¨¢pida. Primero dirigi¨® Hurac¨¢n y despu¨¦s se hizo cargo del Lan¨²s, un equipo perteneciente a una populosa barriada de Buenos Aires. Lan¨²s tiene fama de club s¨®lido, bien organizado, defendido por una hinchada indesmayable, aunque de ninguna manera forma parte de la aristocracia del f¨²tbol argentino. Si hab¨ªa alg¨²n lugar ideal para C¨²per era Lan¨²s, como ahora lo es Mallorca, a falta de saber si entre sus proyectos figura el salto a alg¨²n club poderoso, rico e indiscreto.
Antes de que C¨²per resuelva esta cuesti¨®n, y probablemente tendr¨¢ que hacerlo cuando termine su contrato en junio de 1999, deber¨¢ aventurarse con el Mallorca por un terreno desconocido. ?Est¨¢ su equipo en condiciones de ganar la Liga? La gente dir¨¢ que no; C¨²per dir¨¢ que tampoco; y los jugadores dir¨¢n lo que diga C¨²per. Pero no conviene descartar al Mallorca de los pron¨®sticos. Todo lo contrario. Debajo de un discurso nada pretencioso se esconde la voluntad de un entrenador que sabe dos cosas: que su equipo le seguir¨¢ hasta el fin del mundo y que el Mallorca puede sacar partido del ca¨®tico estado de la Liga espa?ola.
A?o y medio despu¨¦s de su llegada al Mallorca, H¨¦ctor C¨²per ha hecho honor a su apodo en Argentina. Le llamaban cabez¨®n. Por terco. Desde afuera parece un hombre indescifrable. Es correcto, pero lac¨®nico, y su mensaje resulta machac¨®n. Habla de humildad, trabajo, solidaridad y sensatez. De vez en cuando se refiere a la posibilidad de so?ar, pero cuesta creer que a un personaje tan apegado a la realidad le puedan los sue?os. Quienes le conocen, dicen que no es una pose, que C¨²per es as¨ª, un tipo sin vanidad que ha impregnado su car¨¢cter a un equipo sin aristas, sin egos, el antimadrid por decirlo gr¨¢ficamente.
Un plan detr¨¢s
Pero cualesquiera que sean las previsiones de C¨²per, es evidente que el hombre tiene un plan. Ejerciendo de tapado, el Mallorca consigui¨® la temporada pasada el cuarto puesto y lleg¨® a la final de Copa, donde el modelo C¨²per alcanz¨® la apoteosis. Resisti¨® al Barcelona con once, con diez y con nueve jugadores. All¨ª se vio eso que el entrenador argentino entiende por orden, solidaridad y esfuerzo. En la final, surg¨ªan futbolistas del Mallorca por todas partes. Parec¨ªan vietnamitas. Estuvieron a un paso de la gloria, de una de las mayores proezas que se habr¨ªan visto en el f¨²tbol espa?ol, pero cayeron en la pr¨®rroga. Las consecuencias de su sorprendente temporada fueron inmediatas. Sus seis jugadores m¨¢s populares salieron traspasados: Iv¨¢n Campo al Madrid, Romero al Deportivo, Mena y Valer¨®n al Atl¨¦tico de Madrid, Amato al Glasgow Rangers y Ezquerro regres¨® al Atl¨¦tico antes de irse al Athletic.Al Mallorca se le pronostic¨® una p¨¦sima temporada. Ning¨²n equipo de sus caracter¨ªsticas puede salir indemne de la p¨¦rdida de cinco titulares. Pero C¨²per resolvi¨® la situaci¨®n a su manera. Confi¨® en lo que conoc¨ªa (Lan¨²s) y fich¨® a ex jugadores del equipo bonaerense: el diminuto Ibagaza, el central Siviero y el delantero Ariel Chupa L¨®pez. De los excedentes del Real Madrid consigui¨® a Dani. En el Levante encontr¨® a Lauren, un interior desconocido. Por ¨²ltimo, lleg¨® Soler, veteran¨ªsimo lateral izquierdo. Todos se ajustaban al criterio ¨¦tico de su entrenador: se trataba de jugadores que ten¨ªan algo que demostrar y que estaban desprovistos de vanidad.
Si algo distingue al Mallorca es una vertiente que est¨¢ relacionada con una especie de calvinismo. La austeridad es obligada; el trabajo redime; el v¨ªnculo solidario refuerza. Este lado ¨¦tico se reproduce exactamente en el juego del equipo, donde prevalece el orden y una rutina laboriosa sobre cualquier otra cosa. Los jugadores no parecen divertirse porque el asunto no es el juego. Es otra cosa, algo muy serio que est¨¢ relacionado con un sentido estricto de la profesionalidad. Quienes juegan para C¨²per saben que los entrenamientos abundan en lo t¨¢ctico y en lo f¨ªsico. El bal¨®n no aparece como elemento recreativo. Est¨¢ all¨ª como arma de trabajo. Tambi¨¦n saben de la preponderancia que tiene el orden defensivo, a pesar de que el dibujo de C¨²per incluya un solo medio centro (Engonga), un mediopunta (Ibagaza o Paunovic) y dos delanteros (Dani y Biagini o Chupa L¨®pez). Pero el dibujo en el Mallorca se subroga a las exigencias del orden y el reparto de esfuerzos. En el ideario de C¨²per, nadie es m¨¢s que nadie, y s¨®lo por medio de la voluntad general del equipo se pueden superar los numerosos inconvenientes que se producen durante la temporada.
Alimentado por la ¨¦tica del trabajo, el Mallorca ofrece grandes dividendos con cortos resultados. Ha ganado cinco partidos por un gol a cero. Hasta ahora s¨®lo ha recibido seis goles. La productividad se asocia a un juego tan poco estridente como su entrenador. F¨²tbol sin apenas perfiles, un tanto herm¨¦tico, dif¨ªcil de interpretar para sus adversarios, que sienten un fastidio indisimulado cuando se enfrentan al Mallorca. Saben que les espera un equipo firme, sin apenas fisuras, con una atenci¨®n casi desconocida en el f¨²tbol espa?ol por los menores detalles. Saben que jugar contra el Mallorca es como sentarse en la silla del dentista. Y saben que todo eso es la prolongaci¨®n del tipo p¨¦treo que dirige las operaciones desde la banda. Se llama C¨²per y pretende pasar inadvertido, pero ser¨¢ dif¨ªcil que lo consiga. Ahora le llega el momento m¨¢s dif¨ªcil: sostener a un equipo de perfil bajo frente a las elevad¨ªsimas exigencias que genera su privilegiada posici¨®n en la Liga.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.