Francia feminiza su Constituci¨®n
La derecha, que apoy¨® con su voto la reforma, decidida a reconsiderar su pol¨ªtica sobre la mujer
El parlamento franc¨¦s, uno de los m¨¢s machistas de Europa -en 1997 s¨®lo acog¨ªa a un 6,4% de diputadas- ha votado un texto que completa el art¨ªculo tercero de la Constituci¨®n reformul¨¢ndolo as¨ª: "La ley determina las condiciones en que se organiza el acceso igual de mujeres y hombres a los mandatos electorales y a las funciones electivas".
Los socialistas, impulsores de la reforma, quer¨ªan garantizar la paridad por ley, pero el presidente, Jacques Chirac, para poder garantizar que la derecha votase a favor de una cierta discriminaci¨®n positiva destinada a feminizar la vida pol¨ªtica gala, exigi¨® que la redacci¨®n fuese m¨¢s abierta. Y el resultado es el ya citado bienintencionado galimat¨ªas gramatical.
El voto no ha tenido ning¨²n misterio, pues s¨®lo dos diputados, el neogaullista Didier Julia y la muy cat¨®lica Christine Boutin, han intervenido en contra de la iniciativa.
Didier Julia advirti¨® del peligro de la instauraci¨®n de una cuota de mujeres diciendo que luego "habr¨¢ que establecer cuotas para los m¨¢s desfavorecidos, para los musulmanes, para los jud¨ªos o para los habitantes de barrios deprimidos". En su opini¨®n, en el futuro, habr¨¢ "mujeres elegidas a las que no se habr¨¢ pedido que demuestren sus capacidades". Para la opusde¨ªsta Boutin, el nuevo texto es "degradante para la mujer".
Diputados-marioneta
Algunos de los reproches de Julia perdieron toda su fuerza en manos de Roselyne Bachelot, del mismo partido neogaullista pero con un discurso repleto de sentido com¨²n. "Sin duda", dijo, "habr¨¢ diputadas-florero, pero ?cu¨¢ntos diputados-marioneta, que est¨¢n ah¨ª porque son amigos de alg¨²n ministro, ha conocido la historia de la Rep¨²blica?".Y a¨²n le lanz¨® otra pregunta a Julia relativa a ese supuesto peligro de invasi¨®n de mujeres: "?Acaso los hombres se han sentido deshonrados al ocupar el 90% de los cargos?".
La necesidad de modificar este tercer art¨ªculo de la Constituci¨®n se hizo evidente en 1982, cuando el Consejo Constitucional desautoriz¨® el que se quisiera limitar al 75% el n¨²mero de candidatos de un mismo sexo en las elecciones municipales. Los sabios estimaron que ese "dirigismo" era contrario a la idea de que "el sufragio es siempre universal, igual y secreto" y desautorizaron lo que a los ojos de la Carta Magna se asemejaba a una porcentualizaci¨®n de la soberan¨ªa.
La ministra de Justicia, Elisabeth Guigou, ha criticado ahora el "universalismo abstracto que acaba por borrar la historia y la realidad" y record¨® el ejemplo tr¨¢gico de Olympe de Gouges, una revolucionaria que redact¨®, en 1791, una Declaraci¨®n de los derechos de la mujer y de la ciudadana cuyo art¨ªculo 10 dec¨ªa que "la mujer tiene derecho a subir al cadalso y debe tener tambi¨¦n derecho a subir a la tribuna". Dos a?os m¨¢s tarde, ni electora ni elegida, la pobre Olympe si subi¨® al cadalso para ser guillotinada.
Lo cierto es que, al margen de que la ley lo exija, los partidos han comenzado a comprender que incluir mujeres en puestos importantes es un arma electoral eficaz.
Los socialistas, con Martine Aubry al frente de la cartera de Empleo y Solidaridad, la ya citada Elisabeth Guigou, Catherine Trautmann como titular de Cultura, o Segolene Royal en Educaci¨®n han dado protagonismo ministerial a unas candidatas con gancho electoral.
Lionel Jospin, en 1997, cuando tuvo que confeccionar las listas para las legislativas que iban a llevarle al poder, exigi¨® que hubiese mujeres conocidas encabezando circunscripciones que no fuesen imposibles. Los ecologistas hicieron otro tanto al escoger como l¨ªder a Dominique Voynet y los comunistas delegaron luego en Marie George Buffet, ministra de Deporte y Juventud, la misi¨®n de recordar que el futuro del hombre es la mujer.
La derecha no se dio cuenta de que Jospin iba a capitalizar la feminizaci¨®n y relativo rejuvenecimiento de su equipo. Adem¨¢s, todo este asunto la pillaba en falso. Alain Jupp¨¦, en 1995, despu¨¦s de unos pocos meses de gobierno, hizo un primer cambio de su equipo ministerial licenciando a todas sus juppettes (falditas), esas mujeres que hab¨ªan ayudado a la derecha a llegar al poder y que ahora descubr¨ªan haber sido utilizadas como meros floreros.
Chirac y sus correligionarios masculinos saben que, si hubiesen encabezado la reforma a favor de una mayor presencia de las mujeres, ahora puede que no se encontrasen en minor¨ªa -pol¨ªtica- en la Asamblea Nacional. El ejemplo sueco (40%), noruego (39%), finland¨¦s o dan¨¦s (33%) de mujeres diputadas- era el modelo a seguir, m¨¢xime cuando las mujeres primer ministro no son necesariamente de izquierda.
Pero, eso s¨ª, son mujeres.
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