Reyes
DE PASADALa autonom¨ªa municipal permite a cada Ayuntamiento perfilar el porvenir del Ni?o Dios conforme a los principios ideol¨®gicos de la mayor¨ªa, de los que gobiernan. Para perpetrar esta herej¨ªa venial, los alcaldes eligen cada a?o a los tutores (los Magos de la cabalgata de Reyes) que, a su juicio, son m¨¢s convenientes para el futuro y el porvenir de su sagrado pupilo. La designaci¨®n no es balad¨ª. Hay Ayuntamientos que se conforman con garantizarle al Ni?os Dios un puesto de aprendiz en la escuela taller de empedrado art¨ªstico y otros que le procuran la posibilidad de obtener un master en ciencias econ¨®micas en una universidad americana. Es cierto: la desigualdad empieza en la cuna (o en el pesebre). En Granada, Gabriel D¨ªaz Berbel, con su habitual sentido pragm¨¢tico, ha optado por un ub¨¦rrimo padrinazgo. Este a?o, para encarnar a los Reyes Magos, ha escogido a un experimentado ejecutivo, el director general de la industria de productos l¨¢cteos Puleva, Gregorio Jim¨¦nez; a un banquero para respaldar las iniciativas del reci¨¦n nacido, el representante de la sociedad Argentaria, Juan Bueso, y a un m¨¦dico que vigile la calidad de sus dentelladas, el odont¨®logo Bartolom¨¦ Arias. Con estos tres padrinos el Ni?o Dios de la Navidad de 1998 acabar¨¢ convertido en un empresario astuto, sano y poderoso. El rey Melchor le ofrecer¨¢ un caja con leche para criar mandatarios; el rey Gaspar, un cr¨¦dito a bajo inter¨¦s y el rey Baltasar un repaso exhaustivo de las enc¨ªas y el cielo de la boca del reci¨¦n nacido. ?Alguien cree que este Ni?o ser¨¢ un modesto obrero de la metalurgia? Ni de broma. S¨®lo falta que el Ayuntamiento, cuando cumpla 24 a?os, le busque un puesto de delegado en una de las filiales de Aguas de Barcelona, si es que todas las dem¨¢s expectativas cayeran en saco roto. Pero no recelen. Si tenemos en cuenta que adem¨¢s el Ni?o del municipio granadino ha llegado al mundo a los sones de un villancico lleno de sugerencias sobre c¨®mo acabar con la competencia desleal ("Dale a la zambomba, /dale a la sart¨¦n,/ dale al tendero/ un tiro en la sien") hemos de reconocer sin el m¨¢s m¨ªnimo temor a equivocarnos que tiene asegurada una plaza de direcci¨®n en el departamento m¨¢s agresivo de una multinacional o como hechicero de una tribu de antrop¨®fagos burs¨¢tiles. ALEJANDRO V. GARC?A
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.