Muerte entre los cactus del peyote
M¨¦xico intenta cerrar el caso del homicidio de un periodista de EEUU con la detenci¨®n de dos ind¨ªgenas

, Los dos indios huicholes que presuntamente asesinaron al corresponsal del diario norteamericano San Antonio Express News en M¨¦xico, Philip True, alucinaban en Sierra Madre el d¨ªa de autos despu¨¦s de haber masticado peyote, la fruta pulposa de un cactus que enajena y embravece. "El demonio se apoder¨® de m¨ª", habr¨ªa confesado uno de los homicidas, Juan Chivarra, de 28 a?os, secundado por Miguel Angel de la Cruz, de 24 a?os. Semanas atr¨¢s, True propuso escribir sobre esa remota comunidad ind¨ªgena del noroeste."Cualquier d¨ªa est¨¢ [all¨ª] marcado por el sonido de los juegos y risas infantiles". En el gui¨®n del reportaje enviado a su redactor jefe anticipaba un recibimiento hospitalario: "Esa alegr¨ªa les permite dar la bienvenida a los extranjeros".
La realidad fue bien distinta. Los investigadores aseguran que Philip True, de 50 a?os, los dos ¨²ltimos como corresponsal en M¨¦xico, fue estrangulado con su propio pa?uelo de cuello porque fotografi¨® a los dos huicholes sin su consentimiento, conden¨¢ndoles as¨ª a perder su alma, que ser¨ªa entregada al mal. Los dos sospechosos, dijo un polic¨ªa, creen que ser¨¢n devueltos a su comunidad para ser castigados con la flagelaci¨®n o su encierro en una gruta durante seis mes o un a?o.
El cuerpo del periodista fue encontrado en un barranco de cien metros de profundidad a mediados de este mes, y el estudio de las heridas determin¨® que no se trat¨® de un accidente. "Un trapo aprisionando fuertemente el cuello no sobreviene en una ca¨ªda", dijo el coronel de Jalisco Mario Rivas.
El informador fue monta?ero desde los 15 a?os, de constituci¨®n atl¨¦tica, siempre en forma y dispuesto a aventurarse, combin¨® el turismo con el ejercicio de la profesi¨®n, y demostr¨® curiosidad por el mundo del peyote y las culturas precolombinas. Sali¨® de Ciudad de M¨¦xico el 29 de noviembre con una mochila, un saco de dormir, unos prism¨¢ticos, una c¨¢mara fotogr¨¢fica y algo de dinero para adentrarse en una tierra escasamente afectada por el mestizaje.
"Las comunicaciones a distancia entre ellos todav¨ªa se hacen con se?ales de humo", escribi¨® en el gui¨®n del reportaje. Anunci¨® que regresar¨ªa diez d¨ªas despu¨¦s. No lo hizo y su esposa alert¨® al diario y a las autoridades. Ej¨¦rcito, polic¨ªa, cuadrillas de gu¨ªas huicocholes y hasta el helic¨®ptero del gobernador participaron en la b¨²squeda por r¨ªos, planicies y serran¨ªas. "?Lo encontramos!", anunci¨® el 15 de diciembre el jefe de la polic¨ªa de Jalisco. "?Seguro?", insistieron familiares y amigos. "S¨ª, es Philip True, lo encontr¨® el Ej¨¦rcito. Est¨¢ bien. S¨®lo tiene hambre". Dos horas m¨¢s tarde, Martha True recib¨ªa un desmentido. La persona hallada no era Philip True sino Philip Truempler, un antrop¨®logo suizo de 25 a?os que dorm¨ªa la siesta cuando fue despertado por las patrullas. "Me sobresalt¨¦. Pens¨¦ que algo grave hab¨ªa ocurrido con mi pa¨ªs o con mi familia. Me dijeron que llamara a mi mujer pero les dije que no estaba casado".
De acuerdo con las conclusiones provisionales del Departamento de Homicidios de la capital del Estado de Guadalajara, True fue estrangulado durante los primeros d¨ªas de este mes mientras transitaba por varias aldeas del flanco occidental de Sierra Madre. Tomaba fotos de sus viviendas y habitantes, y se encontr¨® en un camino con Chivarra y Hern¨¢ndez, a quienes supuestamente habr¨ªa fotografiado sin su permiso contraviniendo los usos y costumbres de una comunidad que rechaza ser sorprendida por las c¨¢maras ya que en ello les va la salvaci¨®n eterna. "Fue imprudente. Lo habitual es que los periodistas que viajan por el interior del pa¨ªs nos comuniquen su itinerario para poder ayudarles en caso de necesidad", dijo a este diario una fuente oficial.
Sin embargo, en varios rollos revelados por las autoridades no aparecen los sospechosos. "Tengo la autopsia y la confesi¨®n de los dos. Para m¨ª es suficiente", declar¨® Horacio Vega, jefe del equipo investigador. Los dos presuntos asesinos habr¨ªan defendido el territorio sagrado de los huicholes de la profanaci¨®n de un intruso.
Ni los 300 d¨®lares, en pesos mexicanos, ni los prism¨¢ticos que llevaba han aparecido, pero esa circunstancia parece ser secundaria a juzgar por la orientaci¨®n de las pesquisas . "No fue robo. Pensaron que invad¨ªa sus dominios. No les gust¨® que el se?or True tomara fotos de la zona y de sus gentes", concluyeron los investigadores.
La primera autopsia indic¨® que Philip True sufri¨® desgarros en los m¨²sculos del ano, lo que llev¨® a pensar que hab¨ªa existido una violaci¨®n, y se est¨¢ a la espera de una segunda necropsia, en la que particip¨® como observador un perito del FBI.
Otras conclusiones apuntan a lesiones producidas por el arrastramiento del cuerpo por zonas accidentadas. Los dos huicholes arrastraron su cuerpo m¨¢s de tres kil¨®metros para sepultarlo en el barranco de Chapalagana.
El caso no est¨¢ cerrado. Robert Rivard, director de peri¨®dico en el que trabajaba True, subraya que "cualquier especulaci¨®n sobre su muerte deber¨¢ incluir desde el robo hasta la posibilidad de una acci¨®n de alguien contrario a la presencia de un periodista extranjero".
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